sábado, 12 de enero de 2008

Más sobre "El libro blanco del psicoanálisis"...


Miriam L. Chorne
Sobre el "Libro Blanco del psicoanálisis"

"Oponer otro rigor: la evaluación caso por caso"

No sin cierto sobresalto venimos advirtiendo que las condiciones de nuestras sociedades son tendencialmente cada vez menos democráticas y que la vigilancia se vuelve cada vez mayor. Con el argumento falaz de protegernos, de aumentar nuestra seguridad queda más y más en manos del poder el control de nuestras vidas. Por eso produjo una conmoción tan grande cuando de manera casi clandestina, sin debate público, la Asamblea francesa votó una enmienda de B. Accoyer el 14 de octubre de 2003 que confería al Ministro de Sanidad el poder de fijar por decreto las diferentes categorías de psicoterapia y las condiciones del ejercicio profesional. Se utilizó además un estilo de intimidación: se habló del peligro de las sectas, de la desprotección de los usuarios, enfin como subraya Jacques-Alain Miller en el artículo"De la utilidad social de la escucha", publicado sólo quince días después de la funesta votación, en el periódico Le Monde, la elaboración de la enmienda no mantuvo la necesaria mesura requerida por una materia que debe ser tratada con tacto y discernimiento, con todo el respeto que merece el dolor psíquico. Me parece necesario destacar de inmediato que fue la clarividencia de Jacques-Alain Miller la que supo llevar lo que podría haberse convertido en una reivindicación sectorial, casi gremial, contra la inclusión del psicoanálisis en este marco, en el análisis de un fenómeno de civilización.En efecto, en un informe al Ministro de Sanidad el Dr. Cléry-Mélin, le aconsejaba que el tipo de psicoterapia indicada para cada sujeto, como así también quién sería el terapeuta indicado quedase bajo la decisión de un "psiquiatra coordinador regional", verdadero comisario de la salud mental. Esta escandalosa propuesta quedó al desnudo al exponer Jean-Claude Milner en el Curso de Miller "La Orientación lacaniana"que la pretendida objetividad y cientificidad de la perspectiva evaluadora era en realidad una máquina de impostura. El psicoanálisis y su enseñanza mantienen desde su creación la exigencia de un rigor, de una continua evaluación en la discusión del caso por caso, pero con la enmienda se pretendía introducir una forma normativa y cuantificadora de medición que era contraria a lo más intrínseco de la experiencia.

Las buenas noticias del progreso
El título del texto de Jacques-Alain Miller, que tras el prefacio de Bassols abre el libro "Las buenas noticias del progreso" indica ya desde su título la ironía necesaria con la que el psicoanálisis lacaniano responde a la doble ideología de la novedad y a las promesas de felicidad de la cientificidad expandida por doquier.Miller cita a Sloterdijk respecto de que las buenas noticias del progreso son emblemáticas de la época. Somos informados periódicamente de que una vez más ha sido franqueada una nueva frontera. Muchas de estas buenas nuevas no son nuevas y otras no son buenas. Un ejemplo contumaz lo constituye la frecuente noticia de que se ha encontrado la causa de la esquizofrenia, noticia que desparece sin más de las páginas del diario, sin necesidad de que el periodista informante se sienta obligado a dar cuenta del destino de lo que parecía tan esperanzador.El saber domina lo que antes se le escapaba constituye el eje de esta idea de progreso, pero Miller indica que el plus de gozar no deja de vencer y se convierte en algo cada vez más inquietante. "Constatamos como se acumula en los bolsillos, cómo da lugar a descontentos específicos, a revueltas extrañas o a crímenes monstruosos". En una verdadera proeza obsesiva el aislamiento, la desconexión entre el caudal de buenas y malas noticias reina. Señala asimismo el autor "De la utilidad social de la escucha" en su artículo que los psicoterapeutas lejos de constituir una amenaza aseguran una función social eminente aunque no esté reglamentada. Voy a citarlo porque me gusta mucho su tono un poco apocalíptico que me recuerda al de Lacan cuando en el Seminario XI afirma que no se deben despertar las larvas dormidas del inconsciente sin una extrema precaución. Miller advierte en cambio que no se ha de pretender el excesivosometimiento del malestar, que no se ha de universalizar la subjetividad sin prudencia. Dice así: "Agujereen por decreto el cascarón de la escucha que envuelve la sociedad, el almohadón compasivo sobre el que se asienta, agujereen el tímpano de todas estas orejas, erradiquen el psicoanálisis, hagan la vida imposible a los psicoterapeutas, den libre paso al amo moderno que avanza con el estruendo de sus protocolos y de sus acreditaciones, acorazado en sus engaños y en sus banderas, y Uds verán, como por milagro, reaparecer las patologías desaparecidas, tales como las grandes epidemias histéricas; verán crecer y multiplicarse a las sectas y a las brujas, que se introducirán en las profundidades de la sociedad y escaparán tanto más a su censura."


La fabricación de un universo homogéneo
El imperativo de la evaluación se presenta y con frecuencia se recibe como evidente ¿De dónde proviene este imperativo? Proviene de la rentabilidad. La codificación existe ahora para reducir al mínimo el tiempo empleado, también en la psicoterapia. Es la entrada del cálculo económico que le dice a la clínica - homogeneizada - que todo es comparable en términos de su valor mercantil. Es la esencia del utilitarismo, determinante en la racionalidad contemporánea. Si en este panorama de pesadilla evocado pueden restar algunas esperanzas es porque por una parte "Esto no funciona". Los propios agentes de este cambio lo dicen de un modo atemperado: "Esto no funciona todavía". Y por la otra porque hay un callejón sin salida que es intrínseco a la operación misma de evaluación. No es posible subjetivar colectivos únicamente por medio del saber. Es el sueño burocrático. Pero además es un sueño que está carcomido en su efectividad por la paradoja de la evaluación que introduce el empobrecimiento y el caos inmediatos en lo que pretendía ordenar.

Y en España
Si hemos dicho que la evaluación constituye un fenómeno de civilización, si hemos hablado del triunfo momentáneo del utilitarismo que se ha convertido en determinante en la racionalidad contemporánea no podemos sino encontrarla extendida también en España. Sin embargo, creo que sería necesario distinguir los elementos de la situación que por las peculiaridades propias, el factor C lo llamábamos en otros tiempos, hacen la diferencia para poder comprenderla y saber cómo conducirnos. Ni el psicoanálisis está implantado y tiene el poder cultural ni social que conoce en Francia, ni la dimensión legalista posee la importancia que tiene para nuestros vecinos. Habrá algunos ecos de lo que allí ocurrió primero, entre otras razones porque la pertenencia a la comunidad europea generalizará las leyes más allá de las actuales fronteras. Sin embargo tiene gran interés considerar en qué medida es singular el modo de implantación de este fenómeno en España que particulariza, a su vez, las respuestas que habremos de dar. A título de ejemplo reciente podemos considerar la reciente disposición por la cual en la comunidad de Madrid, los médicos de cabecera o familia atenderán a partir de ahora los problemas mentales. ¿Se ocuparán de la llamada enfermedad mental para lo cual no están formados? ¿O más bien se harán cargo de lo que Milner llamaba el malvivir? Inmediatamente se han alzado algunas voces alarmadas ¿Qué pueden ofrecer estos médicos de familia atosigados por el ritmo frenético y la cantidad de pacientes a los que tienen que atender sino más medicamentos? Todo ello aumentará sin duda la cuenta de resultados de los laboratorios - ya enormemente alta - al mismo tiempo que la frustración y el sufrimiento de los "usuarios" que no encontrarán una escucha apropiada para el dolor del malvivir.Bajo la aparente democratización de los cuidados - más ciudadanos a los que alcanza, incluso preventivamente, la atención médica de su malestar podemos pensar que la administración - sea consciente o no de ello - ha encontrado en el malvivir un campo listo para invertir, en el sentido militar y financiero de la palabra.Es sin duda una estrategia de poder y como tal hemos de considerarla, para hacernos dignos salvaguardas del acto analítico. Tal como afirma G. Dessal en su texto de este libro, quizás perdure así esa intimidad en la que podrá sobrevivir "una de las últimas aspiraciones a la libertad de pensar y de gozar".

MIRIAM L. CHORNE