jueves, 26 de junio de 2008

Isidoro Vegh. "La clínica y la topología: un encuentro imposible"

¿Es producto de una decisión arbitraria la apelación que el psicoanálisis hace a la escritura matemática, a la topología, a partir de la enseñanza de Jacques Lacan? ¿O tiene razones en la estructura del sujeto al cual se consagra nuestra disciplina? Casi al final de su seminario sobre “Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis” podemos ver escrita, es más que un dibujo, una escritura topológica, que Lacan llama “el ocho interior”. Con ella intenta presentarnos la marcha posible de una cura y también su tropiezo.



FIGURA 1
D: Línea de la demanda
I: Línea de intersección “identificación”
T: Punto de transferencia
d: el deseo

Veamos si podemos explicitar la lógica que está allí puesta en acto y en qué medida ella nos sirve para aproximarnos al objeto del psicoanálisis, el sujeto, y a la progresión que la dirección de la cura, cuando de un psicoanálisis se trata, pone en acto.
El ocho interior es el borde de una Banda de Möebius. Para un topólogo no hay inconveniente en extraer el borde y trabajar con él. La Banda de Möebius es una superficie unilátera. Si la hormiguita camina por ella va a recorrer el supuesto anverso y reverso sin necesidad de cruzar el borde. Podemos fácilmente realizarla, en una aprehensión acorde a nuestro imaginario, con un rectángulo de papel y haciendo una torsión.


FIGURA 2

Con una torsión, o una cantidad impar de torsiones, obtendremos este efecto, que se pueda recorrer la superficie, el supuesto anverso y reverso, sin necesidad de cruzar el borde. Esto hace que, además de ser unilátera, tenga un solo borde. Banda de Möebius, sin adentro ni afuera, es adecuada para representar una estructura que desdice cualquier idea de una psicología de la profundidad, no tiene como la topología de la esfera, un adentro y un afuera, una superficie y un interior, todo se juega en la superficie. Nosotros añadimos: todo se juega en la superficie del discurso del analizante. Es en su decir que habremos de encontrar los elementos inherentes a su estructura.

¿Cuál es la razón por la cual la Banda de Möebius es una estructura adecuada para mostrar la estructura del sujeto? Si a una Banda de Möebius se la corta por una línea paralela al borde que no sea la línea media, obtendremos algo que sorprende a nuestro imaginario y a nuestra intuición: una banda cilíndrica, en la cual para pasar del anverso al reverso hay que cruzar el borde, anudada a una Banda de Möebius más pequeña, más angosta.


FIGURA 3

Este corte paralelo al borde, desde el punto de vista topológico para nosotros no es un corte especialmente significativo. La Banda de Möebius persiste aunque sea más angosta, habiendo perdido una parte que se ha convertido en banda cilíndrica.
Si en cambio cortamos la Banda de Möebius por la línea media, es una manera de decirlo ya que en topología no hay medida, quiere decir que la cortamos en una sola vuelta, veremos que una vez más el resultado sorprende a nuestra intuición. Lo que obtendremos no es lo que suele decirse, según una aprehensión imaginaria, dos Bandas de Möebius, sino una sola banda cilíndrica.


FIGURA 4


El corte por la línea media hace que desaparezca la Banda de Möebius y que aparezca en su lugar una banda cilíndrica. Si aceptamos que la Banda de Möebius es una buena manera de escribir al sujeto, enseguida veremos por qué, recorrer con la tijera su línea media es hacer con la tijera un recorrido equivalente al de una Banda de Möebius. En términos topológicos podemos identificar la Banda de Möebius al recorrido que la tijera hace en una vuelta. Esto es lo que lo llevó a Lacan a decir que el sujeto es el corte en acto y a nombrar a esa línea media hecha por la tijera como la línea sin puntos que representa al sujeto. Con esta característica: que al recorrer esa línea media con la tijera, haciendo un corte, desaparece la banda y emerje una banda cilíndrica, efecto adecuado para representar al sujeto como pulsación, alternando el tiempo de alienación con el de separación. El sujeto emerge, como en un happening, y desaparece. Como en un relámpago se efectúa y vuelve nuevamente a estar bajo la represión.
¿Por qué decíamos que la banda es apta para presentar el sujeto tal como lo entendemos desde el psicoanálisis, como sujeto del inconsciente? Si tomamos, como dijimos antes, el borde de la banda, lo extraemos, podemos ver que puede adoptar en el plano o en el espacio tridimensional, la forma de un ocho, que si lo pliego es lo que Lacan llama el ocho interior.

FIGURA 5

Si hacemos ese borde, no con un lápiz, en un plano, sino con cuerdas, podemos superponer una vuelta con otra y entonces, si pensamos que la banda escribe en su borde, la serie regresiva de las demandas del analizante, cuando pase dos veces por el mismo lugar, escribirá el concepto freudiano de repetición. Pero si corremos un poco las cuerdas como para representar otra vez la superficie, si aceptamos que por el medio va esa línea de la cual hablamos antes, esa línea sin puntos del sujeto,

FIGURA 6

¿no podemos advertir fácilmente que cada punto de cada una de las dos vueltas del borde que están a la misma altura escribe un significante que representa al sujeto para el otro significante?. Definición clásica lacaniana: sujeto es lo que un significante representa para otro significante.
Si además, a la Banda de Möebius le pegamos, siguiendo su borde, un círculo, un disco, decimos con términos topológicos, tendremos lo que se llama el plano proyectivo, que en tanto se plantea como inmerso en el espacio, lo llamamos cross-cap. Ustedes podrán decir que es irrealizable en el plano tridimensional. Es verdad, pero para la matemática eso no quiere decir que no pueda producirse en la tetradimensionalidad, o en la enedimensionalidad. Será entonces un disco que se pega al borde de la banda y se autoatraviesa. Un disco en topología siempre puede ser trasladado con una equivalencia, en términos topológicos, a un disco más pequeño, y éste a un disco más pequeño, hasta ser homólogo a un punto.

FIGURA 7

Pues bien, este disco nos sirve para escribir el objeto a, un objeto que en la teoría lacaniana tiene dos valores que se nombran con dos terminologías diferentes: uno, cuando es el objeto que hace presente un goce: lo llamamos “plus-de-jouir”, “plus de gozar”. En cambio, cuando hay un corte con ese objeto, cuando ese objeto falta, como objeto falta lo llamamos “objeto causa del deseo”. Es una terminología que recupera lo que suelo llamar lógica socrática: sólo se desea aquello que nos falta. Si aceptamos que al borde de la banda podemos pegarle este disco, el corte por la línea media que es homólogo a la banda, es también un corte con ese disco. Éste es el verdadero corte que implica la interpretación. La intervención del analista, ya sea la interpretación o en cualquiera de sus otras modalidades, deviene acto cuando propicia un corte con el objeto de la Fixierung, con el objeto de la fijación a un goce parasitario. El resultado de ese corte es la efectuación del sujeto. A la línea sin puntos, le adjuntamos, entonces, un punto fuera de línea – “point-hors-ligne”, otro nombre del objeto a.
Pues bien, si vamos ahora a la escritura de Lacan con la que comenzamos este relato,

FIGURA 8



vamos a poner una X con fines didácticos en el lugar donde, decimos, comienza el recorrido regresivo de las demandas asociativas del analizante.
Pega una vuelta, y cuando comienza su segunda vuelta, una manera de escribir según dijimos, las repeticiones donde el analista escucha al significante que representa al sujeto, llegará un momento, marcado por el punto T, en que hay una entrada en otro plano. Esa entrada en otro plano marca también el lugar de una línea que no entra en ese otro plano. Es cuando se recorre el último cuarto de vuelta. Esa línea es la del camino equivocado de un análisis, es la línea de la identificación al analista puesto en el lugar del Ideal que deja las cosas como si estuviéramos en el comienzo. En cambio, si se atraviesa la línea de identificación, I, desde el punto T, donde la transferencia apela al analista ya no sólo como Sujeto supuesto Saber sino como presencia, será posible completar la vuelta de tal modo que se produzca el corte anhelado. ¿Cuál es la condición para que eso se produzca? Lacan escribe la d minúscula que suele ser el matema con el cual nos hace presente el deseo, y yo digo, es el deseo del analista el que permite que se siga el camino adecuado a lo que un psicoanálisis se propone. El amor de transferencia, que tiene por condición al deseo del analista, permite que el amor alcance el ser más allá del ser, el ser del sujeto más allá del falso ser del objeto que encadenaba su goce.
Entonces, como decía el título, la clínica y la topología hacen un encuentro imposible, que equivale a real.


(publicado originalmente en revista Imago-Agenda Nº 120, Letra Viva, junio de 2008)