lunes, 8 de octubre de 2012
Jacques-Alain Miller. "La fuga del sentido" (Paidós, 2012)
Dicho de otro modo, Lacan nos propone una respuesta a la pregunta por el sentido bajo la forma de un ejemplo donde es patente la fuga del sentido, donde el sentido mismo no aparece encerrado en la combinación del significante y del significado. El ejemplo del enigma exhibe el agujero que lo consiste en como tal. Lo que le vale al enigma ser el ejemplo, es que el enigma es honesto, honesto porque no tapona ni vela el agujero por donde el sentido se fuga. Precisamente, es lo que opone el enigma y el concepto. El concepto, por el contrario, es una captación, una aprensión, una catalepsia, decían los Antiguos. Lacan en este escrito recuerda el Bregriff alemán: poner la mano encima. Por otra parte, es sensible que a medida que hace su elaboración, Lacan progresivamente transforma sus conceptos en enigmas, atiborró con enigmas su enseñanza, y -seamos honestos como el enigma- eso es lo que nos retiene: ese desciframiento. Evidentemente crear conceptos y crear enigmas son dos movimientos muy diferentes. Es claro que la enseñanza de Lacan creó conceptos enigmáticos, enigmatizantes, y difundió el sentimiento -puesto que estamos en lo sensible- que el sentido se fuga. (Extractado del capítulo 2)