“Caminar en nuestros días, y sobre todo en nuestros días, no es volver a los tiempos neolíticos, sino más bien ser profeta”, escribía Jacques Lacarrière. Al recrear una reflexión llevada a cabo hace una decena de años, David Le Breton comprueba que el estatuto de caminante cambió mucho. En la actualidad, la caminata se impone como una actividad de esparcimiento. El imaginario contemporáneo se refiere más bien a la idea de disponibilidad y a la necesidad práctica de tener un buen estado corporal. El autor da aquí un nuevo fundamento a su relato en los testimonios y las filosofías de la caminata, vuelve a decir con felicidad que caminar es ante todo un largo viaje a cielo abierto y al aire libre del mundo y en la disponibilidad a lo que acontece, que todo camino está escondido en uno mismo antes de declinarse bajo nuestros pasos, y que la caminata da paso cada vez a una experiencia y a una feliz transformación