Jacques Lacan utiliza el sintagma “autorizarse de sí mismo” para definir el momento en que un analista se declara tal. Añade, eso sí, para que tal declaración no resulte una autoproclamación infatuada e infundada, “ante algunos otros”.
Pero también emplea el verbo autorizarse cuando, durante el trascurso del seminario …ou pire, enfatiza que hay para el parlêtre autorización de sexo.
En principio esta doble vertiente me resultó enigmática. Me llevó un tiempo de comprender bastante prolongado encontrar el hilo rojo (ese que hace que de cualquier cabo naval se sepa que pertenece a la Marina inglesa) que unía con una lógica precisa ambos usos del autorizarse.
[…] Pues bien, la autorización, de analista, de sexo, he aquí la hipótesis que el libro intentará demostrar, es solidaria de esa misma estructura.
[…] Los capítulos guardan entre sí una coherencia. Pero aun así fueron escritos de tal modo que puedan leerse por separado, aguardando que cada lector encuentre su propio recorrido, y trence, de entre sus páginas, su propio nudo.
Fragmentos del prólogo de Silvia Amigo