miércoles, 30 de septiembre de 2009

ALBERT CAMUS. El mito de Sísifo" (1942)



Los dioses habían condenado a Sísifo a rodar sin cesar una roca hasta la cima
de una montaña desde donde la piedra volvería a caer por su propio peso.
Habían pensado con algún fundamento que no hay castigo más terrible que el
trabajo inútil y sin esperanza.
Si se ha de creer a Homero, Sísifo era el más sabio y prudente de los mortales.
No obstante,según otra tradición, se inclinaba al oficio de bandido. No veo en
ello contradicción. Difieren las opiniones sobre los motivos que le convirtieron
en un trabajador inútil en los infiernos. Se le reprocha, ante todo, alguna
ligereza con los dioses. Reveló sus secretos. Egina, hija de Asopo, fue raptada
por Júpiter. Al padre le asombró esa desaparición y se quejó a Sísifo. Éste,
que conocía el rapto, se ofreció a informar sobre él a Asopo con la condición
de que diese agua a la ciudadela de Corinto. Prefirió la bendición del agua a
los rayos celestes. Por ello le castigaron enviándole al infierno. Homero nos cuenta
también que Sísifo había encadenado a la Muerte. Plutón no pudo soportar el espectáculo
de su imperio desierto y silencioso. Envió al dios de la guerra, quien liberó a la Muerte de manos de su vencedor.
Se dice también que Sísifo, cuando estaba
a punto de morir, quiso imprudentemente poner a prueba el amor de su
esposa. le ordenó que arrojara su cuerpo sin sepultura en medio de la plaza
pública. Sísifo se encontró en los infiernos y allí irritado por una obediencia tan
contraria al amor humano, obtuvo de Plutón el permiso para volver a la tierra
con objeto de castigar a su esposa. Pero cuando volvió a ver este mundo, a
gustar del agua y el sol, de las piedras cálidas y el mar, ya no quiso volver a la
sombra infernal.
Los llamamientos, las iras y las advertencias no sirvieron para nada. Vivió
muchos años más ante la curva del golfo, la mar brillante y las sonrisas de la
tierra. Fue necesario un decreto de los dioses. Mercurio bajó a la tierra a coger
al audaz por la fuerza, le apartó de sus goces y le llevó por la fuerza a los
infiernos, donde estaba ya preparada su roca. Se ha comprendido ya que
Sísifo es el héroe absurdo. Lo es en tanto por sus pasiones como por su
tormento. Su desprecio de los dioses, su odio a la muerte y su apasionamiento
por la vida le valieron ese suplicio indecible en el que todo el ser dedica a no
acabar nada. Es el precio que hay que pagar por las pasiones de esta tierra.
no se nos dice nada sobre Sísifo en los infiernos. los mitos están hechos para
que la imaginación los anime. Con respecto a éste, lo único que se ve es todo
el esfuerzo de un cuerpo tenso para levantar la enorme piedra, hacerla rodar y
ayudarla a subir una pendiente cien veces recorrida; se ve el rostro crispado, la
mejilla pegada a la piedra, la ayuda de un hombro que recibe la masa cubierta
de arcilla, de un pie que la calza, la tensión de los brazos, la seguridad
enteramente humana de dos manos llenas de tierra. Al final de ese largo
esfuerzo, medido por el espacio sin cielo y el tiempo sin profundidad, se
alcanza la meta. Sísifo ve entonces como la piedra desciende en algunos
instantes hacia ese mundo inferior desde el que habrá de volverla a subir hacia
las cimas, y baja de nuevo a la llanura. Sísifo me interesa durante ese regreso,
esa pausa. Un rostro que sufre tan cerca de las piedras es ya él mismo piedra.
Veo a ese hombre volver a bajar con paso lento pero igual hacia el tormento
cuyo fin no conocerá. Esta hora que es como una respiración y que vuelve tan
seguramente como su desdicha, es la hora de la conciencia. En cada uno de
los instantes en que abandona las cimas y se hunde poco a poco en las
guaridas de los dioses, es superior a su destino. Es más fuerte que su roca. Si
este mito es trágico lo es porque su protagonista tiene conciencia.
¿ En qué consistiría, en efecto, su castigo si a cada paso le sostuviera la
esperanza de conseguir su propósito?. El obrero actual trabaja durante todos
los días de su vida en las mismas tareas y ese destino no es menos absurdo.
Pero no es trágico sino en los raros momentos en se hace consciente. Sísifo,
proletario de los dioses, impotente y rebelde conoce toda la magnitud de su
condición miserable: en ella piensa durante su descenso. La clarividencia que
debía constituir su tormento consuma al mismo tiempo su victoria. No hay
destino que no venza con el desprecio.
Por lo tanto, si el descenso se hace algunos días con dolor, puede hacerse
también con alegría. Esta palabra no está de mas. Sigo imaginándome a Sísifo
volviendo hacia su roca, y el dolor estaba al comienzo. Cuando las imágenes
de la tierra se aferran demasiado fuertemente al recuerdo, cuando el
llamamiento de la dicha se hace demasiado apremiante, sucede que la tristeza
surge en el corazón del hombre: es la victoria de la roca, la roca misma. La
inmensa angustia es demasiado pesada para poderla sobrellevar. Son
nuestras noches de Getsemaní.
Pero las verdades aplastantes perecen al ser reconocidas. Así, Edipo obedece
primeramente al destino sin saberlo, pero su tragedia comienza en el momento
en que sabe.
Pero en el mismo instante, ciego y desesperado, reconoce que el único vínculo
que le une al mundo es la mano fresca de una muchacha. Entonces resuena
una frase desesperada: "A pesar de tantas pruebas, mi edad avanzada y la
grandeza de mi alma me hacen juzgar que todo está bien". El Edipo de
Sófocles, como el Kirilov de Dostoievsky, da así la fórmula de la victoria
absurda. La sabiduría antigua coincide con el heroismo moderno. No se
descubre lo absurdo sin sentirse tentado a escribir algún manual de la dicha. "
Eh, cómo!. ¿ Por caminos tan estrechos...?". Pero no hay más que un mundo.
La dicha y lo absurdo son dos hijos de la misma tierra. Son inseparables. Sería
un error decir que la dicha nace forzosamente del descubrimiento absurdo.
Sucede también que la sensación de lo absurdo nace de la dicha. " Juzgo que
todo está bien", dice Edipo, y esta palabra es sagrada. Resuena en el universo
y limitado del hombre. Enseña que todo no es ni ha sido agotado.
Expulsa de este mundo a un dios que había entrado en él con la insatisfacción
y afición a los dolores inútiles.
Hace del destino un asunto humano, que debe ser arreglado entre los
hombres. Toda la alegría silenciosa de Sísifo consiste en eso. Su destino le
pertenece. Su roca es su cosa. Del mismo modo el hombre absurdo, cuando
contempla su tormento, hace callar a todos los ídolos.
En el universo vuelto de pronto a su silencio se alzan las mil vocecitas
maravillosas de la tierra. Lamamientos inconscientes y secretos, invitaciones
de todos los rostros constituyen el reverso necesario y el premio de la victoria.
No hay sol sin sombra y es necesario conocer la noche. El hombre absurdo
dice que sí y su esfuerzo no terminará nunca. Si hay un destino personal, no
hay un destino superior, o, por lo menos no hay más que uno al que juzga fatal
y despreciable. Por lo demás, sabe que es dueño de sus días. En ese instante
sutil en que el hombre vuelve sobre su vida, como Sísifo vuelve hacia su roca,
en ese ligero giro, contempla esa serie de actos desvinculados que se
convierten en su destino, creado por el, unido bajo la mirada de su memoria y
pronto sellado por su muerte. Así, persuadido del origen enteramente humano
de todo lo que es humano, ciego que desea ver y que sabe que la noche no
tiene fin, está siempre en marcha. La roca sigue rodando. Dejo a Sísifo al pie
de la montaña. Se vuelve a encontrar siempre su carga. Pero Sísifo enseña la
fidelidad superior que niega a los dioses y levanta las rocas. El también juzga
que todo está bien. Este universo en adelante sin amo no le parece estéril ni
fútil. Cada uno de los granos de esta piedra, cada trozo mineral de esta
montaña llena de oscuridad forma por sí solo un mundo. El esfuerzo mismo
para llegar a las cimas basta para llenar un corazón de hombre.
Hay que imaginarse a Sísifo dichoso.

martes, 29 de septiembre de 2009

Martín Alomo. "Estructura del insulto" (Letra Viva, 2009)

Sería realmente insólito encontrar un libro, digo: un libro serio, profundo, que estuviese dedicado por entero a un extenso ensayo sobre dos expresiones vulgares de nuestra lengua empleadas a diestra y siniestra, expresiones que en el colmo de su sinsentido gozan de la propiedad bífida de expresar tanto una injuria como un elogio: “boludo”, “hijo de puta”. Pues bien, ese libro existe, Usted lo tiene bajo sus ojos y su autor es Martín Alomo.

Con la sencillez a la que predispone un tema tan popular, Martín extrae estas dos locuciones de su vulgaridad cotidiana para incrustarlas —bajo nuestra mirada incrédula al principio, pero más y más interesada a medida que avanzamos— en una reflexión singular que apunta a desentrañar la lógica estructural del insulto.

Pero no se confunda el lector por la aparente sencillez: el presente no es un libro de divulgación, y sin embargo es un libro para todos, donde las ideas se tratan de una manera tan amena y accesible que el lector apenas se da cuenta de la dificultad de los conceptos en juego. La argumentación teje un entramado entre diversas regiones del saber y de la cultura como la filosofía moderna, el psicoanálisis, la literatura, la filología, la lingüística y otras. Uno encuentra cada tanto referencias a Heidegger, al mismo tiempo que letras de canciones de Fito Páez, o a Lacan junto al grupo de rock Nirvana, o todo un desarrollo sobre el acto, modulado a partir de relatos como “El muro” de Sartre o “La Broma” de Milan Kundera. Todo esto hace del libro algo muy entretenido, incluso divertido mientras lo transitamos. Pero al final caemos en la cuenta que eso era lo de menos. ¡Lo importante es la estructura!, pero no congelada en una abstracción intelectual. Por el contrario, este libro es la prueba de que, efectivamente, como les previno Lacan a los incrédulos estudiantes de Mayo del 68, “las estructuras descienden a las calles”, y si se trata de las expresiones populares, también a las calles barrosas de la marginación.

Héctor López

lunes, 28 de septiembre de 2009

LIBROS ENCONTRADOS. "La trampa de la yegua. El Kamasutra y las imágenes eróticas de Bikaner", edición de Wendy Doniger (2004)

Este fin de semana, paseando por Mar del Plata, entré en la librería Fray Mocho. La librería es grande, tiene un barcito y sus libros, además de estar presentados en los escaparates, atestan unas mesas que obligan al visitante a levantarlos, a moverlos y a tomar contacto inevitablemente con ellos. Eso me gustó, y me perdí un buen rato por allí. De repente, en un estante a ras del suelo (aún no sé cómo me fijé allí) encontré un librito pequeño de Anagrama, de 11 por 18 cm. titulado "La trampa de la yegua". Desconocía su existencia, pero sí conocía a Wendy Doniger, una historiadora y conocedora de la cultura hindú. El libro comienza con una pequeña historia del Kamasutra. Confieso abiertamente mi ignorancia en ese libro, siempre lo consideré una pavada. Pero, como a veces ocurre, detrás de esa obra había una historia de dibujos originales perdidos y eso me interesó. Leí el ensayo histórico escrito magistralmente y me entusiasmé con una historia de suplencia: los grabados originales perdidos fueron vueltos a realizar en el siglo XII por un artista llamado Ruknuddin. Y como a través de Calasso me conecté con la India por primera vez, me decidí a prestarle atención a esos dibujos que, a todo color y en papel excelente, están incluidos en esta obrita. Lo demás, hay que leerlo y verlo.
El libro es del 2004 y juro que jamás lo había visto.
Pego la imagen de tapa y el texto de contratapa. Si lo buscan, tal vez puedan encontrarlo. Para mí fue mi hallazgo de un fin de semana de descanso.
PP.
Buena parte de los manuscritos del Kamasutra, el tratado sobre el arte erótico compuesto en India en torno al siglo III d. C., estaban miniados; desgraciadamente, ninguno de los ejemplares antiguos ha sobrevivido. Para resarcirnos de esa pérdida fueron ejecutadas las admirables miniaturas realizadas en Bikaner (India septentrional) a finales del siglo VII, probablemente gracias a la mano de un artista conocido con el nombre de Ruknuddin. Transcurren ante nuestros ojos parejas empeñadas en actos eróticos dulcemente violentos o en caprichosas variaciones de las posiciones fundamentales contenidas en el Kamasutra: «la arremetida del asno, el brinco del gato, el salto del tigre, el aplastamiento del elefante, el frotamiento del verraco y la monta del semental.» Las ilustraciones de este libro -una coedición de Adelphi, Anagrama y Gallimard?- vienen precedidas de un comentario de Wendy Doniger, eminente hinduista y estudiosa de historia de las religiones.

viernes, 25 de septiembre de 2009

Alex J. Bellamy. "Guerras justas. De Cicerón a Irak" (FCE, 2009)

¿En qué circunstancias es legítima una guerra? ¿De qué modo debe ser regulado el uso de la fuerza? ¿Cuáles son las guerras "justas" en las que está justificado luchar y matar? Desde el saqueo de Jerusalén por los cruzados cristianos en 1099 hasta la violencia genocida en los Balcanes y en el África subsahariana, muchos conflictos armados se han convertido en matanzas masivas.
Para responder a estas y otras cuestiones cruciales vinculadas con las guerras y la política mundial actuales, Alex J. Bellamy realiza un minucioso seguimiento de la tradición de la guerra justa y de las numerosas controversias que le dieron forma durante dos mil años para presentar un nuevo enfoque según el cual lo que se considera legítimo en cada caso depende del equilibro entre las principales subtradiciones que conforman dicha tradición. Así, inicia su análisis en los primeros pensadores que abordaron el tema en la antigua Grecia, el Imperio Romano y la Iglesia cristiana primitiva, incluyendo a Ambrosio y Agustín; examina el derecho canónico y el escolasticismo durante la Edad Media y también la tradición de caballería que estableció reglas de conducta respecto de la captura, el trato y el rescate de prisioneros. Finalmente, se ocupa de los enormes cambios que se generaron en la era industrial a partir de los avances tecnológicos en armamentos, comunicaciones y logística que exigieron la movilización de sociedades íntegras.
¿Es posible defender el principio de inmunidad de los no combatientes? ¿Se justifica el terrorismo en determinadas circunstancias? Las guerras contemporáneas plantean nuevos dilemas normativos que son explorados en relación con la tradición de la guerra justa, especialmente aquellos vinculados con el terrorismo, la autodefensa preventiva, los bombardeos aéreos y la intervención humanitaria.
Guerras justas constituye un análisis exhaustivo, riguroso e imprescindible para el debate actual acerca de la legitimidad de las guerras contemporáneas y los nuevos problemas éticos que plantean.

jueves, 24 de septiembre de 2009

ALAIN BADIOU. "Pequeño panteón portátil" (FCE, 2009)

Aquellos que tenían entre 20 y 30 años alrededor de 1965 encontraron por entonces una cantidad excepcional de maestros en el campo de la filosofía. Los más viejos, como Sartre, Lacan o Canguilhem, todavía estaban en plena actividad; los que eran un poco más jóvenes, como Althusser, seguían desplegando su obra; y toda una generación, los Deleuze, Foucault, Derrida, entraban en la arena.
Todos estos maestros hoy están muertos. La escena filosófica, generosamente poblada de impostores, está compuesta de otro modo, y sólo extrae su consistencia de aquellos jóvenes -y no tan jóvenes- que, formulándolas de nuevo, en su propia lengua, saben ser fieles a las preguntas que nos animaron hace cuarenta años.
Creo que es justo reunir los análisis y homenajes que a lo largo de los años, a medida que iban desapareciendo, dediqué a aquellos a quienes debo la significación, todavía tan inhumana como noble y combativa, de la palabra "filosofía". No siempre tuve con estos contemporáneos fundamentales relaciones simples o serenas: la filosofía, como dice Kant, es un campo de batalla. Sin embargo, al considerar hoy a los innumerables "filósofos" mediáticos, puedo decir que quiero a todos aquellos de quienes hablo en este libro. Sí, los quiero a todos.

Alain Badiou

martes, 22 de septiembre de 2009

PABLO PEUSNER. "Del discurso como grafo"

Desde hace dos años he venido trabajando con una nueva presentación espacial de los discursos de Jacques Lacan, la que surge a partir de su lectura como grafos.
El argumento completo de esa transformación y de las que considero sus ventajas, en este material que podés descargar gratuitamente haciendo click aquí.

lunes, 21 de septiembre de 2009

NOVEDAD Y REEDICIÓN. Edgar Alan Poe. "Cuentos completos" (traducción de Julio Cortázar). Edhasa, 2009

Edgar Allan Poe ocupa un lugar de honor en la historia de la literatura sobre todo debido a sus cuentos, en los que se revela como un avanzado a su tiempo, como un faro en el llamado “romanticismo oscuro”, como el padre de la novela detectivesca, un maestro de la narrativa de terror, un pionero de la ciencia ficción... y sin duda uno de los creadores cuya influencia ha sido más profunda y duradera. Presentados por primera vez en español (en la reputada traducción de Julio Cortázar) en orden cronológico, el conjunto de los Cuentos de Edgar Allan Poe (al que aquí se añaden las “estampas” creadas como acompañamiento a preciosos grabados, que también se incluyen) permite evaluar la calidad y la evolución de una de las narrativas más potentes que pueden leerse hoy.

Algo más acerca de E. Allan Poe y de este libro, puede leerse haciendo click aquí

sábado, 19 de septiembre de 2009

Edgardo Castro. "Giorgio Agamben. Una arqueología de la potencia" (UNSAM)

A partir de Homo sacer , el filósofo italiano Giorgio Agamben se ha situado en el centro de los debates filosóficos contemporáneos. Su itinerario va desde El hombre sin contenido (1970), una reflexión sobre la obra de arte en la época de la estética, hasta su reciente trabajo sobre el método, Signatura rerum (2008), Giorgio Agamben, Una arqueología de la potencia reconstruye este camino a través de los problemas centrales de su pensamiento: la poiesis y la melancolía, el tiempo y el lenguaje, la soberanía y la excepción, el gobierno y la oikonomía y las figuras de la potencia.

Es un excelente libro que ofrece un marco muy serio para ordenar las ideas de Agamben y que viene bien en estos días en que es inminente la aparición en español de "Signatura Rerum", el nuevo libro del filósofo italiano.
PP.

viernes, 18 de septiembre de 2009

ANDRÉ COMPTE-SPONVILLE. "Lucrecio. La miel y la absenta" (Paidós)

«Lucrecio, filósofo epicúreo, es también un grandioso poeta. La paradoja estriba en que parece tomar perpetuamente el epicureismo a contrapié, como si el poeta, en él, refutara al filósofo, a menos que suceda al revés. Eso es lo que he intentado expresar (especialmente al volver a traducir los más hermosos pasajes de su obra maestra) y comprender. De la filosofía de Epicuro, la más luminosa, la más apacible, la más serena y quizá la más hermosa de toda la Antigüedad, Lucrecio ha extraído el poema más sombrío, más áspero, más angustiado y más trágico. Desde luego, eso nos dice algo acerca del hombre que fue, pero también acerca del epicureismo, de la filosofía y de nosotros mismos. Si fuéramos sabios, no tendríamos necesidad de poetas. Pero ¿acaso tendríamos necesidad de filósofos?»

jueves, 17 de septiembre de 2009

1as. Jornadas sobre Infancias - EPFCL- Tucumán-Salta (16 y 17 de octubre, Tucumán)



El niño también tiene la palabra. Ella no es vacía.
Es tan plena de sentido como la palabra del adulto. Es igualmente tan plena de sentido que los adultos pasan su tiempo maravillándose de ella.
(Jacques Lacan / 1953)

ACTIVIDADES

Viernes 16 de Octubre

16:30 hs - AperturaAndrea Gimenez (EPFCL Tucumán-Salta)

17:15 hs. - Mesa Panel " La subjetividad en el proceso creador ".Rossana Nofal, Beatriz Lábatte y Gladys Mattalia (EPFCL-Tucumán-Salta)Exposición y debate.

19 hs. Break

19:30 hs. Conferencia - debate:
"Reflexiones acerca de la autoridad en la clínica psicoanalítica lacaniana con niños"
Pablo Peusner*** (EPFCL - Buenos Aires)Coordina: Marta Rocha (EPFCL-Tucumán-Salta)

Sábado 17 de Octubre

09 hs. - Entrevista - debate:"El psicoanalista lector interroga al autor". Entrevista a Pablo PeusnerCoordina: Marta Rocha - Emilia López Abramovich ( EPFCLTucumán-Salta)

11 hs. Break

11:30 hs. Interrogando a la Clínica.Presentación de un caso clínico de Marta Rocha.Intervención de Pablo Peusner.Coordina: Ana Diaz Patrón. (EPFCL Tucumán-Salta)

13 hs. Cierre y despedida: Marta Rocha.


Informes e Inscripción:Sede EPFCL Córdoba 23 - Altos Tel. (0381) 4308529 http:///S.M. de Tucumánhttp://www.epfcl-tucuman-salta.com.ar/



miércoles, 16 de septiembre de 2009

MICHEL FOUCAULT. "El gobierno de sí y de los otros" (FCE, Bs. As.)

El gobierno de sí y de los otros, el curso que Michel Foucault dicta en 1983 en el Collège de France, inaugura una investigación sobre la noción de parrhesía. Al hacerlo, Foucault prosigue su trabajo de relectura de la filosofía antigua. A través del estudio de esa noción (el decir veraz, el hablar franco), reexamina la ciudadanía griega y muestra que el coraje de verdad constituye el fundamento ético olvidado de la democracia ateniense. Describe también la manera en que, con la decadencia de las ciudades, el coraje de la verdad se transforma y deviene en una interpelación personal al alma del príncipe. Numerosos topoi de la filosofía antigua son objeto de un nuevo examen: la figura platónica del filósofo rey, la condena de la escritura, el rechazo socrático del compromiso.En este curso, Foucault construye una figura del filósofo en la cual se reconoce: al releer a los pensadores griegos, ratifica su propia inscripción en la modernidad filosófica, problematiza su función y define su modo de pensar y de ser."[La filosofía moderna] es una práctica que, en su relación con la política, hace la prueba de su realidad. Es una práctica que, en la crítica de la ilusión, del embuste, del engaño, de la adulación, encuentra su función de verdad. Y es por último una práctica que encuentra en la transformación del sujeto por sí mismo y del sujeto por el otro [su objeto de] ejercicio. La filosofía como exterioridad con respecto a una política que constituye su prueba de realidad, la filosofía como crítica con respecto a un dominio de ilusión que la pone frente al desafío de constituirse como discurso verdadero, la filosofía como ascesis, es decir como constitución del sujeto por sí mismo: me parece que esto constituye el ser moderno de la filosofía."

lunes, 14 de septiembre de 2009

Donal O'Shea. "La conjetura de Poincaré" (Tusquets, 2009)

matemático francés Henri Poincaré (1854–1912) no sólo realizó aportes decisivos en el campo de la topología –la ciencia que estudia las propiedades de las formas geométricas–, sino que, además, legó a la posteridad uno de los problemas matemáticos más fascinantes de todos los tiempos, pues su respuesta puede contribuir a explicar la forma del universo. Desde 1904, lo que se conoce como «conjetura de Poincaré» ha desafiado a varias generaciones de investigadores, que han tratado infructuosamente de resolverla o refutarla. Con grandes dotes divulgativas, Donal O’Shea describe la trayectoria del saber geométrico desde los comienzos en Babilonia y Grecia hasta el presente, cuenta las vicisitudes de personalidades geniales como Euclides, Gauss o Riemann, y, sobre todo, relata el apasionante colofón de este enigma matemático: en efecto, en 2000, el Clay Mathematics Institute declaró la conjetura como uno de los siete problemas fundamentales irresueltos del milenio, y ofreció un millón de dólares de premio a quien lo solucionase. En 2003, el matemático ruso Grigory Perelmann –poco amante de la fama y que en 2006 se permitió rechazar la Medalla Fields, el Nobel de las matemáticas– asombró a la comunidad científica colgando en Internet una serie de artículos que parecían solucionar, finalmente, la conjetura. Un libro sorprendente sobre una auténtica odisea intelectual.

sábado, 12 de septiembre de 2009

ALAIN BADIOU. "El concepto de modelo" (La bestia equilátera, 2009)

Publicado originalmente en 1969 e inhallable desde hace varios años, El concepto de modelo es la reelaboración de dos conferencias preparadas por Alain Badíou en el marco del Curso de Filosofía para Científicos organizado por Louis Althusser en 1968, en coincidencia con eí estallido del Mayo Francés. Badiou propone una noción de modelo que se distinsue tanto de la concepción del positivismo lógico como de la del empirismo u,, paralelamente, introduce una nueva relación entre ciencia e ideolosía. La claridad de la exposición de este libro lo convierte en un punto de partida privilegiado para aprehender los lincamientos de desarrollos posteriores del gran pensador francés. Esta nueva traducción viene acompañada de un extenso prefacio escrito por el autor en 2007.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Jean Leclercq. "El amor a las letras y el deseo de Dios" (Ed. Sigueme)

El «amor a las letras» es en realidad el amor a la literatura: arte que usa las palabras como medio para llegar a la belleza. Los monjes de la Edad Media dedicaban su tiempo a meditar en los textos sagrados. En este sentido, no hacían otra cosa que seguir a los antiguos, para quienes meditar consistía en leer un texto y aprendérselo de memoria, es decir, poniendo en dicha actividad todo el ser. La palabra escrita, leída y escuchada se manifiesta como una especie de punzada imprevista que desagarra el alma adormecida y la despierta para que preste atención a Dios (Gregorio Magno). La palabra se convierte en camino privilegiado para ahondar en el misterio de la realidad, orientarse en el laberinto del ser humano y alcanzar el misterio último que es Dios. Conocer la palabra, es decir, su lógica, su gramática y sus posibilidades, permite recuperar la cultura clásica y hacer con las palabras actuales una cultura nueva. Por esta razón, al indagar sobre los autores monásticos medievales, en realidad se está recuperando una parte esencial de la cultura de Occidente que sustenta el presente. El amor a la palabra escrita que permanece es, pues, amor a la verdad que sobrevive a lo largo del tiempo.

En Buenos Aires se consigue en Librería Guadalquivir.

lunes, 7 de septiembre de 2009

PABLO PEUSNER. "La querella interna". Acerca de "La querella de los diagnósticos" de Colette Soler (Letra Viva, agosto de 2009)




Lo que sigue es el texto que escribí para la contratapa del nuevo libro de Colette Soler, titulado “La querella de los diagnósticos”:

“A primera vista, el título de este libro sorprende: La querella de los diagnósticos pareciera anticipar una polémica entre los modos de establecer el diagnóstico en el psicoanálisis lacaniano y otras prácticas clínicas, e incluso otras orientaciones dentro del psicoanálisis. Sin embargo, Colette Soler focaliza su recorrido en lo que podría suponerse como una querella interna a la enseñanza de Lacan: la que se establecería entre las primeras formulaciones de la psicosis –basadas en la forclusión del Nombre-del-Padre y sus efectos sobre el almohadillado de la cadena significante, de las que el presidente Schreber es el paradigma–, y la que podría considerarse quizás la última, presente en los seminarios RSI y El Sínthoma, ligada a los desarrollos del nudo borromeo, iluminada por el análisis de James Joyce realizado por Lacan y el de Jean-Jacques Rousseau propuesto por la misma Colette Soler.
Contrariamente a ciertas interpretaciones evolutivas de la enseñanza de Lacan, la querella no implica ningún tipo de progreso, sino una exigencia de lectura –lectura para nada cómoda, según afirma la autora–. Se trata de un trabajo de implicación mutua entre ambas conceptualizaciones, de anticipación y retroacción, que permite solucionar los obstáculos propios de su distancia temporal. De paso, el recorrido permite la revisión y definición de los conceptos involucrados en ambos períodos de la enseñanza de Lacan, tanto como la creación de novedosas presentaciones y nexos lógicos para los mismos”.

El libro recoge el curso que Colette Soler dictara en el período 2003-2004 en el Colegio Clínico de París, en el marco de las Formaciones Clínicas del Campo Lacaniano. Se trata de un trabajo riguroso, con una fuerte impronta clínica. Los títulos de cada capítulo dan una idea del recorrido propuesto por su autora. Estos son: "Del diagnóstico en psicoanálisis", "De RSI a RSI", "El giro borromeo", "Cuestionamiento del Nombre-del-Padre", "Nominaciones", "El decir paterno", "Joyce en el lazo social", "Exiliado de la relación sexual", "El partenaire del psicótico", "Sin el padre", "Clínica borromeana de la paranoia", "Prevalencia imaginaria".
Tal como escribí para la contratapa, sorprende el abordaje que Colette Soler realiza de la querella que denominé “interna”. Y es que dicho abordaje no se sostiene en la idea de progreso ni de evolución, solución frecuente a las dificultades que plantean las obras extensas como la de Lacan –en algún momento del recorrido, la autora reniega de las “lecturas cómodas” que realizan ciertos analistas, seleccionando los fragmentos de la enseñanza lacaniana para que encajen al modo de un rompecabezas–. Ella, al contrario, enfrenta las frases aparentemente incompatibles, las analiza, las exprime y las deconstruye, hasta agotar esa aparente incompatibilidad, llegando a mostrar cómo ciertas ideas estaban anticipadas en otros textos y de qué manera pueden resignificarse los primeros planteos a la luz de los posteriores.
Asimismo, este dispositivo de lectura resulta aplicado a un tema central de la teoría y la clínica psicoanalítica lacaniana: el diagnóstico y tratamiento de la psicosis. El libro todo resulta un viaje por los diversos conceptos que Lacan articuló con el problema de la psicosis a lo largo de su enseñanza –de principio a fin–. Para cada concepto Colette Soler tiene una precisión que señalar, una cita para esclarecer, una referencia para iluminar... No solamente intenta explicar cada noción, sino también construir una hipótesis que justifique su inclusión en el corpus teórico –y esto es realmente muy valioso–. Entonces, por ejemplo, si Lacan diferencia el “nombrar” del “nombrar para”, ella se pregunta: ¿para qué, qué función cumple esta diferencia? ¿Por qué introducirla en ese momento? Preguntas que relanzan el trabajo de lectura, una lectura que no consiste en acomodar las piezas, sino en conjeturar direcciones de trabajo y preocupaciones del propio Lacan.
Párrafo aparte merece su elaboración sobre James Joyce y Jean-Jacques Rousseau, la que excede con creces los datos consignados por Lacan y se nutre de los textos originales de dichos autores, llegando a proponer conceptos para procurar atrapar sus posiciones subjetivas (como el de “discurso epifánico” o el de “Rousseau, el m’as-tu-vu”) tan particulares como ilustrativas respecto de los modos de pensar la psicosis.
En síntesis, una obra doblemente valiosa por las novedades que propone en lo referente a la renovación de la teoría para el diagnóstico y tratamiento de la psicosis, tanto como por la introducción de un modelo de lectura que no se pierde en los vericuetos del “último Lacan”. Queda esperar que pronto podamos tener en la Argentina una edición de “La aventura literaria o la psicosis inspirada, Rousseau, Joyce y Pessoa” –de la misma autora–, libro indispensable para completar las elaboraciones de la querella. Como se ve, siempre liber enim, librum aperit.

domingo, 6 de septiembre de 2009

sábado, 5 de septiembre de 2009

MARTIN HEIDEGGER. "Parménides" (Ed. Akal, 2009)

En el semestre de invierno de 1942-1943, Martin Heidegger pronunció en la Universidad de Friburgo una lección bajo el título "Parménides y Heráclito". En ella el filósofo alemán se ocupó de la interpretación del Poema parmenideo, con una profunda y fértil reflexión sobre el nombre y la palabra axnoela, su traducción, el conflicto de su desocultamiento-ocultamiento, la mirada, el ser. Un texto inédito hasta la fecha que se presenta por primera vez al lector de había hispana según la edición establecida por Manfred S. Frings.
(en Buenos Aires, el libro se consigue en Cúspide).

viernes, 4 de septiembre de 2009

Nuevo sitio de la Librería El Espejo, Córdoba, Argentina


Saludos y Felicidades a Antonio Moro y a todo el equipo de El Espejo, una librería cordobesa que merece ser visitada "en persona". Pero mientras tanto, si estás lejos de Córdoba, te recomiendo al menos una visita virtual (podés acceder haciendo click sobre la imagen).-
PP.

jueves, 3 de septiembre de 2009

BRUNO GOETZ. "Recuerdos sobre Sigmund Freud"



Cada vez que escucho hablar del seudo intelectualismo de Sigmund Freud, de sus métodos unilaterales y de su pensamiento reduccionista, me digo a mí mismo: “De todas maneras, Ustedes dicen esto pero no es exacto; o en todo caso es una verdad a medias, ya que no tienen en cuenta lo esencial –el hombre Freud, que he conocido, y con quien mantuve conversaciones en Viena, durante mis años de estudio, que tuvieron para mí una significación muy importante. Este hombre era más abarcativo, más rico y gracias a Dios más contradictorio en su fuero íntimo que sus doctrinas”.
Cuando hablé recientemente con algunos amigos a propósito de mi encuentro personal con Freud, me pidieron encarecidamente que escribiera los recuerdos que había guardado de él y me plantearon casi como una obligación el hecho de difundir, para círculos más amplios mis observaciones que, arrojando una luz poco habitual sobre esa personalidad genial y tan diversamente criticada, podían corregir una cantidad importante de opiniones equivocadas sobre la misma.
En primer lugar me invadió la duda. Efectivamente, habían transcurrido unos cincuenta años desde ese primer encuentro. Hasta donde llegaba mi memoria, no había tomado ninguna nota del mismo, y me preguntaba con cierta desconfianza si el tiempo no había cambiado algo que fuese decisivo con respecto a esta imagen conservada durante tantos años en mi mente, de tal modo que no correspondiera más a la realidad. Pero me percaté de todos modos que, aún así, esta imagen tenía algo para decir. Y cuando, poco tiempo después, recibí una invitación de un círculo de médicos para dar cuenta de mis encuentros con Freud, decidí aceptar la invitación, y brindar un testimonio sobre este hombre extraordinario, corriendo el riesgo de que muchas cosas se hubieran escapado de mi memoria, y que otras se presentaran hoy de un modo diferente, al que tenían en mis años de juventud.
Mientras me esforzaba para recordar los detalles de los encuentros de antaño, todo lo que acudía a mi memoria me aparecía extremadamente fragmentado. Pero el azar, o el que llamamos como tal, me favoreció como siempre en mi vida. Me había dedicado, por otros motivos, a hurgar en una caja llena de viejos papeles, cuando encontré un sobre semi roto, que decía: Extractos de mis cartas sobre Freud. Estas cartas, que había olvidado completamente, habían sido dirigidas inmediatamente después de estas conversaciones a un amigo de juventud, y, lo recordaba ahora, había conservado para mí los pasajes que se referían a Freud. Estas hojas de un papel amarillento de los años 1904-1905 contenían, de un modo fragmentario, las palabras que Freud había pronunciado textualmente. De modo que no era necesario confiar solamente en mis recuerdos de juventud empobrecidos por el transcurrir del tiempo que podría deformar los mismos, podía apoyarme sobre las palabras auténticas de Freud.
Quiero tratar de ser lo más preciso posible, de modo que me veo en la obligación de hablar también de mí, en la medida en que lo exige la comprensión del diálogo con Freud.
Aquello ocurría en los primeros semestres de la Universidad de Viena, en los tiempos en que escuchaba conferencias, algunas de las cuales trataban sobre la psicología y el hinduismo. En el seminario de psicología, establecí una relación más íntima con el profesor. En esa época, escribía además mis primeros poemas que tuvieron cierta importancia, a los cuales el profesor dedicaba un interés bondadoso. Además, desgraciadamente, padecía de vez en cuando de violentas neuralgias faciales, a las cuales los remedios habituales para los dolores de cabeza no brindaban ningún alivio, de tal manera que me tenía que encerrar, en algunas oportunidades, durante días y semanas en la habitación en medio de una oscuridad total, ya que el más mínimo rayo de luz me causaba dolores intolerables. El profesor, que advertía mis faltas frecuentes y mi mala cara, me preguntó sobre mi estado de salud, y me dijo, en ese momento en que ya ningún remedio me brindaba alivio, que él suponía que mis dolores no tenían al fin de cuentas otra causa que una causa psíquica; me aconsejaba, pues, consultar con Freud, y que él mismo le iba a anunciar mi visita.
Nunca había escuchado hablar de Freud; preguntando a algunos conocidos, me enteré que había escrito un libro notable sobre la interpretación de los sueños. Empujado por la curiosidad, conseguí esta obra en la biblioteca de la Universidad –y quedé al principio profundamente asustado–. Esta manera de interpretar los sueños me pareció impiadosa: destruía la imagen misma del sueño (lo que contradecía toda mi sensibilidad de artista, sobre todo cuando me presentaba este método aplicado a poemas) y propiciaba la emergencia, desde sus fragmentos esparcidos, de un nuevo conjunto de significaciones que me consternaban y me atraían secretamente. Estaba decidido de antemano a no someterme a tales procedimientos, ya que no me podía imaginar que iban a permitir la desaparición de mis neuralgias, cuando el profesor me informaba esa misma noche, durante el seminario, que había hablado de mí con Freud, quien me esperaba al día siguiente a la tarde. “No se asuste –me dijo el profesor sonriendo– no lo va a comer, lo quiere ayudar. Por otro lado, me permití entregarle, para que los lea, algunos de sus poemas”.
Al día siguiente, presa de confusos sentimientos, fui a encontrarme con Freud. Esa misma mañana me había atormentado un ataque violento de neuralgia. Tenía serias dudas con respecto al arte terapéutico de Freud. Sin embargo, los acontecimientos adquirieron un curso singular. En esta carta a mi amigo de juventud, describía el evento con estos términos:


(Para descargar el texto completo en formato *pdf. hacé click aquí)

martes, 1 de septiembre de 2009

Silvia Migdalek. "El aburrimiento, una forma de tiempo"

Intervención en el 5º Encuentro Internacional de los Foros, San Pablo, julio de 2008.
El texto es sensacional, y recomiendo leerlo junto el cuento de Borges posteado anteriormente ("El inmortal").

Para descargar el texto completo, hacé click acá