De este modo, el psicoanálisis no puede tener más técnica que su ética. Esto no quiere decir que no exista técnica alguna, sino todo lo contrario: ésta consiste en delimitar aquellas coordenadas que, en la perspectiva de un tratamiento, requieren decisiones que sólo pueden ser singulares para cada analista. Cada uno verá cómo se las arregla con esas preguntas, y luego se encontrará en situación de tener que dar razones de eso que hizo cuando estuvo en una posición que también lo excedió. Esa excedencia que es un resto, es también la experiencia que hace que el analista sea, al menos, dos.
El psicoanálisis instituye la experiencia (tiempo, castración, sujeto), o no es psicoanálisis.