Es que los sueños de los niños son breves y claros aunque profundamente enigmáticos. Son típicos, simples y escapan al retorno de la represión. Sólo se abrigan con el retorno de la repetición.
Se enlazan al juego y constituyen una creación repetitiva porque escriben el despunte del sujeto en el initium del deseo y señalan la diferencia con el goce. En lo esencial, repercuten durante la transferencia hasta llegar al final del análisis.
Cuando vuelve al encuentro con el sueño de los niños Freud se confiesa, de algún modo, en el límite de la interpretación. Su comentario desliza hacia la perspectiva que un territorio inexplorado puede suscitar.
Es que los sueños de los niños son breves y claros aunque profundamente enigmáticos. Son típicos, simples y escapan al retorno de la represión. Sólo se abrigan con el retorno de la repetición.
Se enlazan al juego y constituyen una creación repetitiva porque escriben el despunte del sujeto en el initium del deseo y señalan la diferencia con el goce. En lo esencial, repercuten durante la transferencia hasta llegar al final del análisis.