Este libro nos pone ante una tarea original y sorprendente: volver a hablar de locuras, en pleno siglo XXI. Retomar un término que la psiquiatría ha intentado erradicar desde hace más de doscientos años, ¿no será esto una especie de locura? Pablo Muñoz enfrenta este desafío y lo hace con rigurosidad y capacidad para aceptar preguntas y buscar respuestas que no se conforman con lo ya sabido y establecido. Eso habilita el reencuentro con un término cargado de connotaciones y resonancias por haber recibido tantos significados diferentes a lo largo de siglos. Un término que, además, hoy en día, pertenece más al léxico vulgar que al considerado científico. En este sentido, hay algo en este libro que nos remite al gesto de Freud cuando, ante la alternativa de admitir una afirmación de la ciencia o hacer caso de lo que popularmente se dice acerca de un tema, suele optar por esto último. Es claro que no se trata de una elección caprichosa ni mucho menos de un gesto de oscurantismo. Se trata de una decisión metodológica. La de escuchar esa palabra censurada u olvidada y que sin embargo permanece e insiste desde las rendijas y los entresijos de la cultura para -a partir de esa escucha-, proponer un desciframiento de la verdad que se muestra en lo que insiste de lo que persiste en estos márgenes de la lengua. Darle voz a esa palabra que por más que esté escondida o desprestigiada no deja de mostrar, aun de manera velada y deforme, un fragmento de verdad. Pablo Muñoz al retomar ese gesto, sigue un método que lo orienta para internarse en las diversas cuestiones que las locuras proponen como tema. Y sostener este punto de partida perfila un horizonte, organizado en los términos de la práctica y el discurso del psicoanálisis.