La civilización china no es una civilización de la palabra que confiere un sentido (la Biblia), ni del discurso (logos) que articulaconstrucciones teóricas por medio de su sintaxis. China tampoco es una tierra de Revelación, en la que primaría el mensaje y crecería la Promesa, ni de ella se espera que articule dialécticamente las formas y los géneros. La civilización china es fundamentalmente una civilización del texto, de un texto que muestra su trazado y es en sí mismo un tejido continuo.Así lo indica la palabra 'wen', que significa cultura, civilización, texto, ideograma, y que está compuesta por un cruzamiento de trazos. En el país de la seda, dice François Jullien, la "urdimbre" y la "trama" son las coordenadas del texto chino. A partir de la "urdimbre" del texto canónico y de la "trama" del imaginario, François Jullien establece un "orden" del texto en China -a semejanza de lo que Michel Foucault llamaba un "orden del discurso"- poniendo especial interés en elucidar el estatus ambiguo de lo imaginario.
François Jullien nació en Francia, en 1951 .
Estudió en la l'École Normale Supérieure y, luego, en las universidades de Shangai y Pekín. Fue responsable de la Antena Francesa de Sinología en Hong Kong y becario de la Maison franco-japonaise de Tokio. Doctor en Estudios de Extremo Oriente (1978) y en Letras (1983), fue presidente de la Asociación Francesa de Estudios Chinos y del Collège International de Philosophie. Actualmente es profesor en la Universidad París 7 y director del Centre Marcel-Granet y del Instituto del Pensamiento Contemporáneo. El trabajo que ha emprendido entre pensamiento chino y filosofía europea se orienta a la vez a deslocalizar la reflexión, explorando en el Extremo Oriente inteligibilidades diferentes que las desarrolladas por el pensamiento europeo y, por efecto de retorno, a poner en crisis las elecciones de la razón europea y a interrogar sus tomas de partido. Intentando evitar la doble trampa del prejuicio etnocéntrico y la fascinación ejercida por el exotismo, su ambición es construir una relación intercultural tan apartada del fácil universalismo como del relativismo perezoso.
Estudió en la l'École Normale Supérieure y, luego, en las universidades de Shangai y Pekín. Fue responsable de la Antena Francesa de Sinología en Hong Kong y becario de la Maison franco-japonaise de Tokio. Doctor en Estudios de Extremo Oriente (1978) y en Letras (1983), fue presidente de la Asociación Francesa de Estudios Chinos y del Collège International de Philosophie. Actualmente es profesor en la Universidad París 7 y director del Centre Marcel-Granet y del Instituto del Pensamiento Contemporáneo. El trabajo que ha emprendido entre pensamiento chino y filosofía europea se orienta a la vez a deslocalizar la reflexión, explorando en el Extremo Oriente inteligibilidades diferentes que las desarrolladas por el pensamiento europeo y, por efecto de retorno, a poner en crisis las elecciones de la razón europea y a interrogar sus tomas de partido. Intentando evitar la doble trampa del prejuicio etnocéntrico y la fascinación ejercida por el exotismo, su ambición es construir una relación intercultural tan apartada del fácil universalismo como del relativismo perezoso.
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Indice
Introducción
1)Ni Escritura santa ni obra clásica: el estatus del texto canónico en la civilización china
Anexo. "Tomando los textos canónicos como fuente", de Liu Xie, 'Wenxin diaolong', cap. III, "Zong jing"
2)El nacimiento de la "imaginación"
3)Lógica del apareamiento: apuestas filosóficas, efectos textuales (a partir de Wang Fuzhi)
Anexo: Teoría del paralelismo literario, según Liu Xie
4)El arte de la lista: de la mano, del cuerpo, del poema