De este amor que surge contingentemente y que tiende a “no cesar” de escribirse no podemos decir gran cosa salvo declararlo. Es para nosotros mismos un enigma, unas preguntas: ¿qué hay en el amado que no podemos vivir sin su presencia?, ¿qué se puso en marcha para que las palabras que se intercambian sean el bálsamo para este dulce sufrimiento?, ¿cómo los amantes pierden la noción del tiempo?, ¿por qué cuando se encuentran logran aislarse del mundo que los rodea y este pierde nitidez?, ¿qué del otro y de uno mismo ha provocado este encuentro inexplicable, incalculable, sorprendente, y que no permite ser tratado como una mercancía?