sábado, 6 de noviembre de 2010

JACQUES STERNBERG. "Cuentos glaciales" (La Compañía, 2010)

Posfacio: COMIENZO Y FINAL DE UN LARGO VIAJE
Por Hervé Le Tellier

La vida de Jacques Sternberg [...] comenzó en 1923, en Anvers, y concluyó en 2006, en París, culpa del cáncer típico de quienes fuman en exceso. Su vida equivalió a muchos kilómetros de asfalto parisino recorridos en un ciclomotor [...], miles de kilómetros navegados con aquel velero que fue su gran pasión (treinta mil) y muchos, realmente muchos, libros escritos. Temprano, a los 19 años, empieza a escribir. Estalla la guerra. Judío, logra escapar de un campo en Gers, en el sur de Francia, y poco después se entera de que su padre ha muerto deportado en Majdanek. [...]. De regreso en París, intenta ser publicado e inventa su universo, donde lo extraño, lo insólito y lo absurdo se despliegan en un mundo con frecuencia ordinario y absolutamente banal. Difícil no pensar en esos objetos cotidianos, vasos, lapiceras o anteojos, que, observados con especial detenimiento, acaban por revelar una extrañeza inesperada. Así, el mundo es transformado por la mirada de Sternberg hasta mostrar su lado irrisorio y macabro. [...]

Los primeros pasos de Sternberg fueron complicados. [...] El clima literario en tiempos de posguerra brindaba pocas posibilidades a escritores como Michaux, Ionesco, Tardieu o Beckett. El estilo de Sternberg, depurado, se alejaba de la escritura clásica, de Drieu a Aragon, y simplificaba las cosas con frases muy bien equilibradas. [...]

La crítica clasificó generalmente a Sternberg entre los autores fantásticos o de ciencia ficción. Por supuesto, también él tiene parte de la culpa: con La géométrie dans l´impossible , en 1953, renovó el género de la ciencia ficción en Francia. [...] Pese a todo, ¿fue realmente un autor fantástico? Siempre que hay un fantasma o un vampiro, Sternberg parece indiferente a sus costumbres y no le importan los sudarios ni la sangre; y, cuando afirma que escribe ciencia ficción, la palabra que importa es "ficción". [...]

Fue tras leer Un jour ouvrable (1961) que Alain Resnais le pidió a Sternberg un guión cinematográfico: el de Je t´aime , je t´aime . De allí surgió un film discontinuo, angustiante. [...]

Ese mismo año, Sternberg publica la obra teatral C´est la guerre, Monsieur Gruber . La pieza, que aborda -entre otros temas- la cuestión judía y la Shoah por medio del absurdo, fue interpretada en 1973 en la Comédie Française [...]. No tuvo mayor éxito y las restantes obras de Sternberg, Une soirée pas comme les autres y Kriss l´emballeur , jamás fueron representadas.

También las novelas de Sternberg sufrieron, en muchos casos, la incomprensión de la crítica. [...] Sternberg solía confesar con excesiva humildad que "en general naufrago en una novela" [...]. Decía que vibraba realmente "al escribir cuentos con finales y temas concretos".