sábado, 26 de septiembre de 2015

Miguel Morey. "Pequeñas doctrinas de la soledad" (Sexto Piso, 2015)




Al barullo ensordecedor de cierta modernidad que no cesa de importunarnos con su interminable retahíla de proclamas emancipadoras, Miguel Morey contrapone el único antídoto efectivo: el silencio. Pero es un silencio peculiar…, el silencio que nos permite dialogar con nosotros mismos, escuchar aquello que anida en lo más profundo de nuestro ser —antes de cualquier normalización preparada por las fuerzas de la sociedad—, para así poder transitar a través del pensamiento que mueve los hilos de este extraño acontecimiento llamado existencia. Pequeñas doctrinas de la soledad es una puerta que nos comunica con la compañía más preciada a la que podemos aspirar: la soledad de los grandes escritores, soledad que se cristaliza en palabras, y éstas en literatura, el único espejo de nosotros mismos donde la imagen coincide con el objeto que la provoca. Beckett, Artaud, Burroughs, Michaux, Lowry, Bataille… son algunos de los rostros que nos acompañan a lo largo de este ejercicio silente que entraña conocernos y reconocernos en los otros. Miguel Morey, con la gran inteligencia y con la prosa precisa y elegante que lo caracterizan, nos invita a pensar nuestra soledad inmersos en la lectura, porque es la nuestra una soledad letrada, una soledad literata, «la soledad que nace en el interior de ese espacio que abre el lector que lee para sí. Y es la soledad del escritor, simétrica, también. “Escribir es defender la soledad en que se está”, le escuchamos decir a María Zambrano unas páginas más adelante. Y, efectivamente, se trata de esto, casi sólo de esto, en las páginas que siguen: de la soledad de leer y de la soledad de escribir, del leer y el escribir como modos mayores de interrogar la propia soledad. Y de la mayoría de edad y del saber acompañarse».

miércoles, 23 de septiembre de 2015

María Eugenia Padrón. "Variaciones sobre la histeria". Lecturas lacanianas del Caso Dora (Letra Viva 2015)

Este libro, que encontró su origen primero en una tesis de maestría en psicoanálisis, elabora las diversas versiones lacanianas en torno al caso paradigmático de Freud para dar cuenta de ese tipo clínico que es la histeria. En estas páginas el lector descubrirá un ejercicio notable de lectura, que sabe atravesar el decir lacaniano para advertir que la verdad se corresponde con la inexactitud: no hay lectura que no instruya parcialmente sobre un método.

¿Qué usos pueden hacerse de un caso clínico? ¿Cuál es el alcance del historial de Dora, cuando se lo puede utilizar como instrumento para delimitar las coordenadas de la identificación, el síntoma, la estructura? Por esta vía, el caso deja de ser un ejemplo y se convierte en el camino mismo de la formalización. En última instancia, este libro de María Eugenia Padrón enseña a leer los historiales freudianos, tarea inagotable del “retorno a Freud” que propició Lacan.

Luciano Lutereau

martes, 22 de septiembre de 2015

AAVV. "Sujeto. Una categoría en disputa" (La Cebra, 2015)




La categoría de sujeto tiene un estatuto paradójico en el pensamiento contemporáneo al ser condenada a desaparecer y rehabilitada en diversas oportunidades. Ya desde la modernidad tardía parece ser el concepto que con mayor fuerza puede caracterizar ese proceso histórico, político y filosófico llamado modernidad. Si bien esta definición resulta retrospectiva (posiblemente sea kantiana la invención del cogito cartesiano como sujeto), una especie de sentido común filosófico indica que la modernidad se define como época del sujeto, donde desde un esquema de la representación, el sujeto se constituiría como el fundamento capaz de ordenar racionalmente el mundo. Este lugar fundacional atribuido al sujeto nunca termina de estabilizarse como tal, es decir, incluso allí donde se suele ubicar su formulación más acabada, está constantemente sometido a crítica. En cierto sentido, una y otra vez la modernidad socava los mismos supuestos con que funda la categoría de sujeto.


Escriben: Emmanuel Biset / Fernando Chávez Solca / Roque Farrán Hernán García Romanutti / Daniel Groisman Carolina Juaneda / Natalia Lorio / Natalia Martínez Prado Manuel Ignacio Moyano / Juan Manuel Reynares Aurora Romero / Sofía Soria / Mercedes Vargas


lunes, 21 de septiembre de 2015

Lucas Boxaca - Luciano Lutereau. "Miserias neuróticas. ¿Es analizable el carácter?" (Letra Viva, 2015)



El estudio del carácter neurótico no es un tema novedoso en psicoanálisis. Desde Freud encontramos referencias que destacan su importancia; en la lista de recensiones podría añadirse también a Alfred Adler, Karl Abraham y Wilhelm Reich. Sin embargo, antes que un esclarecimiento teórico, este libro se propone trazar una perspectiva clínica, aproximar una intuición plena: la articulación entre el carácter y ciertas pasiones habituales de la clínica de la neurosis.

¿Podría hablarse de una clínica de la avaricia obsesiva? ¿Qué posición para el analista ante la venganza histérica? Asimismo, el propósito de estas páginas avanza también en la vía de exponer la tensión entre el síntoma y el carácter, a expensas de la idea corriente de la sintomatización de eso que los otros reclaman como imposible de soportar.

Por último, entre los resultados no sólo se delimita el contrapunto entre formas típicas de las neurosis, sino que se anticipa un nuevo equívoco: ya no la correlación de la histeria y la obsesión con ciertos modos de satisfacción pulsional, sino el vínculo con lo femenino y lo masculino; o, mejor dicho, las mujeres y los hombres. En este punto, se abre un nuevo interrogante: ¿en qué sentido puede hablarse de formas sexuadas del carácter?

jueves, 17 de septiembre de 2015

Norma Torres Mirco. "El diván y el pincel". Hacer arte en el consultorio del psicoanalista (Letra Viva, 2015)




Queriendo comprender el cómo y el por qué de la dinamización del proceso psicoanalítico al recurrir al trabajo plástico, en tanto otra posible Via Reggia al conocimiento del inconsciente, desmenuzando algunas experiencias con la ayuda de los conceptos y algunos conceptos con la ayuda de las experiencias, con este libro la autora busca construir un espacio de reflexión enraizado en el trabajo clínico.

Replanteando desde consideraciones metapsicológicas el hacer creativo, establece un diálogo en el que el psicoanálisis ofrece su saber acerca de los procesos psíquicos implicados en ese hacer y el arte la posibilidad connotativa de su lenguaje, desprendiéndose nuevas conceptualizaciones, que buscan ampliar los recursos psicoterapéuticos.

Transmitiendo la profundidad que a su hacer profesional brindó el acercamiento al lenguaje visual, remite a vicisitudes experienciadas por algunos de sus pacientes en sus encuentros con la creación plástica durante su transcurrir psicoterapéutico y a las verbalizaciones a las que ellas abrieron paso, en situaciones de trabajo tanto individual como familiar y grupal.

Dando cuenta de procesos mediante los cuales contenidos interiores, al deslizarse por senderos distintos de la palabra, pudieron volver a encontrarse con ella, resignificándose. Así al propiciarse nuevos entramados de significantes con significados y al atraer el narcisismo al propio producir y a la propia producción, abren a conjunciones subjetivantes.

Laborando tanto la creatividad como el psicoanálisis en pos de la Pulsión de vida, no es extraño el encuentro de ambos dentro del consultorio psicoanalítico, invitándonos a desarrollar sus articulaciones.

A ellas estará dedicada esta obra, que abre expectativas no solo a los psicoanalistas sino también a todos aquellos que se hallan comprometidos en el área de la salud y la educación.

miércoles, 16 de septiembre de 2015

Foro Analítico del Río de la Plata. Actividades del lunes 12/9.



19.30 hs Clase de Gabriel Lombardi en el Seminario
"Ética y política del Campo Lacaniano"



21 hs. Intervención de Mariano López en el Espacio Escuela


martes, 15 de septiembre de 2015

François Ansermet. "La fabrication des enfants". Un vertige technologique (Odile Jacob, Paris, 2015)



D’où naissent les enfants ? On le sait moins que jamais aujourd’hui.
 François Ansermet, spécialiste des procréations médicalement assistées, nous ouvre dans ce livre les portes de son cabinet et nous parle des cas très concrets qu’il y rencontre de plus en plus souvent.
 C’est une réalité désormais : autour de la naissance d’un enfant, il y a beaucoup plus de monde que simplement deux parents. Dans certains cas, outre le père et la mère, il arrive qu’on trouve la femme qui a réalisé la gestation pour autrui, le donneur de sperme, la donneuse d’ovule ou encore la donneuse d’un utérus greffé – sans compter les médecins et les biologistes de la reproduction…
 Les progrès de la science créent un monde nouveau, un monde totalement fabriqué. Au fur et à mesure de ces avancées, on est confronté à une réalité inédite, difficile à penser, difficile à dire.
Jusqu’où peut-on aller ? Jusqu’où allons-nous aller ?

miércoles, 9 de septiembre de 2015

Juan Manuel Uribe Cano (comp). "Psicoanálisis y matemáticas" (Letra Viva-Voces del Foro, 2015)




Con la colaboración de Hermis Vargas García / Jorge Iván Jaramillo Zapata / Juan Guillermo Uribe Echeverry / Román Castañeda

¿Podría negarse de parte de algún analista la radical importancia de la lógica-matemática para la teoría, el método y la praxis del psicoanálisis? ¿Podría alguien que ejerza como analista de adhesión lacaniana despachar la importancia de las letras y la letrificación de R.S.I. y su formulación borromea en la praxis misma del psicoanálisis? Si las respuestas juegan en el orden del no, entonces la reflexión y utilización de las herramientas lógico-matemáticas tienen todo su impacto en el quehacer analítico, y la incursión del psicoanálisis en este campo es más que de importancia suma si aceptamos seguir en continuo intento por arañar cada vez y en mayor proximidad algo de eso real.

Una y otra vez Lacan nos recuerda que sólo el número, la cifra, puede restar poder a lo imaginario; que utilizarlo nos arrima al significante puro y, por esa vía, el tratamiento de lo real por lo simbólico alcanza su mayor eficacia. Los textos que se presentan en este libro dan cuenta de un intento por plantear la reflexión mencionada y tuvieron lugar durante el encuentro “Psicoanálisis y matemáticas” realizado en Medellín (2011) en la Escuela de los Foros del Campo Lacaniano.

martes, 8 de septiembre de 2015

REEDICIÓN. Norberto Rabinovich. "El inconsciente lacaniano" (Letra Viva, 2a edición 2015)



Desde que comenzó su enseñanza, Lacan no se propuso ser fiel a los enunciados del fundador de psicoanálisis sino a la lógica de su enunciación. ¿Este recorrido introdujo innovaciones conceptuales en teoría freudiana? Dice Norberto Rabinovich: "Así Lacan propuso el "retorno a Freud" y en ese camino hacia las fuentes, el foco de su trabajo residió precisamente en el concepto de inconsciente. Sin embargo, cuando en el año 1964, en ocasión de iniciar su onceavo seminario anual "Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis" arrojó una afirmación que, de haber sido comprendida hubiera sacudido a su auditorio. Dijo que el concepto de inconciente elaborado por Freud era otra cosa que lo que pretendía enseñar con ese nombre. Pocos años después, en Vincenns, redobló su apuesta: "El inconciente no es de Freud, es preciso que lo diga. Es de Lacan. Eso no impide que el campo sea freudiano." El autor nos invita con este libro a interrogar la multifacética y contradictoria relación Freud-Lacan y desgajar los hitos que construyen el "inconciente lacaniano". La interpretación que hace Norberto Rabinovich de la obra de Lacan posee la singularidad de atenerse a la letra y la lógica del maestro francés, y, al mismo tiempo, revela al lector una perspectiva novedosa de esa enseñanza al iluminar cortantes verdades del psicoanálisis que tienden a olvidarse.

lunes, 7 de septiembre de 2015

Luis G. Wall. "Plantas, bacterias, hongos, mi mujer, el cocinero y su amante". Sobre interacciones biológicas, los ciclos de los elementos y otras historias (Siglo XXI-ciencia que ladra, 2015)



¿Qué tendrán en común una planta, una bacteria, un hongo, una mujer, un cocinero y un amante?... En este libro el lector descubrirá algo esencial: todos ellos, es más, todos los seres vivos, están formados por las mismas moléculas y estructuras básicas; ciertas cantidades de carbono, hidrógeno, oxígeno, nitrógeno y fósforo alcanzan para conformar el mapa general de la gran variedad de organismos vivos que interactúan en la Tierra.

Luis Wall, reconocido investigador del apasionante mundo de las interacciones biológicas, presenta y discute estas cuestiones en forma accesible. En esta nueva edición, el autor propone posibles respuestas e hipótesis para algunos de los interrogantes que desvelan a legos y científicos y agrega novedades sobre desarrollo sustentable, astronautas de la raíz y hasta el Señor de los Anillos (bacterianos).

sábado, 5 de septiembre de 2015

Mariana Canavese. "Los usos de Foucault en la Argentina" (Siglo XXI, 2015)



Michel Foucault es quizás el filósofo más citado en la Argentina y en el mundo; en sus obras hay palabras clave que atraviesan el discurso académico así como el periodístico y el político. Sin embargo, hasta ahora no se han contado las peripecias de sus usos en el país: quiénes lo leyeron, cuándo y cómo se apropiaron de sus conceptos. Este libro relata ese recorrido, desde los tempranos años cincuenta hasta el presente, atendiendo al modo en que Foucault circuló por diversas disciplinas, en ámbitos institucionales y en espacios de reunión clandestinos, en dictadura y en democracia, entre grupos de izquierda y de derecha.

A partir de un formidable trabajo de archivo y riquísimas entrevistas, Mariana Canavese reconstruye las primeras lecturas, cuando Foucault no era todavía Foucault y su primer libro, Enfermedad mental y personalidad, encontró un lugar en la confluencia de psicoanálisis y marxismo. También muestra cómo, en el clima de radicalización política de los años sesenta, Las palabras y las cosas generó reservas por su impronta estructuralista pero se volvió referencia obligada para quienes buscaban la modernización de las ciencias sociales. Poco después, el contexto de lectura de Vigilar y castigar estaría marcado por el terrorismo de Estado y los dispositivos de represión y control social: Foucault se convirtió entonces en el historiador del castigo y el encierro, de la subjetividad y el poder. En los primeros años ochenta, ya como intelectual consagrado y ampliamente difundido, permitió pensar la crisis de la izquierda argentina y la transición a la democracia.

Pero aún hay otro Foucault: uno del destape –a veces libertario, otras posmoderno– a partir de la primavera democrática, cuando el eje se desplazó hacia la ética, los movimientos sociales y el pluralismo.

Mariana Canavese recupera así la vitalidad del pensamiento foucaultiano, pero sobre todo la vitalidad del campo intelectual argentino que supo hibridar, democratizar y difundir ese pensamiento para intervenir en las disputas locales.

viernes, 4 de septiembre de 2015

Élisabeth Roudinesco. "Freud en su tiempo y en el nuestro" (Ed. Debate, 2015)




La biografía definitiva de un personaje clave del siglo XX que revolucionó la idea del ser humano. Tras décadas de hagiografías y de condenas encendidas, resulta muy complicado saber hoy en día quién fue Sigmund Freud. Sin embargo, después de la publicación de las últimas biografías de referencia se han abierto nuevos ar chivos a los investigadores y lo fundamental de la correspondencia ya es accesible. Por tanto, este es un momento inmejorable para volver a un hombre y una obra sobre la que quedaba mucho que decir. El fundador del psicoanálisis era, para empezar, un vienés de la Belle Epoque, súbdito del Imperio austrohúngaro, heredero de la Ilustración alemana y judía. En cuanto al psicoanálisis en sí, es fruto de un esfuerzo colectivo, de un cenáculo en el cual Freud dio vía libre a su fascinación por lo irracional y las ciencias ocultas, convirtiendo a veces a sus amigos en enemigos, ejerciendo de Fausto pero también de Mefistófeles. Pensador moderno, pero conservador en política, nunca dejó de actuar de modo contradictorio con su obra, siempre en nombre de la Razón y de las Luces. Aquí está Freud en su tiempo, en su familia, rodeado de sus colecciones, con sus mujeres, sus hijos, sus perros; enfrentado al pesimismo ante el auge de los extremismos, lleno de dudas a la hora de emprender su exilio londinense, donde morirá. Pero también le veremos en el nuestro, alimentando nuestras preguntas con sus propias dudas, sus fracasos y sus pasiones.

martes, 1 de septiembre de 2015

Actividades de Pablo Peusner en el Foro Mediterráneo del Campo Lacaniano, Córdoba, Argentina. Viernes 11 y sábado 12 de septiembre




Pablo Peusner. "Topología del enlace entre la voz y la mirada" (trabajo presentado en el primer Simposio Interamericano de los Foros del Campo Lacaniano, 29/8/15). Incluye versión en portugués





Iº SIMPOSIO INTERAMERICANO DE LOS FOROS DEL CAMPO LACANIANO

"TOPOLOGÍA DEL ENLACE ENTRE LA VOZ Y LA MIRADA"


Pablo Peusner (FARP, Buenos Aires, Argentina)


No hay duda de que los objetos voz y mirada son una invención de Jacques Lacan. Sin embargo, los mismos rechazan toda intuición asociada a la noción de “objeto” clásico, el que suele describirse como un cuerpo tridimensional que sumergido en agua desplaza volumen de líquido. Increíblemente, los objetos voz y mirada son objetos bidimensionales –muy cercanos a la denominada “laminilla”–, cuerpos ultra-planos, dignos de habitar el planeta imaginario que Edwin Abott nos legara en su libro Planolandia, o el “cuarto del pensamiento abstracto” de la película aquí estrenada como “Intensa-mente” (Inside out, tal su título original) –. En primer lugar, me interrogo por el tipo de relación que los sujetos humanos hablantes podemos establecer con este tipo de objetos.
Todos hemos estudiado la geometría del plano, el que se presenta con una estructura real de dos dimensiones (ancho y alto) y ninguna profundidad. Acerca del mismo, los ejemplos que nos ofrecieron en la escuela primaria y secundaria son falsos: el pizarrón, una pared o una hoja de papel tienen espesor, incluso cuando el mismo sea mínimo –o, como dicen los físicos, despreciable–. Nosotros, analistas, no prestamos atención al espesor de las hojas de papel con las que trabajamos, pero los profesionales del dibujo, la pintura o las artes plásticas, sí. Lo concreto al respecto es que si atravesáramos una hoja de papel con un  alfiler, parte del mismo estaría en contacto con el aire que roza una cara de dicha hoja, otra parte en contacto con el aire que roza la cara opuesta, y una tercera parte quedaría en contacto con el espesor del mismo –no hace falta que despliegue aquí que el caso sería el mismo para un pizarrón o una pared. Además, por definición, si se dibujara un punto en una superficie bilátera, el mismo estaría en ambas caras de la misma, justamente por la ausencia de espesor. Podría detenerme aquí para preguntar a los presentes: ¿acaso alguna vez tuvieron la experiencia de encontrarse con una superficie bidimensional, ultra-plana, en la vida cotidiana?
Luego de contrastar numerosos intentos, encontré una sola situación en la que un sujeto humano hablante puede tomar contacto con algo así, y aquí propongo las instrucciones para ello: ubíquense ustedes de pie en una pileta (o piscina), en un río o en el mar. La superficie del líquido elemento es infinitamente plana, pero bilátera: por eso, parte de su cuerpo estará en contacto con el aire que roza a la superficie por encima, otra parte estará en contacto con el líquido propiamente dicho y ninguna parte del cuerpo, ninguna, estará en contacto con alguna otra cosa similar a un espesor. Si se trazara un punto en dicha superficie (algo que podría imaginarizarse perfectamente bien arrojando al agua un balón, una bola o una pelota), dicho punto resultaría visible desde ambas caras de la superficie y, obviamente, no tendría contacto con ninguna otra materialidad que no fuera agua o aire. Encontramos allí entonces una pura superficie bidimensional, 2D, ultra-plana o infinitamente plana. Imposible de apresar o tomar con las manos, ¿quién se atrevería a afirmar que la superficie del mar es un objeto de este mundo? Y sin embargo está allí, estableciendo en ocasiones una diferencia enorme entre la vida y la muerte, entre el deseo y el goce...
Este breve rodeo justifica la apuesta lacaniana de definir a estos objetos como a-cósmicos. Y además, resulta una introducción necesaria a una recomendación de Colette Soler, en la que nos invita a “no oponer demasiado rápidamente la voz y la mirada”. ¿Pueden enlazarse dos superficies? Y en el caso de que fuera posible, ¿de qué manera, con qué particularidades?
Para enlazar dos objetos tridimensionales, por ejemplo un cruce entre dos paredes, una de ellas debe interrumpirse para dar paso a la otra. Porque justamente debido a la existencia de un espesor, ambas no pueden interpenetrarse (existe una ley física que impide que dos cuerpos ocupen el mismo lugar en el espacio, siempre y cuando se encuentren sumergidas en un espacio tridimensional). Pero puesto que las superficies bidimensionales habitan el espacio real (así se refieren al mismo los topólogos), pueden perfectamente interpenetrarse sin necesidad de que ninguna de ellas interrumpa su recorrido. Y así como dos rectas pueden cruzarse en un punto compartido que automáticamente se convierte en un conjunto formado por dos puntos que se ignoran mutuamente –siendo cada uno de ellos correspondientes a cada una de las rectas–, dos superficies pueden cruzarse formando una recta o línea de penetración cuyos puntos tendrán las mismas características: cada punto constituirá un conjunto de dos puntos que se ignoran, cada uno de ellos perteneciente a una recta inscripta sobre cada plano. Así, cada superficie podrá ser recorrida en su totalidad como si la otra no existiera. En síntesis: las dos superficies que se interpenetran no presentan una relación de oposición, sino que pueden compartir una recta en el mismo lugar en el espacio, a condición de estar situadas en un espacio real, bidimensional, propiamente topológico.
Los fenómenos clínicos son en ocasiones tan complejos que si logramos desarrollar un poco esta lógica tal vez se nos aclaren. Si la voz alimenta, caga y mira; y la mirada habla, devora y produce mala suerte... Si la mirada puede ser silenciosa, invocante o provocadora y la voz luminosa u opaca, entonces hay un enlace posible entre ambas aunque no necesario: una interpenetración que da cuenta de que el fenómeno es bidimensional y por lo tanto imposible de capturar con algún gadget. Pero sin embargo podemos alcanzarlo con dos de nuestros dispositivos: el dispositivo analítico y el pase, a condición de comprender su modo de alcanzar lo real –que ya no será lo real del espacio físico, sino lo real propio del psicoanálisis.
Las consecuencias de mi propuesta son fuertemente anti-intuitivas y probablemente por eso, bien lacanianas. ¿De qué mejor modo podríamos vaciar a los objetos voz y mirada de sustancia, tal como proponía Lacan en “La tercera”, que restándoles profundidad? Ahora bien, ¿acaso todo el psicoanálisis lacaniano no es una apuesta a liberarnos de esas profundidades de las que Freud no logró desprenderse del todo? (seamos sinceros: su esquema del aparato psíquico en El yo y el ello es tridimensional).
¿Por qué recurrir a la topología, disciplina que explora el espacio bidimensional como referencia analítica, sino por eso?
Concluyo con una idea personal, pero que se me impone desde la ética y política del Campo Lacaniano: no considero casual que los seminarios en los que Lacan desarrolló más extensamente su pensamiento topológico y bidimensional (pienso concretamente en el “La identificación” y en “Problemas cruciales...”) resulten ser los más postergados de la política editorial vigente. Considero al enlace entre la voz y la mirada, idea que podría enriquecer notablemente todo nuestro quehacer clínico y nuestra elaboración del pase, como condición de posibilidad para practicar una dirección de la cura liberadora de los efectos patológicos de tales objetos, y un pase efectivamente practicable que ponga en su lugar a la prueba por el afecto.

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"TOPOLOGIA DO ENLACE ENTRE A VOZ E O OLHAR"

Não há dúvida de que os objetos voz e olhar são uma invenção de Jacques Lacan. Todavia, os mesmos rechaçam toda intuição associada a noção de “objeto” clássico, o que se costuma descrever como um corpo tridimensional que, submerso na água, desloca o volume líquido. Incrivelmente, os objetos voz e olhar são objetos bidimensionais – muito próximos à denominada lâmina – corpos ultra-planos, dignos de habitar o planeta imaginário que Edwin Abott nos legou em seu livro Planolândia (Planolandia), ou o “quarto do pensamento abstrato” do filme “Divertida-mente” (Insideout, em seu título original”). Em primeiro lugar, interrogo-me sobre o tipo de relação que os sujeitos humanos falantes podem estabelecer com este tipo de objetos.
Estudamos todos a geometria do plano, que se apresenta como uma estrutura real de duas dimensões (largura e altura) e nenhuma profundidade. Sobre isso, os exemplos que nos ofereceram na escola primária e secundária são falsos: a lousa, uma parede ou uma folha de papel, têm espessura, ainda que seja mínima – ou, como dizem os físicos, desprezível. Nós, analistas, não prestamos atenção à espessura das folhas de papel com as quais trabalhamos, mas os profissionais do desenho, da pintura e das artes plásticas sim. O fato concreto é que se atravessássemos uma folha de papel com um alfinete, parte do mesmo estaria em contato com o ar que roça uma face da folha, outra parte em contato com o ar que roça a face oposta e uma terceira parte ficaria em contato com a espessura da mesma – não é preciso que se desdobre aqui que se trataria do mesmo para uma lousa ou uma parede. Além disso, por definição, se desenhamos um ponto em uma superfície bilátera, ele estaria em ambas faces da mesma, justamente pela ausência de espessura. Poderia deter-me aqui para perguntar aos presentes: acaso alguma vez tiveram a experiência de se encontrar com uma superfície bidimensional, ultra-plana, na vida cotidiana?
Depois de checar numerosas tentativas, encontrei apenas uma situação na qual um sujeito humano falante pode tomar contato com algo assim, e aqui proponho as instruções para isso: coloquem-se vocês de pé em uma piscina, em um rio, ou no mar. A superfície do elemento líquido é infinitamente plana, mas bilátera: por isso, parte de seu corpo estará em contato com o ar que roça a superfície por cima, outra parte estará em contato com o líquido propriamente dito e nenhuma parte do corpo, nenhuma, estará em contato com alguma outra coisa similar a uma espessura. Se traçássemos um ponto nessa superfície (algo que poderia se imaginarizar perfeitamente bem jogando na água, uma balão, uma bejigaou uma bola), esse ponto seria visível desde ambas faces da superfície e, obviamente, não teria contato com nenhuma outra materialidade que não fosse água ou ar. Encontramos ali, então, uma pura superfície bidimensional, 2D, ultra-plana ou infinitamente plana. Impossível de apanhar ou tomar com as mãos, quem se atreveria a afirmar que a superfície do mar é um objeto desse mundo? E, no entanto, está ali, estabelecendo em algumas ocasiões uma diferença enorme entre a vida e a morte, entre o desejo e o gozo...
Este breve rodeio justifica a aposta lacaniana de definir esses objetos como a-cósmicos. E além disso, é uma introdução necessária a uma recomendação de Colette Soler, na qual nos convida a “não opor muito rapidamente a voz e o olhar”. Podem se enlaçar duas superfícies? E no caso de que seja possível, de que maneira, com quais particularidades?
Para enlaçar dois objetos tridimensionais, por exemplo um cruzamento entre duas paredes, uma delas deve se interromper para dar passagem à outra. Porque, justamente, devido à existência de uma espessura, ambas não podem interpenetrar-se (existe uma lei física que impede que dois corpos ocupem o mesmo lugar no espaço, sempre e quando se encontrem submergidos em um espaço tridimensional). Mas, uma vez posto que as superfícies bidimensionais habitam o espaço real (assim se referem a ele os topologistas), podem perfeitamente interpenetra-se sem necessidade de que nenhuma delas interrompa sua continuidade. E assim como duas retas podem se cruzar em um ponto compartilhado, que automaticamente se converte em um conjunto formado por dois pontos que se ignoram mutuamente – sendo cada um deles correspondente a cada uma das retas –, duas superfícies podem se cruzar formando uma reta ou linha de penetração cujos pontos terão as mesmas características: cada ponto constituirá um conjunto de dois pontos que se ignoram, cada um deles pertencente a uma reta inscrita sobre cada plano. Assim, cada superfície poderá ser percorrida em sua totalidade como se a outra não existisse. Em síntese: as duas superfícies que se interpenetram não apresentam uma relação de oposição e podem compartilhar uma reta no mesmo lugar no espaço, com a condição de estarem situadas em um espaço real, bidimensional, propriamente topológico.
Os fenômenos clínicos são, em certas ocasiões, tão complexos que, se conseguirmos desenvolver um pouco essa lógica, talvez se esclareçam. Se a voz alimenta, caga e olha; e o olhar fala, devora e produz má sorte... Se o olhar pode ser silencioso, invocante ou provocador e a voz luminosa ou opaca, então há um enlace possível entre ambos, ainda que não necessário: uma interpenetração que dá conta de que o fenômeno é bidimensional e, portanto, impossível de capturar com algum gadget. Mas, no entanto, podemos alcançá-lo com dois de nossos dispositivos: o dispositivo analítico e o passe, com a condição de compreender seu modo de alcançar o real – que já não será o real do espaço físico, mas o real próprio da psicanálise.
As consequências de minha proposta são fortemente contra-intuitivas e provavelmente, por isso, bem lacanianas. De que melhor modo poderíamos esvaziar os objetos voz e olhar de substância, tal como propõe Lacan na “Terceira”, que lhes subtraindo profundidade? Bom, por acaso toda a psicanálise lacaniana não é uma aposta de liberar-nos dessas profundidades das quais Freudnão conseguiu se desprender completamente? (Sejamos sinceros: seu esquema do aparelho psíquico em “O eu e o isso” é tridimensional).
Por que recorrer à topologia, disciplina que explora o espaço bidimensional como referência analítica, senão por isso?
Concluo com uma ideia pessoal, mas que se me impõe desde a ética e política do Campo Lacaniano: não considero casual que os seminários nos quais Lacan desenvolveu mais extensamente seu pensamento topológico e bidimensional (penso concretamente no “A identificação” e no “Problemas cruciais...”) sejam os mais postergados da política editorial vigente. Considero o enlace entre a voz e olhar, ideia que poderia enriquecer notavelmente todo nosso fazer clínico e nossa elaboração do passe, como condição de possibilidade para praticar uma direção da cura libertadora dos efeitos patológicos de tais objetos e um passe efetivamente praticável que ponha em seu lugar à prova pelo afeto.

Tradução: Ronaldo Torres
Revisão: Sandra Berta