Hasta la introducción del mundo digital en la vida cotidiana, hasta que el formato televisivo del reality-show deviniera un modelo a imitar, la intimidad parecía tener un espacio claro y preciso. Remitía a lo interior, a lo secreto, a lo privado sin que pareciese necesaria ninguna delimitación conceptual entre estos términos. Decir que algo era íntimo, privado o secreto eran todos recursos del lenguaje para aludir a aquello interior que debía quedar oculto a la mirada de los otros. Pero desde la incorporación de la tecnología digital a la vida cotidiana, desde que los jóvenes exhiben los “secretos” de su cuerpo, de sus amores, de sus banalidades en Internet, desde que lo tradicionalmente privado ha devenido público, esos términos exigen precisiones. Este libro asume que para el psicoanálisis esa cuestión implica una obligación y un desafío. En sus páginas, un grupo de psicoanalistas y pensadores de otras disciplinas se abocan a esa tarea, sosteniendo un diálogo transdisciplinario. Así la antropología, el campo jurídico, la literatura dialogan con el psicoanálisis, tanto desde la perspectiva de su clínica como la de su incidencia social, para tratar de delimitar un territorio tan problemático y actual como es el de la intimidad