¡Cuáles serán los calificativos que no ha recibido el amor! Se lo ha querido conquistador, platónico, divino, cortés, conyugal, extático, puro, romántico, loco, curativo, carnal, pasional, sexual, etc. Tantos términos, tantas figuras del amor ofrecidas por la historia a una modernidad enormemente desorientada. Discretamente, Jacques Lacan recogió el desafío.
No sabemos demasiado por qué, el pequeño Dios Eros había investido el ejercicio analítico, metiéndose allí como una experiencia (amorosa) en una experiencia (el análisis). Freud denominó “transferencia” a ese acontecimiento inaudito. La complicación moderna en el lugar del amor no fue sin embargo desbaratada. También Lacan aquí sorprenderá, sin resolver no obstante todas las preguntas planteadas, al intentar hacer “volver a florecer al amor”. Como lector paciente de una palabra desde ahora dedicada al escrito, Jean Allouch, con la prudencia y la atención que le conocemos desde Marguerite, ou l’Aimée de Lacan y Érotique du deuil au temps de la mort sèche, muestra, muy cerca de las formulaciones lacanianas, cómo se inventa una nueva figura del amor.
No sabemos demasiado por qué, el pequeño Dios Eros había investido el ejercicio analítico, metiéndose allí como una experiencia (amorosa) en una experiencia (el análisis). Freud denominó “transferencia” a ese acontecimiento inaudito. La complicación moderna en el lugar del amor no fue sin embargo desbaratada. También Lacan aquí sorprenderá, sin resolver no obstante todas las preguntas planteadas, al intentar hacer “volver a florecer al amor”. Como lector paciente de una palabra desde ahora dedicada al escrito, Jean Allouch, con la prudencia y la atención que le conocemos desde Marguerite, ou l’Aimée de Lacan y Érotique du deuil au temps de la mort sèche, muestra, muy cerca de las formulaciones lacanianas, cómo se inventa una nueva figura del amor.