La evidencia científica, esa expresión que parecía irrefutable, se ha revelado como una marca detrás de la cual no hay más que un mercado. En ese contexto, las investigaciones genéticas sobre el autismo tropiezan con la imposibilidad de encontrar una relación causal simple entre bases genéticas y fenómenos clínicos. Sus resultados llevan a conclusiones parciales sobre fenómenos dispersos. ¿Con qué legitimidad cuentan entonces los tratamientos que parten de esa supuesta evidencia?
Este libro presenta, por un lado, un estudio riguroso sobre el estado actual de las investigaciones científicas serias en el campo del autismo. Y, por el otro, los beneficios que el recurso a la evidencia científica ha reportado a lo que se ha convenido denominar el mercado del autismo. Las promesas de tratamientos únicos, explicaciones causales o nuevos fármacos no se concretan y falsean las esperanzas de familias, escuelas y centros de atención. Debemos preguntarnos cuáles son los resultados de la evidencia en relación con los retos que el autismo nos plantea como sociedad.