Nuestras sociedades están dominadas por la compasión. Un “celo compasivo” hacia los desposeídos, los desheredados, los excluidos, no cesa de manifestarse en el campo político, hasta el punto de que los dirigentes ya no vacilan en elevar su aptitud para compadecerse a argumento decisivo de su derecho a gobernar. ¿Fenómeno circunstancial, o nueva figura del sentimiento democrático? Myriam Renault D’Allonnes examina frontalmente las relaciones entre la dimensión afectiva de vivir-juntos, la naturaleza del lazo social y el ejercicio del poder. Remontándose a las fuentes de la modernidad, demuestra que las pasiones y las emociones alimentaron constantemente la reflexión acerca de la existencia democrática, desde Rousseau hasta Arendt, pasando por Tocqueville.
Se verá así que aunque el desbordamiento compasional no constituya una política, los vínculos entre sentimiento humanitario, reconocimiento del otro y capacidad para actuar deben ser pensados nuevamente desde el principio.