domingo, 5 de agosto de 2007

Pablo Peusner. "Teoría lacaniana del juego", La Plata, 26/10/2002


Nuestro recorrido partió de afirmar la pertinencia y la existencia del concepto de inconsciente respecto de los sujetos que llamamos “niños”.
Luego hicimos un segundo movimiento que consistió en no tomar este inconsciente como cualquier inconsciente: intentamos definirlo mediante dos articularciones. Una fue considerarlo «estructurado como un lenguaje» - y por estar estructurado como un lenguaje, renunciamos a situarlo adentro de persona alguna. Por tener la estructura del lenguaje, circula entre las personas -igual que el lenguaje- y entonces para que advenga como hecho clínico, hacen falta al menos dos personas -con una persona sola no hay inconsciente. Nadie puede decir yo y mi inconciente, en todo caso habría que decir: yo, tu, y un inconciente.
La segunda característica fue proponerlo como una superficie bidimensional, es decir, con una estructura plana, ultraplana, sin profundidad. A esa superficie no sólo la planteamos como superficie abierta sino también como limitando superficie, dándole la forma de la banda de Moëbius. Dijimos que el inconsciente es bidimensional y se presenta en el espacio como si fuera una banda de Moëbius, es decir, abierta –esto quiere decir que circula entre las personas–, y limitando una superficie –lo que nos da condición particular.

A nivel técnico, o sea, para poder trabajar la técnica del psicoanálisis con niños, es necesario, extender esta estructura del inconsciente, es decir, el inconsciente estructurado como un lenguaje, al juego, al dibujo y a sus derivados; lo que equivale a decir que estas conductas también responden a la estructura del lenguaje.
Con lo cual, por ejemplo, ustedes perderían toda posibilidad de hacer del juego una lectura per sé, por ejemplo, no podrían, porque un niño hace que su Barbie pelee con Ken, decir: he ahí la agresividad de los padres del niño. No, porque necesitan tener dos términos. Si hay que leerlo como significante, la pelea de Barbie y Ken daría un significante, hace falta el otro para establecerlo como tal -porque un significante es lo que los otros no son. Entonces, solamente con la pelea de Barbie y Ken no alcanza, hace falta ver en relación a qué se pondría ese significante, en relación a cuál otro significante. Lo mismo pasaría, con el dibujo.
La formación que nos dieron en la facultad, por ejemplo, en las técnicas proyectivas, en donde si el niño, cuándo dibuja la casa, la chimenea es el símbolo fálico y si sale humo es porque algo se cocina adentro, éso es anti–lacaniano porque es una lectura por el signo.
Nosotros, los lacanianos, no hacemos lectura de ese estilo; como no lo hacemos en un sueño en el que, si alguien sueña con una rata, no le podemos decir nada de éso sin vincularlo con otra cosa, haría falta la otra escena para que ese significante adquiera su valor. Ustedes saben que el valor del significante en la obra de Saussure es opositivo y diferencial, es decir, que para poder situarlo hace falta otro, no es nunca per sé.
Bueno, yo les decía entonces, que extendemos esta hipótesis del inconsciente estructurado como un lenguaje, al juego, al dibujo y a sus derivados. Ahora, en el juego, específicamente... ¿qué carácter tiene? Yo les voy a proponer dar una definición ostensiva para responder a esta pregunta. Una definición ostensiva, según Bertrand Russel, es la definición de algo por medio de mostrarlo; por ejemplo, si ustedes me preguntaran ¿qué es un encendedor? yo podría decirles: es un dispositivo mecánico que sirve para encender una pequeña llama, etcétera, o podría decirles: “esto” [muestra un encendedor]. Entonces, la primera definición de “juego” que les voy a dar es una definición ostensiva, ¿qué es “juego” en la obra de Jacques Lacan? “Juego” es ésto que les voy a leer.
Les voy a citar un parrafito muy breve de Lacan, de la página 257, del Seminario 4, la clase se llama: “Para qué sirve el mito”:

“Cuando se trata de Hans (...), se tiene la neta impresión de una producción de juego.”[1]

En el escrito de Freud sobre Hans, que yo recuerde, no hay una ninguna escena en donde el niño juegue a nada -salvo esas escenas que el padre refiere que ocurrían en Gmunden. En el trato de Juanito con su papá, Juanito no juega, más bien, están conversando y el desarrollo es el desarrollo de la fobia. Sin embargo, Lacan dice que, cuando se trata de Hans, se tiene la neta impresión de una producción de juego; es rara la idea, porque Lacan lee juego ahí, juego en las múltiples modificaciones que van produciéndose a lo largo de toda la observación.
Bueno, ahora, en ese juego, Lacan detecta ciertas cosas, por ejemplo, una cierta configuración, que está dada por una necesidad estructural que lo preside. Hay una configuración pero que está ordenada a partir de una necesidad estructural que está primero, es decir, primero hay una necesidad estructural de que algo se organice y luego algo se organiza según esa necesidad. Con lo cual, esto sugiere la idea de una estructura.
La segunda idea que Lacan propone luego de la lectura de la observación de Hans respecto del juego es que ese juego progresa y que progresa por transformaciones. “Que progresa” quiere decir que tiene una dirección, que se mueve hacia algún lugar y que se transforma, o sea, que no siempre aparece como lo mismo o, en todo caso, si aparece, aparece como lo mismo pero que no es lo mismo. Ustedes ya saben cómo es la observación, es siempre un caballo, pero es un caballo que se cae, es un caballo mudancero, de diligencia... Es un caballo que va cambiando de valor todo el tiempo.
Curiosamente, en ese párrafo de la pagina 257, usa por primera vez en el seminario la expresión:
“Los pequeños mitos de Hans.”

Es decir que Lacan se refiere a cada una de las construcciones que Juanito va haciendo a nivel del caballo como si fueran pequeños mitos. En esa parte solamente lo dice, no lo desarrolla, después vamos a ver que, efectivamente, él trata con valor de mito a cada una de esas organizaciones.
En general, lo que yo deduzco de este desarrollo es que la propuesta de Lacan es que la estructura del significante, preside al juego y lo ordena: el juego está ordenado por una estructura y esa estructura, sin duda, es la estructura del significante –no existe otra.
Al seguir leyendo el seminario, en la pagina 282, me encontré con la confirmación de esa impresión que tenía porque Lacan dice lo siguiente:

"Yo vuelvo siempre a decir que el uso del significante no es concebible, sino, si ustedes parten de que el juego fundamental del significante es la permutación” [2]

Fíjense, tenemos tres elementos en esa idea: el juego fundamental del significante es la permutación. Adviertan que, en nuestra lengua, la idea de “juego de palabras” es de uso frecuente, de hecho, hay todo un humor sostenido en el juego de palabras. Pero no sé si ustedes habían reparado en el uso que Lacan hace del término «permutación» -porque lo que Lacan dice es que el juego fundamental del significante es la permutación.
Yo trabajé en el librito que publiqué en el ’99, “El sufrimiento de los niños”, en la pagina 63, la idea de permutación matemática, que es la idea sobre la cual Lacan se apoya. La definición más sencilla que encontré de permutación en libros de matemáticas dice: “la permutación supone el cambio en el orden de alguna cosa”, es decir, cambiar cualquier cosa de orden es hacer una permutación. En matemática, prescindiendo del resultado que produzca el cambio de orden, es decir, que para un matemático, en relación a la permutación, sería lo mismo: 6 + 4 que 4 + 6; pero no confundan con la propiedad conmutativa que tienen algunas operaciones, no es lo mismo. La propiedad conmutativa sí considera el sentido, es decir, considera el resultado. Pero la permutación no, es solamente cambiarle el orden a las cosas. Supongan que ustedes fueran en este momento, acá, veinte personas, yo podría proponerles todas las posibilidades de que veinte personas se sentaran en veinte lugares y cada movimiento que hiciéramos, cada cambio de lugares, sería una permutación. ¿Cuántas posibilidades de permutar tendríamos? Éso se puede resolver mediante un cálculo matemático; tratándose de veinte personas y veinte lugares la cuenta seria fácil: uno por dos, por tres, por cuatro... hasta 20. El número que nos daría es un número enorme pero no infinito, sería lo que se llama el «factorial» de esa operación matemática. Ese factorial a nosotros nos daría el resultado total de todas las permutaciones posibles de un número limitado de elementos.
Es por ello que en libro escribí que...

“Para nosotros, analistas, la consecuencia de que la permutación se produzca a nivel de la estructura es que cambie la escena”.[3]

Esta idea que, por ahora, no está trabajada por nosotros, es la idea que va a orientar el trabajo que se puede hacer en un caso clínico respecto al juego de un niño. Es decir que cada permutación a nivel de la estructura, cada cambio de lugar de los términos de la estructura, va a producir una escena de juego diferente. Uno podría decir que cada una de las escenas de juego de Juanito con su papá, es decir, cada vez que Juanito le da un valor nuevo al caballo, cambió la escena del juego y eso debe querer decir que a nivel de la estructura se produjo alguna permutación;
Lacan agrega a esta idea de la permutación como juego fundamental del significante otra idea que, a mi gusto, es la que no debemos perder de vista, la más importante. Es que la estructura del juego, en tanto estructura significante y permutativa, debe ser circular, se tiene que cerrar un círculo. Lacan propone que ese círculo debe cerrarse, el círculo de las permutaciones. Es decir, que si ustedes empiezan a cambiar cosas de lugar, por ejemplo veinte asientos y vente personas, la idea de Lacan es que hay que tratar de llevar esos cambios a que produzcan su propio factorial, es decir, que se hagan todos los cambios posibles y eso daría el cierre de un círculo. Porque empezando en una posición, en esta en la que están ahora, después de dar todas las vueltas posibles ¿cuál vendría? otra vez la primera.
Si uno arma todas las combinaciones posibles de un grupo de elementos termina llegando nuevamente a aquella por la cual empezó. Yo les propongo que esa es la noción de «cierre» que Lacan maneja a nivel del juego del niño, que es la misma noción de cierre que trabajamos el mes pasado, muy fuertemente, en relación al Toro. El valor que tenía la superficie topológica del Toro era que nos ofertaba la idea del cierre, de que la cosa cierre, que es contraria al psicoanálisis lacaniano de hoy –hoy, ningún psicoanalista lacaniano quiere que cierre nada, todo debe quedar abierto–, pero la idea de Lacan es totalmente al revés, es que las cosas deben cerrar. Es decir que la propuesta aquí es que, dado un sistema significante, hay que moverlo de todas las maneras posibles hasta que ese sistema se cierre, porque se produjeron todas las combinaciones posibles.

Supongan que ustedes leyeron el Seminario de Lacan que les estoy comentando hasta acá. Si siguieran leyendo, se encontrarían con un problema. Si ustedes leen las clases que yo les recomendé para hoy, el problema es que Lacan comienza a utilizar, como si fueran la misma cosa, la idea de juego, la idea de teorías sexuales infantiles y la idea de mitos. No sé si alguien intentó leer pero se produce esa mezcla, es una melange bastante rara pero aparece en el seminario así. A mí me gustaría que lo trabajáramos, esto es introducido por Lacan en la página 253 del seminario en español, es la pagina 251 en la versión francesa.
La primera idea que Lacan va a proponer en la introducción de esta equivalencia es que las teorías sexuales infantiles deben ser separadas de la idea de intelectualización, es decir, que no tiene nada que ver la intelectualización con las teorías sexuales infantiles. Ese es el problema típico que se presenta cuando algunos profesores universitarios intentan articular Piaget y Freud para explicar estas cuestiones. Por ejemplo, Juanito produce muy primitivas clasificaciones a pesar de tener tres años y medio, clasifica aquello que tiene hace pipí y aquello que no lo tiene, sin embargo, según Piaget, esa operación de clasificación no se podría producir sino hasta el «operatorio concreto» que empieza a los siete, y Juanito tiene tres años y medio; con lo cual, ustedes ven que hay un problemón ahí.
Bueno, lo que Lacan esta planteando –Lacan había leído a Piaget, conocía muy bien su obra, hay comentarios críticos muy fuertes de Lacan a Piaget a lo largo de los seminarios–, es que no se trata de leer las teorías sexuales infantiles como un proceso de intelectualización sino que tiene que ver con otra cosa, dice así:

“Esta actividad concierne al conjunto del cuerpo”.[4]

¿Ven que ya no tiene que ver con la intelectualización sino que más bien tiene que ver con el cuerpo? No dice cómo, pero afirma que...

“Ella envuelve toda la actividad del sujeto y motiva lo que se puede llamar: sus temas afectivos. Lo que quiere decir que ella dirige los afectos o afecciones del sujeto según líneas de imágenes maestras”.[5]

Fíjense que hay un fuerte contenido afectivo en las teorías sexuales infantiles y ustedes ya conocen que lo afectivo es exactamente lo contrario de lo intelectual, en el psicoanálisis, en la psicología y en la disciplina que ustedes quieran, hay una fuerte diferenciación entre ambos niveles. Lacan prefiere dejar todo lo que tenga que ver con las teorías sexuales infantiles del lado del afecto y no del lado del pensamiento o de la intelectualización .
Hay una idea más que es sorprendente, a mí me sorprendió esta vez cuando lo leí –y lo leí cientos de veces y cada vez que lo leo encuentro cosas nuevas–.

“Clasificamos este conjunto de acciones o de actividades bajo el termino de actividades de culto.”[6]

¿Qué quiere decir? Hay una diferencia porque dice:

“... no actividades de ceremoniales sino de culto.”

Una actividad de culto es, por ejemplo, una misa; está fuertemente reglamentada, hay pasos que seguir, incluso están las instrucciones para llevar adelante una misa, hay libros que se llaman misales... Bueno, Lacan dice que la teorización sexual infantil, es algo parecido a eso, algo parecido a una misa, por ejemplo, algo que hay que llevar adelante según precisas instrucciones que están dadas desde antes y fuera del sujeto, fuera de la persona que desarrolle la actividad, ningún cura podría decir que él da la misa como él quiere; hay otro que produjo las instrucciones para llevar adelante la misa. Entonces, ahí Lacan produce un salto en la lógica, en la pagina siguiente, porque dice:

“Para centrar el valor exacto de lo que llamamos las teorías infantiles de la sexualidad y de todo orden de actividades que son en el niño estructuradas alrededor de aquellas, debemos referirnos a la noción de mito”.[7]

Ahí pega un salto. Él viene diciendo y ubicando las teorías sexuales infantiles, que para centrar su valor exacto, es decir, que el valor exacto de las teorías sexuales infantiles está dado por la noción de mito. A mí esto me genera una reflexión y es la siguiente: ¿vieron que en Lacan todos los conceptos siempre aparecen articulados con otro concepto? Para hablar de las teorías sexuales infantiles, va a hablar del mito. En el Seminario 9, que es el seminario que yo trabajé mucho en las ultimas dos reuniones, para hablar del sujeto habla del Otro, ésta es la lógica del significante. ¿Qué quiere decir la teoría sexual infantil? Bueno, preguntale al mito. Ustedes dirán que está desplazando el problema; depende de cómo lo miren. Por un lado, uno podría pensar que es un desplazamiento del problema y, por otro lado, que es llevar la lógica del significante a su máxima expresión, es trabajar plenamente sumergido en la lógica significante, es decir, un significante es lo que otro no es o, en todo caso, un significante se aclara por su valor opositivo y diferencial con otro.
Entonces, para centrar el valor exacto de las teorías sexuales infantiles, Lacan recurre a la noción de mito, lo que nos obliga a tener que estudiar qué es un mito, al menos para poder entender qué son las teorías sexuales infantiles. No sé si es muy eficiente esta idea pero que uno aprende mucho, aprende mucho, no hay duda.
¿Qué es un mito? lo caracteriza a continuación. Yo señalé doce elementos, no les voy a leer todo lo que Lacan dice sino que los voy a formular así: primera cuestión, un mito es «un relato que tiene estructura significante».
Segundo, es «atemporal», no hay noción de tiempo incluida, nadie podría preguntar cuándo ocurrió o cuándo fue que Edipo mató a la esfinge, en qué año, nadie sabe eso, no tiene fecha. Nosotros porque estamos acostumbrados a ubicarlo en la época clásica de Grecia pero porque la tragedia de Sófocles es de esa época. Ese mito existía, Sófocles tomó el mito de la tradición oral y le dio escenario teatral, pero eso existió hace mucho, es decir, es atemporal.
Tercero, el mito «define lugares», y esto es interesante porque ustedes saben que los mitos, todos los mitos, tienen muchas versiones. Si ustedes toman el diccionario de mitología, por ejemplo, el de Pierre Grimal que a mi gusto es el mas práctico, uno de los más lindos, y buscan Edipo, se van a encontrar con varias versiones de la historia de Edipo, por ejemplo, alguna dice que mató al padre en un cruce de caminos porque se pelearon para ver quién pasaba primero, otras dicen que se pelearon porque Layo, su padre, le tomó el pelo debido a su tobillo hinchado –saben que Edipo quiere decir el del tobillo hinchado–, bueno, hay toda una historia, es una historia que también es variable porque le tuvieron que perforar el tobillo... Todas esas cosas que se van modificando en todas las versiones, se modifican; por ejemplo, por qué se pelearon Layo y Edipo en el cruce ese, pero lo que nadie discute es que se pelearon. Hay lugares que se definen, el lugar en donde dos personas se pelean, en un cruce de caminos, el lugar en donde una persona vence en un torneo a un monstruo mitológico como era la esfinge, esas cosas no se pierden, esos lugares quedan definidos a lo largo de todas las versiones del mito, todas las versiones mantienen esos lugares constantes.
Bien, y éste es el cuarto elemento, «la constancia», los lugares definidos por el mito son constantes, son siempre los mismos, cambian las cosas que van a parar ahí –en francés está la diferencia entre lugar físico y lugar abstracto, no son lugares físicos, son lugares abstractos, sería lieu y no place–, sería una idea de lugar simbólico, un lugar armado por coordenadas, es como si yo te dijera: fila 10, asiento 8, y vos me dijeras: Sí, pero ¿de qué teatro? y con eso no te digo nada, sin embargo, estoy marcando un lugar preciso.
El quinto elemento es que ese relato tiene un «carácter de ficción», ¿quién se iba a creer que había un monstruo mitológico como la esfinge que te hacía una pregunta y si no la sabías te comía? Bien, el punto seis es la idea; ahí Lacan produce otra vez el salto, el salto es éste: si el mito define lugares y esos lugares son definidos por cierta constancia, por lo tanto, el mito «tiene una estructura», está estructurado, es decir, Lacan ahí dice y deduce que los mitos tienen una estructura y que ésta, sin duda, se podría escribir. Esto sería muy impactante sino fuera porque es un descubrimiento de Lévi–Strauss en un capítulo que yo creo que todo psicoanalista debería de leer, que se llama “La estructura de los mitos”, que es un capítulo del libro “Antropología estructural”, un libro muy conocido de Lévi–Strauss.
Hay una cosa interesante que Lacan agrega y es que el mito tiene una estructura que aporta una noción de verdad, dice él. Ahora bien, esa verdad, tal como cualquier analista sabe, tiene estructura de ficción y, si ustedes se acuerdan, lo primero que dijimos es que era un relato y que era ficcional, que nadie se podía creer éso.
Otra cosa que propone Lacan, es que el mito tiene «carácter inagotable», es decir que sería difícil respecto de los mitos relevar todas las versiones que ese mito tiene; es un problema porque las versiones que se recogen son las más conocidas pero, evidentemente, ningún diccionario de mitología podría agotar todas las versiones que un mito tiene.
El punto diez, ¿cuáles son los temas que habitualmente trabaja el mito? Esto se los voy a leer porque Lacan lo dice muy cortito y está muy bien,

“... se trata de temas ligados, por una parte, a la existencia del sujeto mismo y a los horizontes que su experiencia le aporta y, por otra parte, al hecho de que el sujeto es de un sexo y de un sexo natural.
He aquí lo que nuestra experiencia nos muestra de la actividad mítica empleada en el niño, ella se demuestra también completamente de acuerdo sin recubrirlos completamente con aquello que se inscribe bajo el término propio del mito a la exploración etnográfica, son los mismos temas, en los mitos que hacen los niños, que los antropólogos han relevado en cualquier cultura, son estos: «La creación del hombre», «La génesis de las relaciones nutricias fundamentales», «La invención de grandes recursos humanos», «El fuego», «La agricultura», «La domesticación de los animales», son los temas centrales del mito.”[8]

Ahora, hay algo a tener en cuenta que es el punto once y es que los mitos «no son individuales», nadie se inventa un mito para sí mismo. Dice Lacan que, en la etnografía, los mitos tal como ellos se presentan en su ficción apuntan siempre más o menos al origen no individual del hombre, es decir, siempre los mitos son para todos. Les señalo ésto porque la maniobra de Lacan va a ser decir que hay «mito individual» pero primero deja constancia de que, en etnografía, en antropología, los mitos nunca son individuales, siempre tienen ese valor de que son para todos los que participen de esa cultura.
Finalmente la idea número doce es que: « la formalización aísla en los mitos elementos o unidades que se llaman mitemas». Supongan un mito, Edipo, supongan los mitemas de Edipo –por ejemplo, un hijo mata al padre, un sujeto mata y vence a un monstruo mitológico, un hombre se arranca los ojos ante el horror del incesto con su madre–, cada uno de esos elementos debe ser aislado por el corte. Uno tiene todo el texto y uno dice: he aquí una parte, he aquí otra parte; con lo cual miren cómo vuelve la idea del corte. Si yo no fuera tan obsesivo para trabajar estas cosas diría que es una casualidad; le dedicamos una reunión al corte, una reunión al cierre, y al mito Lacan lo propone como algo que se arma con el corte y que cierra, ya desencadenamos justamente esta idea. Entonces, el desarrollo mítico, el desarrollo de las teorías sexuales infantiles –ya lo uso como sinónimos, para Lacan son la misma cosa–, ese desarrollo mítico debe, luego de producir un circuito permutativo con todas las permutaciones posibles, cerrarse, volver al mismo punto, y... ¿cómo uno podría sancionar: he aquí una permutación si no fuera por el corte? Es decir, ésto se transformo en ésto otro; pero para eso hay que cortar, hay que producir un recorte de lo que apareció como texto.
Lacan le va a poner un nombre al modo en que se produce en la clínica con niños, todo el desarrollo del juego, de las teorías sexuales infantiles o de los mitos, lo va a llamar: «fomentación mítica». Qué interesante, porque Lacan lo que dice es que entre el analista y su pacientito se debe producir una vinculación donde advenga la fomentación mítica, es decir, hay que fomentar en ese vínculo la aparición de nuevos mitos, de muchos mitos.

“La constelación significante opera por lo que nosotros podemos llamar un sistema de transformaciones, es decir, un movimiento circular que cubre a cada instante el significado de una forma diferente y, al mismo tiempo, parece ejercer sobre él una acción profundamente transformadora.”[9]

El asunto es que hay algo que hay que significar en ese vínculo, hay algo que habría que darle un significado pero que se presenta a la relación del analista y su paciente niño como algo que no sabemos qué es, como algo que hay que nombrar, algo a lo que hay que ponerle un nombre, y Lacan dice que la fomentación mítica lo que hace es desarrollar alrededor de eso, entornando eso, toda una serie de transformaciones que parecen ejercer sobre ese significado, que no sabemos cuál es, una acción transformadora. Ustedes dirán ¿para qué sirve la fomentación mítica si al final volviste al mismo lugar? El asunto, dice Lacan, es que en ese recorrido se produce una transformación, ésta es la primera idea que da, se trata de una transformación sobre ese significado.
En 1953, cinco años antes de este seminario, Lacan había dado una conferencia que se llamó: “El mito individual del neurótico”, es decir, que había usado ya por primera vez, en lo referente al caso del hombre de las ratas, el sintagma «mito individual», y aquí lo retoma. En la página 330 da la fórmula del mito individual del neurótico, dice así:

“El mito individual reproduce a pequeña escala el carácter fundamental del desarrollo mítico...”[10]

En pequeña escala, por ejemplo, cualquier mito que tiene muchísimas versiones puede ser reproducido a nivel individual de la misma manera en todo lugar donde podamos suficientemente tomarlo.

“... consiste en hacer frente a una situación imposible por la articulación sucesiva de todas las formas de imposibilidad de la solución”.[11]

Eso es el mito individual del neurótico y Lacan lo que dice es que eso se resuelve luego de dar toda la vuelta al camino, mediante un cambio de signo. Cuando ustedes empiezan el recorrido, supongan que tienen un signo menos, si logran realizar todo el recorrido y volver al mismo punto, ese signo menos se transforma en un signo más. Ahora bien, esto solamente es efecto de la lectura del psicoanalista, si ustedes no saben que esto existe, no lo van a encontrar nunca, no es propiedad de los hechos. No es que el niñito que va a su primer sesión y le tiene miedo a los perros, en la última ya no les tiene miedo y se compra uno, no es eso, puede ocurrir que al final del recorrido el niño le sigue teniendo miedo a los perros, pero haya encontrado una solución de alguna otra forma.
Hoy vamos a ver un caso, en donde el problema se mantiene intacto, pero van a notar el cambio de posición, respecto del problema. Ustedes saben que hay problemas que no tienen solución, no se pueden solucionar, ahora, el asunto es cómo uno se coloque ante eso, por ejemplo, yo sé que nunca voy a poder jugar al voley –mido 1.68- ¿qué hago con eso? hay gente que se deprime. El asunto es qué hacemos con eso y no se crean que es siempre por defecto, a veces es por exceso. Yo tengo una paciente que tiene un problemón y es que es hermosa, es tan hermosa que no puede vivir, no la dejan en paz, no puede andar por ningún lado, el asunto es que supo tener una buena posición ante eso y uno se cura.

[Cambio de casete]

... como esa actriz horrible que trabaja en las películas de Almodóvar, Rosi De Palma, no me digan que no es preciosa de tan horrible que es, encontró una vuelta, qué hacer con eso. Muchas veces, los problemas que nos plantean no tienen solución en lo real, no tienen solución 3D, la solución no es cirugía plástica. Pero sí tienen solución 2D, en el sentido de que con una buena posición ante eso uno se cura.
Entonces, lo que Lacan va a proponer es que todo el recorrido concluye con el cambio de signo y esta idea que como ustedes ven venía masticando en el seminario –está por todos lados en el seminario–, la deja por escrito en “La instancia de la letra...”.
“La instancia de la letra...” es una conferencia que Lacan da al día siguiente de la clase 18 del Seminario 4; la clase 18 es del 8 de mayo y Lacan pronuncia en la Sorbona, “La instancia de la letra...” el 9 de mayo, al día siguiente, y hace una referencia a este problema. Muchos de ustedes trajeron el escrito así que lo leemos rápidamente y terminamos la parte teórica. Lacan dice:

“Es en efecto a las mismas necesidades del mito a las que responde esa imperiosa proliferación de creaciones simbólicas particulares, en la que se motivan hasta en sus detalles las compulsiones del neurótico, del mismo modo que lo que llaman las teorías sexuales del niño.
Así es como, para colocarlos en el punto preciso en que se desarrolla actualmente mi seminario de comentario de Freud, el pequeño Hans [Está hablando exactamente de eso, en ese momento], a los cinco años, (...) desarrolla, bajo la dirección de Freud y de su padre, discípulo de este, alrededor del cristal significante de su fobia, bajo una forma mítica, todas las permutaciones posibles de un número limitado de significantes.” [12]

Esta es una idea enorme. Primero, porque seguramente ustedes creían que la cantidad de significantes disponibles era infinita y no es así, los significantes están limitados, probablemente sean muchos, pero están limitados; idea poderosa porque si están limitados yo puedo establecer una ley, si no está limitado cómo puedo establecer una ley de algo, si no se cuántos elementos tengo, podría aparecer un elemento nuevo que me altere toda la teoría.

“Operación en la que se demuestra que incluso en el nivel individual [ahí produce el salto: el mito como forma antropológica a la cosa individual], la solución de lo imposible es aportada al hombre por el agotamiento de todas las formas posibles de imposibilidades encontradas al poner en una ecuación significante la solución.”[13]

Esta es la fórmula. Si ustedes quieren hacer psicoanálisis con niños tienen que poder entender esta idea: “la solución de lo imposible es aportada al hombre por el agotamiento de todas las formas posibles de imposibilidades encontradas al poner en una ecuación significante la solución”.
El problema es que la solución de lo imposible muchas veces ni siquiera viene planteada como el problema porque ya es todo un movimiento lograr que alguien entienda que esto es imposible y no que soy yo que no puedo.. Es como si yo dijera: ¿sabe qué pasa licenciada? Tengo un problema. Yo no puedo estar seis horas bajo el agua porque me muero, no puedo respirar abajo del agua. Entonces, ustedes qué me dirían: Pero, mire, ese problema no lo tiene usted, no es que usted no puede, es que eso es imposible para un sujeto humano. Bueno, los sujetos neuróticos todo el tiempo nos presentamos así, como que soy yo que no puedo cuando, en realidad, no es que no puedo, es que no se puede. Ya es un movimiento hacer advenir eso como imposible y después hay que encontrarle la solución, es decir, cuál es la mejor posición del sujeto respecto de ese imposible.
Hay otra idea teórica de Lacan que en el seminario no está, no sé por qué no está, la pone solamente en este escrito. Es una línea, es la línea sobre la cual yo apoyé todo el desarrollo del capítulo dos de mi libro, la línea dice esto:

“...la coextensividad del desarrollo del síntoma y de su resolución curativa...”[14]

«Coextensividad». ¿Saben qué es la coextensividad? Son dos cosas que se extienden paralelamente, a la vez. Co–extensión, se extienden juntas.
Lacan dice que se extienden juntos el desarrollo del síntoma, es decir, toda la fomentación mítica, todo el recorrido de teorías sexuales infantiles, todo ese círculo, eso se extiende junto con la curación. Es increíble y es poderosa la idea.
Si uno puede lograr que un niño desarrolle todo ese recorrido, si uno lo acompaña a hacer todo el recorrido, mientras se realiza el recorrido, se cura.

Pregunta: ¿Y si no se trata? Vos decís que esto es atemporal pero yo me imagino al chico a los cinco años creando su propia teoría sexual, si hay un problema de imposibilidad pero el chico no es tratado en tratamiento...

Pablo Peusner: Estamos hablando de niños en tratamiento, no estamos haciendo psicología del niño, estamos hablando de clínica psicoanalítica con niños. A un niño en tratamiento hay que meterlo en este asunto, un niño que no esté en tratamiento no sé.
Para que un niño esté en tratamiento, tiene que haber un problema, ese problema tiene que ser leído en el modelo que yo venía proponiendo, el del niño como «auctor fío» respecto de la posición parental, hay que verificar que el problema sea a nivel del niño, o sea que se pueda acceder la nivel del niño y no en el nivel de los padres y, si vos decidís tomar en análisis a ese niño, hay que acompañarlo en el recorrido. Pero es en análisis esto no es que estoy haciendo la psicología del niño. Si un niño hace ésto solo, no tengo ni idea. Esto no existe per se, tiene que haber alguien que lo sancione, tiene que haber alguien que diga mirá, acá hay un movimiento, acá hay otro movimiento, acá hay otro movimiento, acá se cerró. Tiene que haber alguien que lo lea porque si no esas cosas no existen, es como el inconciente, el inconciente no existe si no hay alguien que lo lea.
Lo que les voy a proponer es que antes de retomar las últimas pinceladas del desarrollo teórico de esta idea de Lacan, trabajemos un caso. [15].

[siguen los comentarios posteriores al caso clínico]

Intervención : No sé si es del todo correcto pero finalmente son las mismas categorías. Por ahí, el origen de este seminario era plantear si era o no analizable un sujeto en la infancia. Finalmente es mostrar cosas que pasan específicamente en la clínica con niños pero son las mismas cosas que pensamos en el caso de un adulto. El sujeto es el sujeto del inconciente, son las mismas nociones las que nos guían.

Pablo Peusner: Yo estoy de acuerdo, las nociones son las mismas, lo que pasa es que, en clínica de niños siempre el problema es con la técnica. Y es que se hace jugar a los niños y después nadie lee eso. Yo me encuentro con eso en las supervisiones.
Lo que yo encuentro es que ponen a los chicos a jugar pero no lo leen después, resuelven las cosas por lo que los papás dijeron, porque la maestra dijo que el niño estaba mejor, entonces, le dan el alta. Mi apuesta es que con una buena lectura teórica podés hacer una buena lectura de los procesos clínicos, por supuesto que usando las mismas nociones porque la teoría es la misma. Lacan nunca desarrolló, nunca, conceptos que valgan para la clínica de niños y no valgan para la clínica de adultos; la inversa es cierta. Lacan desarrolló conceptos que valen para la clínica de adultos y no valen para la clínica de niños, no son ninguno de los que hemos trabajado aquí. Efectivamente, inconciente, sujeto, Otro, sexualidad, es el mismo planteo, lo que pasa es que da la impresión de que es la misma cosa y no es la misma cosa porque hay que hacer alguna observación en relación a la técnica, a la técnica de lectura. Hay cuestiones técnicas pero el problema es que se las leen mal, en realidad, no se las leen, no se lee eso.

Intervención-: Quizás una de las cosas que cuestan enganchar es el discurso de los padres con esto que vos señalabas: el niño juega a tal cosa y lo primero que aparece es que si se están pegando dos muñecos, entonces, hay agresión, o sea, cuesta relacionarlo con otro significante en juego que pueda ser en sesiones sucesivas; uno tiende a hacer un observable de eso y a transformar en texto esa producción, después eso se articula con el discurso de los padre y parece cerradito.

P.P.: Muchas veces nosotros tenemos en tratamiento un niño y lo que nos cuentan de ese niño en otras escenas es otro niño. Uno atiende un niño que es una seda, es un caballero, y en el colegio es un pequeño delincuente, vago, no le interesa nada. Es lo particular del vínculo, ahora, el asunto es cómo vos logras que eso que al pibe le pasa afuera entre al vínculo con uno, con otros valores. Y cuando vos decís se cierra, yo no sé si eso forma un sistema, mi impresión es que no, porque es un sistema estático ese y el sistema que Lacan propone tiene que ser un sistema dinámico, se tiene que transformar, tiene que permutar en todas las formas posibles. Pero ¿quién puede que decir eso? yo, ustedes, no es propiedad de los hechos.
Las teorías sexuales infantiles, como estructura de todo caso –preguntaba María Silvia–, el análisis de adultos es igual, los adultos también producimos teorías sexuales infantiles. Yo tengo un paciente que dice: “Si uno hace las cosas con esfuerzo valen el doble”, es una teoría de él, en realidad, es una teoría del padre de él, una teoría sexual infantil. Las teorías sexuales infantiles no son patrimonio del análisis de niños, están todo el tiempo presentes en los adultos y uno con un adulto podría hacer el mismo cuadro de análisis que estamos haciendo, el cuadro permutativo. Si ustedes se fijan en la frase de “Instancia de la letra...”, Lacan dice que en esta coextensividad del desarrollo del síntoma y su resolución curativa, se muestra la naturaleza de la neurosis, fóbica, histérica u obsesiva, y no dice del niño, dice de la neurosis, con lo cual, cualquier neurosis se puede desarrollar de la misma forma. El tema es que con los adultos uno lo lee más fácil, con los niños hay que tomar nota de lo que dijo, lo que jugó, lo que dibujó, lo que pasó en el vínculo porque es un vínculo muy activo, y no perder de vista nada de todo eso. Si uno se queda solamente con lo que el niño dice, no se entiende, solamente con lo que el niño juega tampoco, hay que hacer registro de todo. Uno encuentra al sujeto desparramado en la cosa.

Intervención: (inaudible)

PP: Y... ningún mito se entiende por si mismo, la única manera de entender este mito, esta versión del mito [S1] es cotejándola con esta otra [Sq] y viendo cuáles son los lugares constantes que se van repitiendo, qué estructura adviene. Esto vale para los niños y para los adultos también, ese es el punto donde no hay diferencia, la diferencia es técnica y se siente al final del día, después de estar ocho horas atendiendo. Yo conozco un psicoanalista lacaniano que atiende niños y no tiene ni un juguete en el consultorio, él propone que con los niños hay que hablar, es el otro extremo. Conversar con un niño de cuatro años es divertidísimo pero es insuficiente, se está perdiendo todo un andamiaje que podría ser valioso para poder entender, trabajar, discutir, cuestiones en relación a ese niño.
El tema de los psicoanálisis de niños es que nosotros producimos un establecimiento de las cosas que requiere segunda vuelta, es decir, no se puede hacer segunda vuelta en el análisis de niños. Se acuerdan que, cuando estudiamos la banda de Moëbius yo les mostré un corte en la banda que suponía extraer lo real entre la articulación de lo simbólico y lo imaginario, pero ese corte tenía la particularidad de que para poder hacerlo había que darle dos vueltas a la banda. Bueno, con los niños se puede dar una vuelta, pero siempre falta la segunda ¿por qué? porque no hay disponibilidad sexual en relación al otro. El otro no aparece como el Otro sexual, hasta que eso no aparezca la segunda vuelta no se puede dar.

Intervención-: Esa sería una fundamental diferencia en el análisis.

P.P.: Por eso mismo yo decía hace un rato que todos los conceptos de la clínica de niños están presentes en la clínica de adultos pero no todos los de clínica de adultos están presentes en clínica de niños. Construcción del fantasma fundamental, atravesamiento del fantasma, complicado, creo que para acceder a eso se requiere la disponibilidad sexual para el acceder al Otro sexo. Es cierto que hay Otro en la masturbación infantil, es cierto que hay Otro en las fantasías, pero no está el componente de encuentro real con el Otro sexo y hasta que eso no advenga hay cuestiones que no se pueden plantear.
Nos vemos el mes que viene, gracias por venir.

Notas
[1] Lacan, Jacques. “Le Séminaire: Livre IV - La relation d’objet” Ed.Seuil, París. Traducción directa a cargo de Pablo Peusner. Los números de página que PP anuncia, corresponden a la versión española de la Editorial Paidós ( a los fines de que los asistentes al curso pudieran seguir la lectura).
[2] Idem. anterior
[3] Peusner, Pablo. “El sufrimiento de los niños”. JVE Ediciones.
[4] Lacan, Jacques. Seminario 4. Clase XV. Traducción a cargo de Pablo Peusner. Pag 253 en español
[5] Idem anterior.
[6] Idem anterior.
[7] Idem anterior. Pag.254
[8] Idem anterior.
[9] Idem anterior. Pag.304
[10] Idem anterior. Pag.330
[11] Idem anterior.
[12] Lacan, Jaques. “La instancia de la letra en el inconsciente o la razón desde Freud”. Escritos 1. Ed. Siglo XXI. Página 500.
[13] Idem anterior.
[14] Idem anterior.

[15] A continuación, en la clase sigue un caso clínico el cual, por expreso pedido del expositor, Pablo Peusner, no ha sido desgrabado, debido a razones de secreto profesional. Lamentablemente, tampoco forman parte de la desgrabación aquellas preguntas y comentarios que a él hicieron referencia durante la discusión posterior.