Le Seuil es una reputada casa editorial, nacida de la Resistencia y del cristianismo social, que acompañó la eclosión de las ciencias sociales. Sus grandes autores fueron Jean Cayrol, Roland Barthes y Jacques Lacan. Para el San Valentín de 2009, esta honorable casa, tal vez un poco severa, lanza una colección erótica de bolsillo. ¿Por qué no? A tal título, ella propone “con la compra de dos libros un atrevido juguete Yoba de regalo”. El editor explica que Yoba, “es un comercio en el límite del ocio” que “se posiciona en un concepto resueltamente hedonista”. Si Le Seuil desea obtener nuevamente el Goncourt, hará falta que mejore su estilo.
Luego de toda una palabrería en la que se habla de “boutique intimista”, de “comercio electrónico” y de “áperos pícaros”, se capta que los lectores de Juan Manuel de Prada y de Catherine Millet volverán con un “antifaz de raso”. Para ellos, “Esperando a Godot” no está aún informado acerca del regalo.
Lo que resulta más chocante, no es esa mezcla de un gusto dudoso que viste a la literatura de colores chillones (rosa). Es que un gran editor reconozca que cree tan poco en sus libros que ofrezca un “gadget” para facilitar su compra. Imagínense a W. Taylor proponer en 1719 un crucero gratuito por la compra de dos ejemplares de “Robinson Crusoe”, o a Michel Lévy una espada de hojalata por dos volúmenes de “Los tres mosqueteros”. La literatura no necesita muletas para dar placer.
Es lamentable constatar que en Seuil, el libro se haya reducido al rango de « text toy ».
Étienne de Montety (para Le Figaro Livres)
Traducción: PP