martes, 13 de mayo de 2014

Lyda González Flores. "El niño autista y sus objetos". Clínica de la transferencia (Letra Viva, 2014)



Es corriente que los niños con una posición autista se aferren de manera singular a cierto objeto –motivo descrito con exhaustividad suficiente en la bibliografía–. Frente a esta coyuntura, algunos tratamientos más invasivos proponen retirarlo en función de consignas, como si el meollo de la cuestión estuviese en el objeto y no en la relación que con él se mantiene. En otros casos, se plantea la reducción de su presencia, una especie de circunscripción de los tiempos en que se lo podría usar –por ejemplo, que sólo lo tenga en casa, que lo deje para salir a la calle, etc.–. La orientación adaptativa de una u otra opción es evidente.
Desde el punto de vista del psicoanálisis, se trata de cernir el alcance
de dicho objeto como núcleo de resistencia a la simbolización. Sin embargo, ¿cómo promover una transmutación en esta posición subjetiva que se presenta de un modo tan refractario? ¿Cómo intervenir en función de la transferencia, si este operador del psicoanálisis fue pensado a partir de la lógica de la neurosis?
Lyda González Flórez se propone avanzar en la clínica del autismo a partir de pensar esta posición de un modo que no destaque el déficit (lo que “no hay”), sino su singularidad positiva. La pregunta de un clínico no puede ser si existe, o no, transferencia en el autismo, sino de qué modo debemos repensar dicho operador conceptual para que pueda ampliarse más allá de la condición del tratamiento en que fue pensado por Freud.
Luciano Lutereau