Introducción
Trabajaremos en esta oportunidad con un texto de Lacan, “Introducción teórica de las funciones del psicoanálisis en criminología” (Escritos I, editor siglo XXI,).
En primer lugar me interesa comentar una idea que me produjo el encuentro con ese material. Pensé la cárcel, la situación de encierro, las exigencias institucionales, el malestar que implica la institución para los presos y los empleados para abordar la posición de los analistas que allí se desempeñan. Me propongo avanzar hacia algunos aspectos de la relación entre determinación social y subjetividad. La piedra de apoyo será el margen social, obviamente desde los que están en conflicto con la ley.
Para iniciar este breve recorrido, considero fundamental ubicar el valor del crimen y de la criminología en el contexto del psicoanálisis según Lacan. La obra de Lacan como todos conocen se compone de dos masas teóricas vinculadas entre si, esto es lo que escribió y la transmisión oral denominada “El Seminario”. Ambos registros componen gran parte de su enseñanza. Dentro de “Los Escritos”, en la edición SigloXXI, pueden verificar que el texto sobre criminología figura en el mismo nivel que otros trabajos mas fácilmente pensados como cruciales para el psicoanálisis. Nombro algunos de estos, “El estadio del espejo como formador de la función del yo tal como se nos revela en la experiencia psicoanalítica”, “Variantes de la cura-tipo”, “Intervención sobre la transferencia”, nadie se sorprendente del valor de estos textos. Resulta menos frecuente interrogarse sobre la función del crimen, para pensar la clínica. Normalmente este dato no es tenido en cuenta. No obstante, Lacan le adjudicó un sitio clave en su obra.
Lacan en su texto sobre criminología, evidencia su pregunta sobre la relación del psicoanálisis y la criminología, está atento a ciertos crímenes, a ciertos saberes de la época, pero se mantiene interrogando los fenómenos y las explicaciones que circulan a cerca de los mismos. De hecho podría haber dado algún tipo de interpretación psicoanalítica de los mismos, sin embargo va mas a fondo con el lugar que puede tener el psicoanálisis frente al delito. Es una maniobra que lo sostiene como analista, básicamente ser un preguntón alguien que descree de aquellas opiniones que en nombre del discurso científico, fijan la norma. En tanto psicoanalista, hace de los fenómenos una pregunta y avanza. Me recuerda a la explicación que ofrece en “Subversión del sujeto…”, allí dice que Freud al encontrarse con la histérica, no se encandiló con lo florido de la presentación, sino que le pidió que hable que le cuente que le pasa, la hizo hablar.
El año que Lacan escribe sobre el crimen es 1950, un momento en que la psiquiatría en Francia contaba con forenses de prestigio que impulsaban la psicopatología del crimen (En el libro Los Anormales, Foucault señala los años 50 caracterizados por las pericias psiquiátricas) como explicación. Sin embargo dio un paso hacia delante en el tratamiento de este asunto, ubicado como analista. Se preocupó por pensar en las explicaciones de sus colegas, y volver a formular las cosas. Mi modo de entender esto, no es únicamente adjudicarle genialidad, sino reencontrar en su estrategia, los alcances del deseo del analista.
Es por esto que me atrajo la idea de utilizar la experiencia clínica con pacientes en conflicto con la ley, para poder avanzar en la teoría psicoanalítica. Hacer de los elementos vinculados a este tema significantes a interpretar. Esta versión no supone un analista especializado -en leyes, presos o una psicopatología carcelaria- sino, como desde un problema social -que se ha agudizado en estos tiempos, por el capitalismo y la globalización-, se puede abordar al sujeto, y su modo de relación con el Otro. Se trata de leer el conflicto con la ley, el encierro, anudado tanto a cuestiones sociales como a otra escena, más que hacerlo consistir en la persona del delincuente. Hacer del criminal y el crimen significantes, mas que cuadros psicopatológicos.
Por eso creo en la necesidad de enfocarnos en la clínica más que en la especialización, lugar este último al que se nos convoca permanentemente desde la institución judicial y desde el discurso científico. Aquellos que trabajan en cárceles, identificarán mejor, el pedido de que se expidan como expertos en sus opiniones o informes. Lacan no se convirtió en criminólogo, pero igualmente se apasionó en establecer el sentido del crimen para el sujeto y la cultura.
Tengamos presente que la sociedad con los ideales que la comandan podría bien constituir lo Otro del encierro. La oferta de este tiempo de eludir la castración, por medio del impulso al consumo desmedido, como si la sustancia de los objetos portara la felicidad. Las ideas del individuo exitoso, la inmediatez en las relaciones de amor, el mundo virtual que impone variaciones en el vínculo social, generan una escena. Aquellos que tomados por esta “realidad” no califican para formar parte, quedan fuera, excluidos. Esta exclusión, es efecto del discurso, con los ideales de individualismo y readadptación. Al quedar parte de la sociedad sin poder ser representado por los significantes de estos tiempos, se genera un retorno feroz de aquellos ubicados en el margen -el criminal, es una de las pocas inscripciones posibles, no es quien falta a la ley sino lo que la pericia determina-. Muchas veces el retorno parece desde lo real, por ejemplo los robos, los asesinatos, la lista es amplia.
Si ubico brevemente estos efectos de nuestro mundo globalizado, del capitalismo cada vez más fuerte, es en principio para evidenciar que cierta tensión ligada al delito, resulta explicada por la responsabilidad individual, avalada por peritajes de expertos en delitos, y no se tiene en cuenta una demanda social de éxito inmediato. Cambian las cosas si pensamos que el delito se vincula con las exigencias del Otro social a pensarlo como un desajuste originado en un individuo patológico.
Volviendo a lo escrito por Lacan, entiendo este material del psicoanalista francés como un desafío, hacia sus pares tantos psiquiatras como psicoanalistas. No me refiero a una intención de provocar creo que se dirige con mucho respeto al hablar de otros teóricos del tema, como Kate Friedlander. Simplemente que el planteo de cómo pensar el crimen va desde lo social, la cultura hacia el sujeto, retoma la estructura del lenguaje como anclaje, etc., y se va diferenciando de las teorías que se apoyan en el individuo, la patología y la morbilidad. En este sentido, es distinto pensar a un sujeto determinado por la cultura, que a un enfermo ya sea a causa de algo orgánico, o por la liberación de sus pulsiones casi imposibles de contener. Los modelos criminológicos que convergen en la individualidad como centro, según este escrito de Lacan aportan una explicación insuficiente del crimen.
Es necesario considerar un dato vinculado con la inscripción del psicoanálisis en la ciencia positivista. Según la apreciación de Jean Claude Milner en su libro “La Obra Clara” (editado en castellano por Bordes Manantial), a fines de la Segunda Guerra el psicoanálisis formaba parte de la ciencia moderna, y por ello había “secretado su propia técnica “ para utilizar una expresión de este autor. Entiendo que entonces el psicoanálisis perdió su valor novedoso, dejó de ocuparse de lo que era un resto para la ciencia. En este sentido creo que surgieron intentos de explicar el delito haciendo del descubrimiento freudiano, una técnica científica. Una referencia que podría ejemplificar este enfoque, es la versión del psicoanálisis desplegada por Alfred Hitchcock en el film Spellbaund. El texto de Lacan va a cuestionar ese encamisado, centrándose más en la cultura que en la ciencia positivista.
No voy a desplegar un análisis del texto por párrafos. Lo que haré es ofrecer un modo de interpretación, situando algunos puntos que considero claves. Nombro algunos de ellos: el concepto de pulsión, el de culpa-responsabilidad, la posición del analista respecto del crimen y de los ideales de la época, la experiencia del análisis en tanto dialéctica del sujeto.
Voy a separar mi análisis en tres partes, la razón de realizarlo así y del orden que sugiero, se basan en el intento de aproximarnos a la clínica, partiendo de las demandas a los analistas –informes, readaptación, etc.- desde el campo jurídico. Primero considero revisar algunos ítems en del concepto de pulsión, que se desprenden de las funciones del psicoanálisis en criminología siguiendo a Lacan. Segundo trabajaremos, sobre la diferencia entre el psicoanálisis y las concepciones de la criminología psicoanalítica. Y por último, vamos a pensar la experiencia de la dialéctica del sujeto.
Para descargar el texto completo, hacé click aquí