La complejidad y la pluralidad de la realidad han tornado obsoleta, de modo irremediable, la idea de una teoría de la cultura universal. La pérdida de credibilidad de los “grandes relatos” de la historia plantea a su vez el problema de alcanzar un punto de vista desde el cual trazar el horizonte del pensar y el actuar humanos. Y aunque el concepto de cultura parece ser, en la discusión actual, el único medio capaz de aprehender la realidad, su debilidad reside justamente en el hecho de que abarca la totalidad de lo real. Cuando el mismo punto de vista es una variable cultural, ya no parece posible acordar ninguna perspectiva que permita pensar una “teoría de la cultura”. ¿Significa entonces que hay que renunciar a la posibilidad de una teoría?Este libro se opone a esa renuncia, pero lo hace de un modo original. A partir de la convocatoria a un grupo destacado de representantes de diferentes disciplinas procura rastrear los nuevos planteos para la elaboración de una teoría de la cultura y el modo en que éstos se difunden y constituyen en el interior de cada ámbito particular. Así, Jan Assmann, Norbert Bolz, Peter Burke, Lorraine Daston, Hans-Georg Gadamer, Stephen Greenblatt, W. J. T. Mitchell, Edward W. Said, Bernhard Waldenfels y Slavoj Zizek abordan, desde sus respectivos campos de interés, una variedad de asuntos que van desde la conexión del Renacimiento italiano y la visión posmoderna hasta las relaciones entre el lenguaje y la música o entre las identidades culturales y el arte. El conjunto permite vislumbrar, más allá de las grandes diferencias en los temas y las tesis, cuáles son las cuestiones comunes y las líneas centrales de la reflexión contemporánea acerca de la cultura, la teoría y la modernidad.