A lo largo de su desarrollo, primero con Freud y luego con
Lacan, el concepto del trauma se presentó como un verdadero
condensador de problemas de la teoría psicoanalítica. El mismo
cuestiona la dimensión temporal tanto en su carácter histórico
como en su dimensión de resignificación a posteriori, pero
también el valor de la fantasía y su incidencia en el sujeto –con
todo lo que ello implica respecto de una ética del bien decir–. La
teoría cuantitativa y su transformación en la concepción
libidinal, el exceso y las rupturas de los principios reguladores
del aparato psíquico en cada etapa de su construcción teórica
comparecen en este libro. Sandra Berta nos invita a realizar un
recorrido por dicha elaboración, sin eludir ninguno de los
problemas que los autores referentes del psicoanálisis hallaron
en su propio devenir. Se trata de una lectura rigurosa, que tiene
por finalidad iluminar la posición clínica del analista para
orientarlo a los fines de su intervención frente al trauma sin
ignorar sus diversos y sorprendentes efectos.
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