La reflexión sobre la cuestión trans nos implica a todos y se nos ofrece como una buena oportunidad para repensar la manera en que nos manejamos desde todas las posiciones sexuadas. Al mismo tiempo, la conmoción que provocan las figuras del transexual, el andrógino o el hermafrodita, que va desde la fascinación al odio visceral, merece toda nuestra atención por cuanto revela una conexión profunda con algo que nos concierne. Para abordar este asunto resultan especialmente útiles las ideas sobre la sexuación que se encuentran en la segunda enseñanza de Lacan, así como la revisión de algunas de las muchas reflexiones que desde la teoría queer se han hecho sobre el género, sin perder de vista la dimensión social. Como Lacan observa, desde esta posición interdiscursiva quizás obtengamos un discurso más débil pero, seguramente, no menos fértil. "Denomino debilidad mental –dice Lacan– al hecho de que un ser, un ser hablante, no esté sólidamente instalado en un discurso […] entre dos discursos, flota".2 Y aún sonando provocativamente despectivo, Lacan atribuía a esta posición interdiscursiva un valor positivo que asociaba al propio Platón, al que califica de lacaniano. Así que realizando una especie de "retorno a Lacan", se puede decir que esa debilidad resulta más porosa y productiva que la certeza que aspira a una verdad sin fisuras.
La transexualidad es un fenómeno transversal por definición, que cuestiona tanto aspectos subjetivos, como políticos y sociales y que por tanto nos incumbe desde diferentes ámbitos. Como dice el psicoanalista Manuel Baldiz: "Está claro que la transexualidad y la teoría queer, al cuestionar e incluso dinamitar el binomio sexo-género y forzarnos a repensar a fondo la sexuación de los seres humanos, deben interesar por fuerza a todos los psicoanalistas y a los estudiosos del psicoanálisis, incluso a aquellos que a lo mejor no se encontrarán nunca con un transexual en su consulta".3 Para ello, lo primero que se debe cuestionar es el a priori patológico que se asocia a la transexualidad desde la psiquiatría y la psicología y, en muchos casos, también desde el psicoanálisis.
La transexualidad es un fenómeno transversal por definición, que cuestiona tanto aspectos subjetivos, como políticos y sociales y que por tanto nos incumbe desde diferentes ámbitos. Como dice el psicoanalista Manuel Baldiz: "Está claro que la transexualidad y la teoría queer, al cuestionar e incluso dinamitar el binomio sexo-género y forzarnos a repensar a fondo la sexuación de los seres humanos, deben interesar por fuerza a todos los psicoanalistas y a los estudiosos del psicoanálisis, incluso a aquellos que a lo mejor no se encontrarán nunca con un transexual en su consulta".3 Para ello, lo primero que se debe cuestionar es el a priori patológico que se asocia a la transexualidad desde la psiquiatría y la psicología y, en muchos casos, también desde el psicoanálisis.