jueves, 7 de julio de 2011
Oscar Conde. "Lunfardo" (Taurus, 2011)
Todos, en mayor o menor medida, a conciencia o sin saberlo, lo usamos y lo entendemos. Pero ¿qué es en realidad ese fenómeno inmanente y entrañable de la realidad lingüística de los argentinos que denominamos Lunfardo? ¿Es un dialecto, una jerga, un lenguaje, un repertorio léxico? ¿Es un vocabulario de marginales y de delincuentes? ¿El habla de las clases populares, de los porteños, de todos los argentinos? ¿Es una deformación del español, una forma de resistencia utilizada en oposición a la lengua estándar? ¿O simplemente es un juego lingüístico? ¿Es un resabio cristalizado del pasado, un lastre agonizante de otras épocas, o una expresión contemporánea, viva, en constante enriquecimiento? Para responder a estas y otras preguntas, Oscar Conde ha dividido su ensayo en tres partes: la primera, de naturaleza histórica, analiza las fervorosas discusiones en defensa o descalificación del Lunfardo, mayormente relacionadas con la génesis y la verdadera naturaleza de esta habla popular argentina, nacida en la riquísima mezcla inmigratoria del conventillo; la segunda, esencialmente lingüística, se detiene en la conformación del léxico Lunfardo a través de préstamos de diversas lenguas, juegos idiomáticos, locuciones, cambios fonéticos y morfológicos; la tercera estudia la productividad del Lunfardo en los géneros populares -desde el tango y el sainete hasta el rock-, así como su actualidad, con los aportes desde diversas esferas para la conformación y difusión de un fenómeno vital y cargado de futuro. Con amenos ejemplos, a través de precisas comparaciones con formas similares en otras lenguas -el cockney británico, el argot francés, el slang norteamericano, la gíria brasileña, entre otras-, recurriendo a las ciencias del lenguaje, Conde logra circunscribir y definir un fenómeno original que conocemos con el nombre de Lunfardo. El texto resulta el estudio más completo escrito hasta la fecha sobre el habla popular de los argentinos o, como prefiere expresarloOscar Conde, sobre aquellas "palabras a las que no podemos renunciar".