El zorro sabe muchas cosas, decían los griegos; el erizo sabe una, pero grande. En este volumen, su obra más exhaustiva, Ronald Dworkin sostiene que el valor en todas sus formas es una cosa grande: lo que es la verdad, lo que significa la vida, lo que requiere la moral y lo que exige la justicia son diferentes aspectos de una misma gran cuestión. Para demostrar esto, elabora teorías originales sobre una amplia variedad de problemas filosóficos, muy pocas veces considerados en un mismo libro: la metafísica del valor, el carácter de la verdad, el escepticismo moral, la interpretación literaria, artística e histórica, el libre albedrío, la antigua teoría moral, el ser bueno y vivir bien, la libertad, la igualdad y el derecho, entre muchos otros temas. Lo que pensemos sobre uno de ellos debe estar, llegado el caso, plenamente a la altura de cualquier argumento que consideremos convincente sobre los restantes.
El escepticismo en todas sus formas —filosófico, cínico o posmoderno— amenaza esa unidad. La revolución galileana hizo antaño que el mundo teológico del valor fuera seguro para la ciencia, pero la nueva república se convirtió poco a poco en un nuevo imperio: los filósofos modernos engordaron los métodos de la física hasta transformarlos en una teoría totalitaria de todas las cosas. Así, invadieron y ocuparon todos los términos honoríficos —realidad, verdad, hecho, fundamento, significado, conocimiento y ser—, y dictaron las condiciones según las cuales otros cuerpos de pensamiento podrían aspirar a ellos. El resultado inevitable ha sido el escepticismo. Necesitamos una nueva revolución: debemos hacer que el mundo de la ciencia sea seguro para el valor.
Traducción: Horacio Pons