miércoles, 6 de febrero de 2008

Michel Onfray. "Contrahistoria de la filosofía" (Volumenes I y II)

VOLUMEN 1. LA SABIDURÍA DE LA ANTIGÜEDAD

La tradición del idealismo se extiende desde Platón hasta Kant y Hegel, dominando la historia de la filosofía a lo largo de más de dos mil años. Para Onfray es tiempo de contar la contrahistoria de la filosofía, la que reivindica el cuerpo frente al alma, el hedonismo contra el ideal ascético, el goce de la vida y no la preparación para la muerte. La historia de una filosofía materialista, una tendencia poderosa entre los griegos que luego fuera silenciada por el idealismo. Los manuales de filosofía no tienen nada de objetivos: son instrumentos con los que «la historiografía toma el lugar de la guerra» para seguir imponiendo su línea dominante. Además, esta obra demuestra que esa contratradición tiene grandes maestros: cínicos como Aristipo de Cirene o Diógenes de Sinope, materialistas como Demócrito y el poeta Lucrecio, hedonistas como Epicuro y Filodemo de Gadara. A finales del siglo XIX, Nietzsche señaló el camino; a principios del XXI Onfray demuestra que éste es el momento de liberarse del idealismo y abrirse a la otra tradición, la del hedonismo y el cuerpo.

VOLUMEN 2: EL CRISTIANISMO HEDONISTA
Onfray se pregunta por qué el idealismo ha triunfado sobre cualquier corriente materialista, por qué toda forma de goce es asociada al pecado –incluso desde una perspectiva laica– y a la culpa. Onfray revisa la historia entera de la filosofía y muestra que existe otra tradición en la que el hedonismo no representa el vicio sino la virtud. El gnosticismo licencioso, practicado por una rama de los seguidores de Plotino, opone al ascetismo platóni-co practicado por los cristianos una consideración del mundo material como sede y posibilidad del saber verdadero, no como una carga o una diabólica tentación. Más tardíamente, Simón el Mago, Heilwige de Bratislava o Lorenzo Valla (creador del cristianismo epicúreo) también se unirán a esta troupe de santos heréticos y contemplativos voluptuosos. No hay otro pensador capaz de inquietarnos y enseñarnos tanto como Onfray.