TEXTO DE CONTRATAPA
En 1905, cuando publica El chiste y su relación con el inconsciente,
Freud no está lejos de escribir una recopilación de chistes judíos. Historias
de casamenteros, de aprovechadores, historias subversivas... Freud analiza allá
con evidente delectación una veintena de historias judías.
Veintitrés años más tarde, en 1928, retomará el humor en
otro texto donde el término “judío” será el gran ausente. El humor es allí
considerado en una perspectiva fríamente cientificista, metapsicológica. Más
simplemente, a partir de esa fecha, el humor solo será inglés. ¿A qué se debe
esa ruptura? Michel Steiner se vuelca a ese enigma y nos conduce formidablemente
a sumergirnos en los orígenes del psicoanálisis.
¿Qué hay en común entre el humor judío y el psicoanálisis?
La impertinencia del aprovechador, el cinismo del casamentero, la lógica
invertida del rabino.., complican las normas de la verdad y de la moral. Al
momento de la explosión de risa, las historias judías crean un mundo cuyos
principios pierden su rectitud.
Como el humor judío, el psicoanálisis complica la razón subvirtiendo
algunas verdades inalterables. Para Freud, la lógica del inconsciente y el
humor judío son similares. Esta lógica formaliza lo que ilustran las historias.
Los defensores del orden moral burgués, a su manera, no se equivocaron al
calificar al psicoanálisis de “perversión judía”.