Edición Bilingüe-trad. Hugo Savino - Prólogo J. B. Ritvo
Es verdad que Hitler (como hicieron los otros jefes de los países totalitarios) anunció públicamente todo su programa de acción. Pero, justamente, lo hizo porque sabía que no sería creído por los «otros», que sus declaraciones no serían tomadas en serio por los no-iniciados; precisamente, estaba seguro de engañar y adormecer a sus adversarios diciéndoles la verdad. Tenemos aquí una vieja técnica maquiavélica de la mentira en segundo grado, técnica perversa como hay pocas, y donde la verdad misma se convierte en un puro y simple instrumento de decepción. Es indudable que esa "verdad" no tiene nada en común con la verdad. También es cierto, que ni los Estados, ni los partidos totalitarios son sociedades secretas en el sentido estricto de ese término, y que actúan públicamente. E incluso con gran cantidad de publicidad. Es que justamente —y en eso consiste la innovación de la que hablamos más arriba- se trata deconspiraciones a la luz del día.