Peter Sloterdijk reflexiona en este ensayo sobre los presupuestos –sociopolíticos y psicodinámicos– que condicionaron el surgimiento del monoteísmo. Frente al politeísmo de las grandes culturas antiguas, surgió el monoteísmo judío como una teología de protesta, como una religión del triunfo en la derrota. Si en el judaísmo la religión permaneció limitada al propio pueblo, el cristianismo desarrolló su mensaje apostólico con una predicación de contenido universal. El islam, por su parte, recrudeció el universalismo ofensivo transformándolo en un modo político-militar de expansión. ¿Qué formas conflictivas pueden ser asimilables a los tres monoteísmos?
Sloterdijk describe su postura dentro de un sistema de diferentes posibilidades, desde los contextos del antipaganismo, el antijudaísmo, el antiislamismo y el anticristianismo, a los que se añaden divisiones internas: característico del judaísmo fue un separatismo soberanista con rasgos defensivos; del cristianismo, la expansión mediante la misión; y del islam, la guerra santa. En el presente se requiere que las tres religiones conviertan la coexistencia en diálogo.