Las pasiones intelectuales ilumina de un modo inédito la sociedad de las Luces, las grandezas y las debilidades de esa "tribu" intelectual que inaugura los tiempos modernos.En el primer volumen de esta obra, Deseos de gloria, Élisabeth Badinter describe el surgimiento, en la primera mitad del siglo XVIII, de una nueva figura de sabio para quien el reconocimiento de sus pares ya no es suficiente. Deseos de gloria, búsqueda de honores, voluntad de poder son las grandes pasiones que agitan a muchos intelectuales a partir del Siglo de las Luces, el cual asiste al desarrollo del poder de la prensa y de una opinión ilustrada a la que buscan seducir.En este segundo volumen, Exigencia de dignidad, aparece el intelectual luchando contra la censura que ejercen la Iglesia y el Estado monárquico y a favor de una independencia de espíritu respecto del yugo del pensamiento dominante. Así, escribe D’Alembert: "Libertad, verdad, pobreza son las tres palabras que la gente de letras siempre debería tener presente". Este tríptico austero y sucinto constituye la expresión de un nuevo orgullo del intelectual, orgullo que también podría denominarse exigencia de dignidad. ¿De qué sirven la gloria y la riqueza si se pagan con el compromiso y la dependencia?
Para los enciclopedistas la dignidad intelectual se confunde con la independencia de espíritu; sus adversarios les oponen el punto de vista moral y subrayan las contradicciones entre el hombre privado y el intelectual, trazando un retrato deplorable del filósofo.
La lucha de Voltaire por la verdad y la justicia en el caso Calas restablece la credibilidad del filósofo y le otorga un prestigio y un esplendor nunca alcanzados hasta ese momento. En tal sentido, afirma Élisabeth Badinter: "El combate de uno solo beneficia a todos y otorga un contenido moral excepcional a un accionar filosófico que no excluye la ambición personal".