Como en la presentación anterior, voy a contarles algunos detalles del tipo de institución donde se generó al caso clínico que hoy trabajaremos. Es la misma unidad carcelaria, que anteriormente describí. Es una unidad destinada a trabajar en la recuperación de presos que tienen problemas con las drogas, y que solicitan o el juzgado les indica tratamiento de rehabilitación.
En este tipo de dispositivos es mas clara la hipótesis del déficit. Esto significa que existe una falla en la personalidad, originada en las condiciones de crianza, lo biológico, las malas influencias, etc. Se trata entonces, de lograr reparar o corregir la conducta de quienes consultan, con el fin de la readaptación social. Para ello, existen en este tipo de tratamientos, fases o etapas que tienen una lógica evolutiva. Estas fases o etapas se deben cumplir, una por una, acreditando mejoras en la conducta. El tiempo de permanencia en cada fase muestra la voluntad y la capacidad de recuperación de cada paciente. No se olviden, que siempre está de por medio la causa de cada interno, y solicitar rehabilitación está bien visto por el juez.
Entonces tenemos un sistema de tratamiento, que se ampara en el conocimiento científico y en estadísticas para fijar un mecanismo de control. No solo encierra al “anormal”, clasifica su anormalidad y fija de que modo lo va a tratar. Es en todo caso un desdoblamiento, en una misma escena de los mecanismos de represión y control. Recuerden que todo aquello que el discurso jurídico no prevee, o sea que es disruptivo, paradójicamente es incluido bajo la forma de la exclusión. Esta cárcel de rehabilitación creo que es un buen representante de esta cuestión. En particular en este de dispositivo,- a mi me recuerda al protagonista de la película “La naranja mecánica” de Stanley Kubrik, que se ofrece para un experimento de rehabilitación- implica que alguien tenga “conciencia de enfermedad”, es decir que asuma su déficit.
Observen nuevamente la escena y traten de imaginar a un analista allí. En principio es difícil, como ya señalamos en otras clases, la convocatoria a convertirse en un especialista, un experto en el tema, resulta una demanda. Y justamente se le demanda porque se le adjudica conocimiento , se espera su palabra, su informe, sus indicaciones de que es lo más adecuado para estos pacientes. Como decíamos en la presentación clínica anterior, que explique científicamente el delito a partir de la personalidad del delincuente. Bueno nuevamente son estas las condiciones de inicio.
Pasemos al material, en esta oportunidad el caso corresponde a la analista Victoria Saggese quien ha decidido compartir parte de su experiencia clínica con nosotros.
El material:
En este tipo de dispositivos es mas clara la hipótesis del déficit. Esto significa que existe una falla en la personalidad, originada en las condiciones de crianza, lo biológico, las malas influencias, etc. Se trata entonces, de lograr reparar o corregir la conducta de quienes consultan, con el fin de la readaptación social. Para ello, existen en este tipo de tratamientos, fases o etapas que tienen una lógica evolutiva. Estas fases o etapas se deben cumplir, una por una, acreditando mejoras en la conducta. El tiempo de permanencia en cada fase muestra la voluntad y la capacidad de recuperación de cada paciente. No se olviden, que siempre está de por medio la causa de cada interno, y solicitar rehabilitación está bien visto por el juez.
Entonces tenemos un sistema de tratamiento, que se ampara en el conocimiento científico y en estadísticas para fijar un mecanismo de control. No solo encierra al “anormal”, clasifica su anormalidad y fija de que modo lo va a tratar. Es en todo caso un desdoblamiento, en una misma escena de los mecanismos de represión y control. Recuerden que todo aquello que el discurso jurídico no prevee, o sea que es disruptivo, paradójicamente es incluido bajo la forma de la exclusión. Esta cárcel de rehabilitación creo que es un buen representante de esta cuestión. En particular en este de dispositivo,- a mi me recuerda al protagonista de la película “La naranja mecánica” de Stanley Kubrik, que se ofrece para un experimento de rehabilitación- implica que alguien tenga “conciencia de enfermedad”, es decir que asuma su déficit.
Observen nuevamente la escena y traten de imaginar a un analista allí. En principio es difícil, como ya señalamos en otras clases, la convocatoria a convertirse en un especialista, un experto en el tema, resulta una demanda. Y justamente se le demanda porque se le adjudica conocimiento , se espera su palabra, su informe, sus indicaciones de que es lo más adecuado para estos pacientes. Como decíamos en la presentación clínica anterior, que explique científicamente el delito a partir de la personalidad del delincuente. Bueno nuevamente son estas las condiciones de inicio.
Pasemos al material, en esta oportunidad el caso corresponde a la analista Victoria Saggese quien ha decidido compartir parte de su experiencia clínica con nosotros.
El material:
Un caso para “no encerrar” en la presentación.
El paciente, “residente” como se nomina en los dispositivos llamados de Comunidad Terapéutica, es tomado en tratamiento en noviembre de 2006. El mismo había solicitado ser atendido por una extensa historia de consumo de drogas.
En la derivación por el Equipo de Admisión, aparece una mención puntual por la complejidad del caso. Episodios de sobredosis, autolesiones, dependencia marcada a sustancias varias, etc. y con una “presentación desbordada”.
Es lo que suena en el primer tiempo del tratamiento, con rasgos propios de extensas institucionalizaciones. Con escasez en los recursos ideativos e interpretativos. Pensamiento concreto desordenado y metonimizado, querellante y con ideas autorreferenciales. Intentos impulsivos de descarga y abreacción. Responsabilización al otro. Indisciplinado y sin marco normalizante.
En principio con algunas dudas diagnósticas, se precisa a nivel teórico la holofrase, no pensada desde la psicosis pero si en la analogía que Lacan sugiere entre ésta, la psicosomática y la debilidad mental.
Esto de pensar al significante holofraseado de la debilidad mental, reorganiza el caso. El campo inicial de fenómenos- hábito del consumo, compulsión, compromiso del cuerpo órgano,- en términos de Lacan S1, es pensado y trabajado vinculado a una dialéctica, para conmover este significante petrificado y aislado.
El logro se sostuvo en el transcurso de la puesta en forma del dispositivo tratamental, sobrevalorando el sesgo del discurso religioso y el arte, en particular la música. Por intermedio del culto religioso, se interesó en la música. Haciendo de esto el aspecto regulador de su conducta manifiesta.
Se estabilizó en sus pensamientos discordantes, y frena notoriamente su exitación psicomotriz. Va decantando esto en el desenvolvimiento cotidiano en procesos de estabilización y alivio. Encapsula la temática conflictiva evitando desbordes anímicos.
Lleva a cabo sus responsabilidades y se esfuerza en superar y obtener metas a corto y largo plazo, revalorizándose en su accionar.
Durante éste último período, donde se le solicitó un pase a fase II, con reinserción social, el residente ha fortalecido lo que lo estabiliza, con tolerancia y mesura frente a lo que proyecta evaluando condiciones para dar curso a lo que pretende. Ha logrado interrogarse sobre su conflictiva delictivo adictiva, cercando con prudencia los motivos causales, poniendo límites a sus rasgos de impulsividad y excesos.
El sistema religioso operó en primer instancia como regulador, vía el tratamiento se propició el aprendizaje de un instrumento de música que lo des encerró de su subjetividad abarrotada y enrejada.
Hoy enseña a otros….
Hoy se presenta en teatros fuera de la unidad carcelaria.
Hoy lo considera una salida laboral.
Hoy este instrumento suplencia real, logró anudarlo y enlazarlo a otro diferente del inicio.
Y, por otro lado, desde la dirección de la cura, intentar “no encerrar” a los significantes “encerrados” de la presentación del caso…
Lic. Saggese Victoria
El paciente, “residente” como se nomina en los dispositivos llamados de Comunidad Terapéutica, es tomado en tratamiento en noviembre de 2006. El mismo había solicitado ser atendido por una extensa historia de consumo de drogas.
En la derivación por el Equipo de Admisión, aparece una mención puntual por la complejidad del caso. Episodios de sobredosis, autolesiones, dependencia marcada a sustancias varias, etc. y con una “presentación desbordada”.
Es lo que suena en el primer tiempo del tratamiento, con rasgos propios de extensas institucionalizaciones. Con escasez en los recursos ideativos e interpretativos. Pensamiento concreto desordenado y metonimizado, querellante y con ideas autorreferenciales. Intentos impulsivos de descarga y abreacción. Responsabilización al otro. Indisciplinado y sin marco normalizante.
En principio con algunas dudas diagnósticas, se precisa a nivel teórico la holofrase, no pensada desde la psicosis pero si en la analogía que Lacan sugiere entre ésta, la psicosomática y la debilidad mental.
Esto de pensar al significante holofraseado de la debilidad mental, reorganiza el caso. El campo inicial de fenómenos- hábito del consumo, compulsión, compromiso del cuerpo órgano,- en términos de Lacan S1, es pensado y trabajado vinculado a una dialéctica, para conmover este significante petrificado y aislado.
El logro se sostuvo en el transcurso de la puesta en forma del dispositivo tratamental, sobrevalorando el sesgo del discurso religioso y el arte, en particular la música. Por intermedio del culto religioso, se interesó en la música. Haciendo de esto el aspecto regulador de su conducta manifiesta.
Se estabilizó en sus pensamientos discordantes, y frena notoriamente su exitación psicomotriz. Va decantando esto en el desenvolvimiento cotidiano en procesos de estabilización y alivio. Encapsula la temática conflictiva evitando desbordes anímicos.
Lleva a cabo sus responsabilidades y se esfuerza en superar y obtener metas a corto y largo plazo, revalorizándose en su accionar.
Durante éste último período, donde se le solicitó un pase a fase II, con reinserción social, el residente ha fortalecido lo que lo estabiliza, con tolerancia y mesura frente a lo que proyecta evaluando condiciones para dar curso a lo que pretende. Ha logrado interrogarse sobre su conflictiva delictivo adictiva, cercando con prudencia los motivos causales, poniendo límites a sus rasgos de impulsividad y excesos.
El sistema religioso operó en primer instancia como regulador, vía el tratamiento se propició el aprendizaje de un instrumento de música que lo des encerró de su subjetividad abarrotada y enrejada.
Hoy enseña a otros….
Hoy se presenta en teatros fuera de la unidad carcelaria.
Hoy lo considera una salida laboral.
Hoy este instrumento suplencia real, logró anudarlo y enlazarlo a otro diferente del inicio.
Y, por otro lado, desde la dirección de la cura, intentar “no encerrar” a los significantes “encerrados” de la presentación del caso…
Lic. Saggese Victoria
Para comenzar, el paciente tiene sus entrevistas con Victoria, luego de una admisión institucional que rápidamente lo clasificó como un caso difícil. Resulta evidente cierta cuestión transferencial del equipo que realizó la admisión, con el modo de trabajo de la analista.
Entonces tenemos que el paciente demanda asistencia y que en virtud de la historia institucional, deciden incorporarlo al tratamiento advirtiendo a Victoria del caso. En la descripción, se pueden leer una serie de rasgos de personalidad que hacen a la complejidad del paciente. Es interesante como desde la institución, desde lo jurídico no se cuestiona cierta dificultad para asistir a un paciente, que haya estado institucionalizado largos períodos de su vida, solo hace suponer que el paciente es difícil. El equipo de admisión, sigue por esa vía, no presenta pregunta solo confirma la historia individual, como si las instituciones donde se alojó no tuvieran nada que ver con el caso. Dicho equipo de admisión opera como el experto, sabe que es un paciente complicado da aviso, pero no interroga, no supone inconciente, al menos como nosotros lo pensamos. El saber bajo la forma del conocimiento, fija el ser de este interno, siendo el punto de apoyo la pretensión científica. En mi opinión, se les escapa la institución como una otredad en la vida del paciente. La derivación pudo haber articulado las manifestaciones de la conducta con una pregunta, o haber situado que desconoce que tipo de atención tuvo previamente, o que no puede establecer que significa el encierro para este hombre que reacciona de ese modo. Pero ese camino no es explorado. Es decir en lugar de habilitar una pregunta, solo confirman la complejidad del individuo.
Victoria realiza una maniobra diferente, lo acepta, observa las manifestaciones de la personalidad del interno, y genera una pregunta. Aquí ya estamos en otro campo. Todo este conjunto de datos, verificables en la conducta, le plantean dudas en el diagnóstico. No pierdan de vista que decir que es un caso difícil, no supone ninguna duda, solo engorda el conocimiento del experto. La posición de Victoria es la de un analista, porque se interroga acerca del sentido frente a la demanda. Ni responde a esa demanda informando que el tipo verdaderamente es un “anormal”, ni se desentiende del caso. De hecho pensó una hipótesis de trabajo, en función de su lectura de los significantes en juego, y estableció un rumbo.
Esto sugiere, que con un caso que normalmente en las instituciones nadie quiere atender, ella decidió avanzar. No se quedó en la descripción de fenómenos conductuales. Lo escuchó con atención, y recortó algo del mensaje de este paciente. En transferencia surgió el deseo, al paciente le apasiona la música, a tal punto que está dispuesto a mucho, a asumir de que modo quiere que la música esté en su vida. Vean el salto, de un caso de los complicados, esos que circulan por todo tratamiento posible, que resultan un dolor de cabeza, allí la analista escuchó a un ser hablante, y en immixión se pone en forma un deseo. Para decirlo de un modo provocador, hizo de un caso difícil, un paciente que quiere ser músico y vivir de eso. Ya el asunto es otro, como ven este paciente está decidido a reorganizar su vida a partir de este hallazgo.
Considero clave señalar la vía del deseo, es notable como el paciente cambia, lean la descripción de la conducta, a partir de una nueva significación este ser hablante tiene un nuevo horizonte. Pasó de estar desbordado a no ceder esto que descubrió en su análisis, simplemente porque se encontró con una analista decida a escucharlo. Creo que la posición de firmeza del paciente con su deseo está en estrecha vinculación con el deseo de Victoria de analizar. Ella es la primera en esta serie de instituciones y tratamientos que se pregunto que es lo que le pasa, y alojó la demanda del paciente. No pierdan de vista que en el material, el relato comienza hablando de conductas, y luego las trató como significantes. Todas esas manifestaciones de “desborde”, son leídas en busca de despejar un sentido, la analista habla de dialéctica, de hacer de los fenómenos observables de la presentación un S1. Retomando, tenemos entonces que de un caso difícil, de un interno problemático, se opera un pasaje al campo del significante, es allí en ese sitio donde se podrá leer el deseo. Sin el deseo de esta analista, este giro no hubiera sido posible.
Piensen nuevamente, como leer el criterio del déficit, de la responsabilización individual, y lo que ha sucedido en este material clínico. No parece que el caso difícil se halla rectificado o encamisado en las pautas y normas sociales. Si en cambio que ha modificado radicalmente su posición, ahora identificó algo que quiere para su vida. Este movimiento implica una relación diferente con el Otro. Para hacerlo mas claro, si quiere vivir de la música, presentarse en teatros, dar clases, etc. se tiene que replantear la permanencia en la cárcel, y el modo de circular en sociedad. Seguramente ir por mas en la música, le va dar una significación diferente a su vida. Su mensaje, a partir de pasar por el campo del Otro, se resignificó. Las mejoras en su vida son efecto de una nueva relación con el deseo.
Entiendo que el caso va viento en popa, ahora bien retomemos algunos planteos. Si este paciente mejoró, es a partir del análisis y de la puesta en forma de su mensaje. Habilitar su deseo implica a la vez, una modificación en su relación con la ley, la sociedad y el modo de goce. Es una separación efectiva de los mecanismos de control, dado que estos no se interesan en la subjetividad.
Mi apuesta es que esto que sucede en un análisis sea la respuesta a la demanda del discurso jurídico o institucional. Que los informes señalen la existencia y el valor del deseo en lugar de dar cuenta de la evolución del paciente.
Bueno, va mi agradecimiento a las analistas que brindaron el material clínico, finalizamos acá.
Entonces tenemos que el paciente demanda asistencia y que en virtud de la historia institucional, deciden incorporarlo al tratamiento advirtiendo a Victoria del caso. En la descripción, se pueden leer una serie de rasgos de personalidad que hacen a la complejidad del paciente. Es interesante como desde la institución, desde lo jurídico no se cuestiona cierta dificultad para asistir a un paciente, que haya estado institucionalizado largos períodos de su vida, solo hace suponer que el paciente es difícil. El equipo de admisión, sigue por esa vía, no presenta pregunta solo confirma la historia individual, como si las instituciones donde se alojó no tuvieran nada que ver con el caso. Dicho equipo de admisión opera como el experto, sabe que es un paciente complicado da aviso, pero no interroga, no supone inconciente, al menos como nosotros lo pensamos. El saber bajo la forma del conocimiento, fija el ser de este interno, siendo el punto de apoyo la pretensión científica. En mi opinión, se les escapa la institución como una otredad en la vida del paciente. La derivación pudo haber articulado las manifestaciones de la conducta con una pregunta, o haber situado que desconoce que tipo de atención tuvo previamente, o que no puede establecer que significa el encierro para este hombre que reacciona de ese modo. Pero ese camino no es explorado. Es decir en lugar de habilitar una pregunta, solo confirman la complejidad del individuo.
Victoria realiza una maniobra diferente, lo acepta, observa las manifestaciones de la personalidad del interno, y genera una pregunta. Aquí ya estamos en otro campo. Todo este conjunto de datos, verificables en la conducta, le plantean dudas en el diagnóstico. No pierdan de vista que decir que es un caso difícil, no supone ninguna duda, solo engorda el conocimiento del experto. La posición de Victoria es la de un analista, porque se interroga acerca del sentido frente a la demanda. Ni responde a esa demanda informando que el tipo verdaderamente es un “anormal”, ni se desentiende del caso. De hecho pensó una hipótesis de trabajo, en función de su lectura de los significantes en juego, y estableció un rumbo.
Esto sugiere, que con un caso que normalmente en las instituciones nadie quiere atender, ella decidió avanzar. No se quedó en la descripción de fenómenos conductuales. Lo escuchó con atención, y recortó algo del mensaje de este paciente. En transferencia surgió el deseo, al paciente le apasiona la música, a tal punto que está dispuesto a mucho, a asumir de que modo quiere que la música esté en su vida. Vean el salto, de un caso de los complicados, esos que circulan por todo tratamiento posible, que resultan un dolor de cabeza, allí la analista escuchó a un ser hablante, y en immixión se pone en forma un deseo. Para decirlo de un modo provocador, hizo de un caso difícil, un paciente que quiere ser músico y vivir de eso. Ya el asunto es otro, como ven este paciente está decidido a reorganizar su vida a partir de este hallazgo.
Considero clave señalar la vía del deseo, es notable como el paciente cambia, lean la descripción de la conducta, a partir de una nueva significación este ser hablante tiene un nuevo horizonte. Pasó de estar desbordado a no ceder esto que descubrió en su análisis, simplemente porque se encontró con una analista decida a escucharlo. Creo que la posición de firmeza del paciente con su deseo está en estrecha vinculación con el deseo de Victoria de analizar. Ella es la primera en esta serie de instituciones y tratamientos que se pregunto que es lo que le pasa, y alojó la demanda del paciente. No pierdan de vista que en el material, el relato comienza hablando de conductas, y luego las trató como significantes. Todas esas manifestaciones de “desborde”, son leídas en busca de despejar un sentido, la analista habla de dialéctica, de hacer de los fenómenos observables de la presentación un S1. Retomando, tenemos entonces que de un caso difícil, de un interno problemático, se opera un pasaje al campo del significante, es allí en ese sitio donde se podrá leer el deseo. Sin el deseo de esta analista, este giro no hubiera sido posible.
Piensen nuevamente, como leer el criterio del déficit, de la responsabilización individual, y lo que ha sucedido en este material clínico. No parece que el caso difícil se halla rectificado o encamisado en las pautas y normas sociales. Si en cambio que ha modificado radicalmente su posición, ahora identificó algo que quiere para su vida. Este movimiento implica una relación diferente con el Otro. Para hacerlo mas claro, si quiere vivir de la música, presentarse en teatros, dar clases, etc. se tiene que replantear la permanencia en la cárcel, y el modo de circular en sociedad. Seguramente ir por mas en la música, le va dar una significación diferente a su vida. Su mensaje, a partir de pasar por el campo del Otro, se resignificó. Las mejoras en su vida son efecto de una nueva relación con el deseo.
Entiendo que el caso va viento en popa, ahora bien retomemos algunos planteos. Si este paciente mejoró, es a partir del análisis y de la puesta en forma de su mensaje. Habilitar su deseo implica a la vez, una modificación en su relación con la ley, la sociedad y el modo de goce. Es una separación efectiva de los mecanismos de control, dado que estos no se interesan en la subjetividad.
Mi apuesta es que esto que sucede en un análisis sea la respuesta a la demanda del discurso jurídico o institucional. Que los informes señalen la existencia y el valor del deseo en lugar de dar cuenta de la evolución del paciente.
Bueno, va mi agradecimiento a las analistas que brindaron el material clínico, finalizamos acá.