Casajús asume en este dispositivo la posición de analizante que Lacan recomendaba a quien enseña. Es un excelente lector y, como tal, nos enseña a leer en lugar de ponernos frente a los ojos conceptos cerrados y discretos. De su mano asistimos a un ejercicio de construcción metodológica. He aquí el mayor aporte de este libro.
Por eso un libro como el presente es fundamental, ya que pone en acto aquello de lo que habla, recupera el “decir” propio y pone al lector a trabajar de su lado. Le quedará a este último convertirse entonces en enseñante junto con nuestro autor, y servirse de la posición del análisis de un modo virtuoso.