sábado, 24 de noviembre de 2012

ADRIAN PAENZA. "Rotaciones en un restaurant chino" (Página 12, 21/11/2012)


El problema está propuesto como un ejercicio en el libro The Art and Craft of Problem Solving, de Paul Zeitz. Cuando me propuse escribir el siguiente problema, pensé que lo describiría como un “problema precioso”. ¿Quién podría discutirlo? En todo caso, la definición de belleza carece de sentido, ya que lo que es bello para mí puede no serlo para usted y/o viceversa.

Sin embargo, hay algunos patrones que parecen repetirse en la mayoría de las personas, y por eso existen obras de arte como La Gioconda o la Quinta Sinfonía de Beethoven que resisten el paso del tiempo. También hay amaneceres o puestas de sol que nos entregan una sensación de armonía y paz difíciles de replicar... Pero también el gol de Maradona a los ingleses, o el doble de Ginóbili en el segundo final a Serbia en los Juegos Olímpicos de Atenas, o algún poema de Neruda.

No crea que el problema que voy a escribir ahora se equipara a nada de lo que antecede, pero es precioso por virtudes propias, porque muestra el “poder” de la matemática para resolver un tema menor, irrelevante y muy posiblemente sin ninguna utilidad práctica. Pero debo confesar que me gustó desde el primer momento que lo vi y por eso quiero compartirlo.

Después de tanto prolegómeno, acá va.

En algunos restaurantes chinos es muy común que un grupo de personas se siente a cenar alrededor de una mesa redonda. En el centro de esa mesa hay una suerte de plataforma circular (ver foto) en donde es común apoyar los platos y, al hacerlo girar, permite compartir la comida entre todos.

Suponga entonces que hay nueve personas sentadas a la mesa. El mozo que los atiende toma los pedidos de cada una de ellas y curiosamente descubre que todos pidieron un plato diferente.

Pasado un rato, el mismo mozo se dispone a distribuir lo que cada uno seleccionó, apoyándolo en la parte central de la mesa, en donde se encuentra la plataforma circular giratoria. Como no recuerda qué es lo que pidió cada uno, los apoya en forma aleatoria y aspira a que cada comensal haga girar la plataforma hasta hacer coincidir delante de él/ella el plato que había ordenado.

El problema consiste en lo siguiente: la/lo invito a que demuestre que, no importa cuál haya sido la distribución original de los platos en la plataforma, si a ninguno le tocó lo que había pedido tiene que haber una manera de hacerla girar de forma tal que al menos a dos personas le toque su preferencia.

Resumiendo: si uno tiene sentadas en una mesa redonda a nueve personas, y cada una pide un plato distinto, y en el medio de la mesa hay un círculo que puede rotar, y justo cuando el mozo trae los platos a ninguno le tocó el plato que pidió, convénzase de que cualquiera sea la configuración inicial, siempre tiene que haber una posible rotación que deja al menos a dos de los comensales con los platos que habían pedido.

Ahora le toca a usted. Yo la/lo espero más adelante.

Solución

Quiero empezar con una pregunta que quizá le permite avanzar a usted sola/solo en la solución del problema: ¿de cuántas formas se puede hacer rotar la plataforma? Es decir, como hay nueve personas sentadas alrededor de la mesa, si uno hace rotar el círculo del medio, ¿cuántas maneras distintas hay de hacer coincidir los platos con las personas?

Si usted lo piensa un instante, descubrirá que hay exactamente nueve posiciones distintas. Luego de nueve pasos, uno vuelve a la posición inicial.

De lo que se trata entonces es de comprobar que si en un principio a nadie le tocó el plato que pidió, alguna de esas nueve rotaciones tiene que hacer coincidir a dos personas con lo pedido.

¿Por qué habría de suceder esto? Hagamos de cuenta que las personas están numeradas (del 1 al 9) y que los platos que pidió cada uno también (del 1 al 9).

Es decir, ningún número de asiento coincide con el número de plato que tiene delante. Ahora bien: la persona número 1 seguro que puede hacer girar la plataforma de manera tal que en algún momento, de las nueve posiciones posibles, tiene que haber alguna que deje el plato número 1 delante de él. Y lo mismo sucede con la persona número 2: habrá alguna rotación que dejará el plato número 2 enfrente de él/ella. Y así siguiendo: cada una de las nueve personas sentadas a la mesa puede hacer girar la plataforma de manera tal de hacer coincidir “su” número con el del plato que tiene delante.

Pero si usted piensa un instante descubrirá que como hay nueve personas, y hay nueve posibles rotaciones, como ya sabemos que la posición inicial no deja a nadie con el plato que eligió, tiene que haber alguna que deje al menos “dos” de los números de asiento coincidiendo con el número de plato. Como en total hay nueve rotaciones, y la original no hace coincidir a nadie, alguna de las ocho restantes tiene que hacer coincidir a dos de los comensales. ¡Y eso resuelve el problema!

Es decir: simplemente contando el número de personas, el número de rotaciones posibles, el número de platos y el hecho de que la posición inicial deje a todos sin el plato que eligió, eso obliga a que al menos una de las ocho posiciones restantes deja a dos personas con el plato elegido.

Generalización

El número nueve no juega ningún rol particular en el problema anterior, es irrelevante. Por lo tanto, si uno tuviera n personas (en lugar de nueve), y si estas n personas le hubieran encargado al mozo n platos diferentes, entonces, con el mismo argumento que elaboramos más arriba, se puede deducir que tiene que haber al menos una forma de rotar la plataforma de manera tal que deje a dos de los comensales con los platos que eligieron. Ah, y por las dudas: esto es hacer matemática también.

viernes, 23 de noviembre de 2012

Jean-Michel Vive. "La Voix sur le divan: musique sacrée, opéra, techno" (Aubier, 2012)


Tout ce que vous avez toujours voulu savoir sur la voix sans jamais oser le demander à votre psychanalyste… Rarement la psychanalyse a abordé la question de la voix. Lorsqu’elle l’a fait, c’est surtout à partir du texte (livret d’opéra, poème de Lieder, etc.), réduisant les enjeux musicaux à celui du sens charrié par les mots. Une telle approche nie la spécifi cité de la musique et du chant qui se situent entre sens et jouissance.
Jean-Michel Vives étudie la matérialité du son, la spécificité technique de l’art vocal à travers l’histoire et l’analyse de trois pratiques artistiques : la musique religieuse et les castrats, l’opéra, la techno. Il s’intéresse moins au « sens » de la voix qu’au repérage de la place qu’occupe cet « obscur objet du désir » au sein de la dynamique psychique d’un sujet, d’un groupe, d’une société. Car la voix recèle une double vocation : elle est pacifiante mais peut aussi déchaîner les passions.
À travers des questions essentielles ou faussement futiles, il tente d’en dévoiler l’énigme : Pourquoi les adolescents préfèrent-ils écouter de la musique techno plutôt que leurs parents ? Pourquoi les castrats, qui avaient pour fonction de véhiculer la parole divine à l’Église, ont-ils été perçus comme obscènes à l’opéra ? Pourquoi la voix de Dieu est-elle inaudible ? Pourquoi déteste-t-on une chanteuse qui rate son aigu alors qu’on compatit au faux pas du danseur ? Pourquoi l’opéra est-il aujourd’hui devenu un genre de recréation ? Pourquoi l’amoureux de la musique est-il un mélomane et non un mélophile ? Qu’est-ce qui caractérise la voix des sirènes ? Pourquoi la plainte est-elle féminine ? Comment le sujet conquiert-il sa voix ?


jueves, 22 de noviembre de 2012

CONJETURAL 57.


Conjetural, la revista consagrada dentro del campo psicoanalítico, dedica su número 57 a las siguientes temáticas: “El mecanismo de la melancolía”, “Políticas del mal” y “El inconsciente, enfermedad mental”.

Cada temática está abordada por diferentes artículos: “El inconsciente, enfermedad mental”, de Jorge Jinkis da la apertura a la revista.

En “El mecanismo de la melancolía”, hay artículos de Luis Gusmán, “Abraham, al revés de Freud…”; de Víctor Tausk, “Contribuciones para una exposición psicoanalítica de la melancolía” y de Jorge Lobov, “Melancolía y metáfora del amor”.

Mientras que en “Políticas del mal”, escriben: Juan B. Ritvo, “Condiciones del mal radical” y Eduardo Grüner, “El mal no es todo (literalmente)”.

Este número se completa, además, con escritos de Salvador Gargiulo, “El árbol de la melancolía” y Fernando Fagnani, “Una época entre dos luces”.

miércoles, 21 de noviembre de 2012

ANTICIPO. Michel Foucault. "Lecciones sobre la voluntad de saber", Curso en el Collège de France (1970-1971) seguido de El saber de Edipo (FCE, diciembre de 2012)



Las Lecciones sobre la voluntad de saber constituyen la transcripción del primer año de los cursos dictados por Michel Foucault en el Collège de France. Su publicación representa un punto de inflexión en la recepción de Foucault: ya no podrá leérselo como antes.
En este curso analiza de qué modo se inserta en el discurso penal de la Francia del siglo XIX un discurso de pretensión científica –la medicina, la psiquiatría, la psicopatología, la sociología–. Así, se inicia una investigación que durará años acerca del papel de las formas jurídicas en la constitución del decir veraz, y se descubre la profunda unidad del proyecto de Foucault, que siempre tuvo un solo objeto: la verdad.
La verdad nace en conflictos, la competencia de las pretensiones que encuentran en los rituales del fallo judicial la posibilidad de determinar quién tiene razón y quién está equivocado. En el seno mismo de la antigua Grecia se suceden y se enfrentan diferentes formas jurídicas, distintas maneras de separar lo verdadero de lo falso, en las que no tardarán en inscribirse las disputas de los sofistas y los filósofos. En Edipo rey, Sófocles pone en escena el poderío propio de las formas del decir veraz, que instituyen el poder tanto como lo destituyen. Contrariamente a Freud, que hará de Edipo el drama de un inconfesable deseo sexual, Foucault muestra que la tragedia articula las relaciones de la verdad, el poder y el derecho. La historia de la verdad es la historia de la tragedia.
Michel Foucault profundiza aquí la visión trágica de la verdad inaugurada por Nietzsche y, en un diálogo subterráneo con Deleuze, la arranca a la lectura heideggeriana. ¿Quién se atreverá a hablar, después de este curso, de un Foucault escéptico?

martes, 20 de noviembre de 2012

PSICOANALISIS Y EL HOSPITAL, Nº 42. "Finales de tratamiento" (verano 2012)




Sumario

Editorial : Finales de tratamiento
 
Finales institucionales
 
De un comienzo y de un final: el trabajo de Matias
Analia Cacciari - Alejandro Parma
La dimension de la contingencia y el momento de concluir
Monica Gurevicz - Vanina Muraro
Aislar la terapeutica
Adriana Fanjul
Finale: presto, stringendo alla stretta
Roberto P. Neuburger 
Final en instituciones?
Maria Cecilia Anton
Comienzos de historias… finales posibles
Graciela Adamini - Olga Castelao - Patricia Elizalde - Cynthia Frenkel - Juana Gutman 
Maria Celia Hisi - Maria Andrea Leon - Maria Angelica Leva - Virginia Zunino
Una experiencia clinica con la psicosis y los tiempos institucionales
Yanina Lopez 
La invencion de una solucion sinthomatica en un caso de psicosis
Victoria Paz 
 
Finales de analisis
 
Pase: elogio al sinthoma
Sergio de Campos 
Suenos y fin de analisis
Laura D’Agostino 
Del sintoma al sinthome
Daniel Paola
Algunas consideraciones acerca del fin de analisis
Norma Manavella
Lo que comienza desde el inicio: el fin de analisis
Gabriela Insua
El ajedrez freudiano. Un testimonio de la clinica de Freud en 1933
Paula Pioletti
Laura B. Iglesias 
El recurso al humor en la interrupcion del analisis de la infancia
Silvina Gamsie 
Responder alli: la erosion del sentido
Santiago Deus
Interminable
Mario Pujo
Notas sobre fin de analisis
Julio Moscon 
Los abrazos del sinthome
Antonio Pugliese
Acerca de los “momentos fecundos” en la direccion de la cura
Horacio G. Martinez 

lunes, 19 de noviembre de 2012

Anticipo exclusivo. Letra Viva lanza su colección "Para leer a Lacan"


Luciano Lutereau
"La verdad del amo"
Una lectura crítica del Seminario 17 de
Jacques Lacan
Prólogo de Pablo Peusner




Charles Melman
"Segunda vuelta..."
Un seminario sobre el seminario
"De un Otro al otro" de Jacques Lacan

sábado, 17 de noviembre de 2012

Mario Betteo Barberis. "David Helfgott, discípulo eufórico de Eros". El soportable horror de la música II (Letra Viva, 2012)

¿Quién es David Helfgott, ese excéntrico pianista del que se han publicado varios libros y cuya historia fue llevada al cine en la premiada película Claroscuro? El presente estudio psicoanalítico implicó realizar una exhaustiva investigación de cierto riesgo. Aventurarse en la experiencia personal de esta figura pública podría generar polémicas en variados horizontes. Sin embargo, la particular forma en la cual este hombre dio que hablar a los críticos, al público en general, a un director de cine, a la prensa, y sobre todo a integrantes de su familia, con motivo de sus actos y sus palabras, fueron hechos determinantes para realizar esta monografía clínica. Se trata de seguir la pista de un diagnóstico ligado a la esquizofrenia, introducir un nombre estructuralmente más afín con el presente estudio: manía, pero tomado no como lugar de llegada de una clínica, sino como aquello que nombra su isomorfismo con la estructura del lenguaje. Ello hizo perentorio releer a Freud, Abraham, Melanie Klein y Lacan, tomando muy en cuenta los destellos luminosos de Deleuze y Guattari, así como los ejercicios con la letra que realizaron James Joyce y Louis Wolfson a propósito de la incidencia del sonido en el trazo de la letra. ¿Qué nos enseña a los psicoanalistas la experiencia con el lenguaje de David Helfgott? ¿Qué lugar y qué función habrá cumplido la música en el sostén subjetivo? ¿Cuál habría sido en ese contexto la función de Gillian Helfgott acompañando a David en los últimos años? Creemos que con Helfgott se abre un expediente de lectura con lo escrito, el cual da lugar a incluir ese misterioso invento de Jacques Lacan llamado objeto pequeño a en el funcionamiento del cuerpo erótico. El mandato, la palabra del padre, la iglesia del hijo, acompañan en el cortejo al psicoanálisis coronado por un complejo de Edipo normalizador, significante en el que todavía se busca la tumba vacía, el padre muerto y el misterio del nombre.

viernes, 16 de noviembre de 2012

Julieta M. Bareiro. "Clínica del uso de objeto". La posición del analista en la obra de D.W. Winnicott (Letra Viva, 2012)


Si para Winnicott el psicoanálisis podía ser una opción psicoterapéutica entre otras, no debe entenderse aquí que se trata de una intención ecléctica, sino de la inquietud fundamental del psicoanalista: ¿qué justifica ofertar el psicoanálisis? En definitiva, mantener cierto cuidado en la consideración de esta pregunta es un modo de interrogarse respecto de las condiciones de posibilidad del psicoanálisis. He aquí el interés fundamental al que nos dirige este libro de Julieta Bareiro, que combina, a un tiempo, claridad expositiva y lucidez intelectual en la construcción de las categorías winnicottianas (y los problemas clínicos a que vienen a responder), pero también una actitud definida acerca de los fines del psicoanálisis y la posición del analista en la dirección del tratamiento. Este libro se ofrece a diferentes lectores, que podrán usarlo de modo diverso: el lector novel, el investigador o estudioso de la obra de Winnicott, el psicoanalista de cualquier orientación que se sienta interpelado en su acto. Lo más interesante sería que la lectura invite al lector a corroborar que puede encontrar otra cosa diferente a la que buscaba. Pocos libros se prestan a ese ejercicio.

Del "Prólogo" de Luciano Lutereau

jueves, 15 de noviembre de 2012

CARLOS FAIG. "Tres imágenes conceptuales, parodiando a Walter Benjamin, y como ilación del Seminario de Lacan"

"Que ce que Freud a repéré de ce qu'il appelle la sexualité fasse trou dans le réel, c'est ce qui se touche de ce que personne ne s'en tirant bien, on ne s'en soucie pas plus"

                             L'Éveil du printemps, Jacques Lacan




   Si el organon culmina con la salida de juego del instrumento copulatorio, y se demuestra entonces que menos fi es una especie del (a), una segunda vuelta en banda de Moebius, que comienza en el seminario XI y culmina en el XV, desune los términos (la función del (a) como grupo combinatorio desliza sobre menos fi). La disyunción es el riñón mismo de Proposición. Los frutos, las ramas, etc., son el objeto; el rostro no está trazado y equivale a la menos fi, en nuestra imagen, (Arcimboldo, El invierno)


   Entre el seminario XVI y el XX, Lacan se ocupa de establecer la estructura lógica de la castración, es decir, el agujero supuesto del sexo (en el cuerpo, los discursos, las fórmulas de la sexuación). Lacan deduce su inexistencia, lo implica. El sexo perfora el campo de la verdad (u hombre o mujer). El lenguaje gira sobre la Bedeutung del Falo y cuando lo rastrillamos lo suficiente damos con una roca. Se trata de la relación entre la letra, el S de A barrado, y el Falo. También se trata de que al perforar la cadena, la satisfacción halla un hueco donde instalarse. (Jardín Zen)



   La distancia entre lalengua y la lógica, es decir, el goce, es lo que hace al nudo triple, y permite que lalengua sea otro nombre de la pulsión. El nudo es, dicho de otra forma, la sustitución del sentido al sexo forcluido. Para el grupo de seminarios que van desde el XXI al XXVII proponemos, pues, la imagen del Maelstrom.

Se deduce, entonces, nuestra formalización del Seminario:


(a)                              Fi
 ______         ≡     ______
 menos fi                   real


Referencias bibliográficas
Estructura del Seminario de Lacan (C.F.), en imagoagenda/contenidos exclusivos
Sobre el Joyce de Lacan... (C.F.), en espacioclinicobsas.com.ar
El axioma italiano... (C.F.), en espacioclinicobsas.com.ar
El discurso de Tokyo, Jacques Lacan (en "pas tout lacan")
Intervención de Lacan a la exposición de Leclaire "L'objet (a) dans la cure", en Lettres de l'École
Seminario XI, J.L., contratapa el resumen de Lacan para la EPHE
Seminario XIII, J.L., lecciones finales sobre el grupo combinatorio
El seminario de Jacques Lacan, passim



miércoles, 14 de noviembre de 2012

Mauro Vallejo. "La seducción freudiana" (1895-1897). Un ensayo de genética textual (Letra Viva-formas mínimas, 2012)


Este ensayo se abre con el comentario de una inquietante fotografía de Freud. Todo lo que sigue es, de alguna forma, un trabajo sobre imágenes. El libro se detiene en un capítulo muy acotado de la historia del pensamiento freudiano: la teoría de la seducción. El autor muestra, en un primer momento, cuán engañoso es el cuadro que los psicoanalistas y los historiadores iconoclastas han querido exponer sobre ese episodio. Unos y otros intentaron traducir a géneros poco felices (melodrama, policial o cine catástrofe) una historia que se resistía a ello. Por otra parte, en un segundo momento, esta obra se propone dar visibilidad a la dimensión elidida de esa teoría freudiana: ella es sobre todo la narración del precio que paga el sujeto por pertenecer a una familia. Más aún, este ensayo devela que en esos años (1895-1897) Freud no hizo otra cosa que componer distintos guiones que dieran contenido a esa narración. Para ese fin apeló a diversos protagonistas: niñeras, hermanos, niños inocentes, padres, jovencitos incestuosos. Estos múltiples personajes tuvieron su papel en una película que duraría poco. De ella nos quedan tan solo algunas imágenes: fragmentos de cartas, ciertos pasajes de los escritos, algún que otro esquema dibujado en el margen. En efecto, aquí se propone tratar esos elementos como verdaderos fotogramas, de modo tal que su sentido emerja al reordenarlos en una particular secuencia. Cada uno suscita la aparición del siguiente, y nada se comprendería si alguno de ellos no fuera atendido.

lunes, 12 de noviembre de 2012

ADRIAN PAENZA. "Cinco millones de libros" (Contratapa del Página 12, 8/11/12)


En la era digital se pueden hacer cosas maravillosas, impensables hace nada más que diez años atrás. Podría exhibir múltiples ejemplos, pero me quiero detener en un episodio que ha merecido solo una atención tangencial/marginal en los medios. Me refiero al intento de digitalización de todos los libros que se han escrito hasta acá. Lo quiero escribir otra vez, para darle tiempo a que usted pueda pensar la frase: se trata de digitalizar todos los libros que se hubieran escrito en la historia de la humanidad.

Antes de seguir, tengo una pregunta para hacerle: ¿cuántos libros cree usted que son todos los libros? Por supuesto se trata de imaginar un número aproximado, y encima “dinámico”, porque mientras usted lee y yo escribo, esa cantidad está cambiando continuamente. Con todo, la estimación ronda los 130 millones en los últimos 600 años. Como era previsible... son muchos.

Hay un proyecto que encabeza Google (1), conocido con el nombre de Proyecto Google Books (Google Libros). Cientos de personas que trabajan en Google están digitalizando desde el año 2004, las colecciones de 40 de las bibliotecas más grandes del mundo, como también los libros que directamente les envían las editoriales.

Por supuesto, el proyecto de Google se complementa con lo que ya sucede en Internet. Indexar y agrupar todas las páginas de Internet, si bien es una tarea ciclópea, no tiene la antigüedad que ofrecen los libros, y además, ya está todo en formato digital. De todas formas, ¿de cuántos años estaríamos hablando? ¿Veinte? Digamos veinticinco para fijar las ideas. Pero el libro como tal, en forma articulada, existe desde 1440, cuando Johannes Gutenberg inventó la imprenta. Desde ese momento, la palabra escrita se masificó y la cultura comenzó a estar al alcance de todos. Sé que esto es una suerte de fantasía, porque no todo el mundo tiene acceso a alfabetizarse pero, en todo caso, lo que pretendo decir es que desde ese momento, las herramientas de comunicación ya estaban disponibles.

Hasta marzo del 2012, ya se llevaban digitalizados más de 20 millones de libros. Por un lado, conservar los libros en formato digital permitirá inmortalizarlos y ya nunca más habrá que preocuparse de “restaurarlos” o “preservarlos” de las potenciales inclemencias climáticas o del deterioro natural producto del paso de los años: los bits no envejecen. Por otro lado, tener semejante cantidad de datos en forma digital permite hacer análisis impractibles de cualquier otra forma. ¿A qué me refiero?

En el año 2007, Jean-Baptiste Michel (matemático e ingeniero francés) junto a Erez Lieberman Aiden (también matemático pero de origen norteamericano), ambos profesores en Harvard, implementaron un método para poder “analizar” datos que podían extraerse de los libros. Obviamente, no se trataba de leer todos los libros, sino que diseñaron un proceso que permite “seguir el rastro” de algunas frases (de hasta no más de cinco palabras) para estudiar la evolución que han tenido en el tiempo. Las llamaron ‘n’-gramas, en donde ‘n’ indica el número de palabras que forman la frase. Por ejemplo, una palabra aislada, cualquiera, “perro”, pongamos por caso, es un ‘1’-grama. “La República Argentina” es un ‘3’-grama, etc.

Tanto la gente de Google, encabezados por Peter Norvig y Jon Orwant, como Michel y Aiden, redujeron el número de libros a 5.195.769, lo que implica aproximadadamente un 4 por ciento del total de libros publicados. Lo hicieron con la idea de desprenderse de todo el ruido por los errores, malas transcripciones, lugares en donde la tinta estaba borrosa, etc. Igualmente, el resultado termina siendo espectacular.

Una vez que tuvieron esa base de datos descomunal, se propusieron el siguiente organigrama con las palabras que figuraban en esos libros: contarlas, agruparlas, hacer comparaciones entre ellas, buscar patrones temporales de distribución, estudiar la frecuencia de su aparición, clasificarlas, catalogarlas, analizarlas. Y, con los resultados, publicaron un trabajo que apareció en la revista Science en enero del año 2011, que de hecho es la fuente principal de este artículo, y hoy, el paper de Michel y Aiden es consultado por lingüistas, epistemólogos e historiadores (entre otros científicos).

Los datos contienen más de 500 mil millones de palabras, de las que 361 mil millones son en inglés, 45 mil millones en español y otro tanto en francés, 37 mil millones en alemán, 35 mil millones en ruso, 13 mil millones en chino y 2 mil millones en hebreo.

Los trabajos más antiguos se remontan al siglo XVI (en los años 1500) y llegan hasta el 2008.

Obviamente, los datos no podrían nunca ser revisados por un humano. Dice Michel: “Si uno tratara de leer solamente los datos en inglés nada más que los que corresponden al año 2000, y pudiera leer a un paso de 200 palabras por minuto, sin interrupciones para comer o dormir, le llevaría 80 años. La secuencia de letras es mil veces mayor que la del genoma humano: si usted las escribiera todas en forma recta, le permitiría llegar hasta la Luna, volver a la Tierra y hacer ese camino diez veces”.

Por ejemplo, tanto Michel como Aiden muestran la incidencia que tuvieron los episodios de censura en el mundo sin necesidad de conocer ningún decreto que la impusiera. Por ejemplo, eligieron al famoso artista ruso-francés Marc Chagall (1887-1985) nacido en Liozna, en lo que hoy sería Bielorrusia. Como Chagall era de origen judío, al hacer el estudio de la aparición de su nombre en las publicaciones de origen alemán, se produce un bajón brusco, comparado con lo que sucedía en las escritas en inglés. Esa virtual “desaparición”, que duró casi diez años, marca lo que los autores llaman el “índice de supresión”.

Justamente, con el mismo sistema, aparecen en el artículo diversos nombres censurados en la literatura china, rusa y también la norteamericana, especialmente los diez autores y directores de cine que fueron virtualmente “desaparecidos” entre 1947 y 1960 por las acusaciones que pesaban sobre ellos de ser “simpatizantes comunistas”.

Yo hice la prueba poniendo Evita y es muy interesante observar la curva estrictamente creciente desde su irrupción en la política argentina para luego producir un bajón pronunciado y brusco en los años posteriores al golpe militar de 1955, para luego sí volver a crecer hasta ubicarse en un nivel acorde con el impacto que produjo su vida.

Aiden y Michel inventaron una palabra para definir su trabajo: culturomica (“culturomics”, en inglés). La idea es replicar lo que la genética hace con la genómica. De la misma forma que el estudio del ADN revela patrones dentro de la biología, ambos sostienen que el enorme volumen de datos que provee la digitalización de los libros permitirá analizar y entender parte de la cultura humana.

Acá quiero hacerlo participar a usted. Consígase una computadora con acceso a Internet. Vaya hasta este link: http://books.google.com/ ngrams y pruebe el sistema. Ponga por ejemplo dos palabras que quiera investigar/comparar, digamos sida y cáncer. Casi en forma instantánea aparecerán dos gráficos de dos colores diferentes, mostrando la “evolución” de ambas palabras en los últimos dos siglos (XIX y XX) desde los años 1800 hasta el 2000. Y lo mismo puede hacer en varios idiomas y con las palabras (o frases de hasta cinco palabras) que usted quiera. Se termina transformando en una adicción y se presta para intentar teorías que expliquen los resultados, algo que los científicos hacen en su tarea cotidiana.

El experimento es fascinante y si usted tiene tiempo y curiosidad, le sugiero que no se prive de intentarlo con algunas palabras que le despierten alguna intriga. En definitiva, está al alcance suyo (y mío) la posibilidad de avanzar en un trabajo de investigación: ¿cuántas veces tenemos oportunidad de hacer algo parecido sin tener que levantarse de la silla?
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(1) Aprovecho para hacer una aclaración. En algunos lugares en donde aparece mi currículum, se menciona como que yo trabajo y/o trabajé para Google. Ese dato es falso. Por lo tanto, me siento totalmente libre para poder opinar sobre la empresa, sin que medie ningún tipo de conveniencia ni económica ni profesional. Conozco muchísima gente que trabaja en Google, pero ni trabajo ni nunca trabajé para Google. Algo más: tengo una profunda admiración y respeto por lo que han hecho y hacen en distintos campos de la informática, y por el impacto profundo que han producido en nuestras vidas (al menos de los privilegiados como yo que tienen/tenemos acceso virtualmente en forma instantánea a la información... o sea, al “poder”).

sábado, 10 de noviembre de 2012

viernes, 9 de noviembre de 2012

Martín Alomo. "La elección irónica". Estudios clínicos sobre la esquizofrenia. (Letra Viva-Voces del Foro, 2012)



Prólogo de Gonzalo López


No hay nada más pacificador, para un espíritu inquieto, que verificar la teoría en la clínica. Hace algunos años, varios estudiantes de psicología llegamos al hospital Borda con ganas de realizar esa verificación. La mayoría de nosotros esperábamos encontrarnos con historias subyugantes como la del delirio schreberiano o, en su defecto, con signos del significante en lo real como en el ejemplo “marrana”. Sin embargo, la clínica de las psicosis nos confrontó con la opacidad más que con el brillo de la teoría que buscábamos encontrar.
Así fue como nos topamos con esos pacientes tan desconectados de todo lazo con el otro, tan encerrados en su propio mundo, tan abúlicos…. “Tan esquizofrénicos”, nos dijo un psiquiatra en los primeros días de nuestra pasantía. La afirmación de este profesional cayó como una plomada. ¿Qué sabíamos nosotros de esquizofrenia? ¿No habíamos ido, acaso, a buscar restituciones delirantes?
Incluso hoy en día, los analistas estamos acostumbrados a pensar la psicosis referida a la paranoia y no a la esquizofrenia. Aún en las esquizofrenias paranoides, solemos hacer hincapié en lo paranoico. De esta manera, muchas veces perdemos la brújula que nos permitiría captar la posición subjetiva esquizofrénica forzando, empujando hacia la paranoia. Así, creemos hallar la punta del ovillo cuando en el relato de un paciente, manifiestamente esquizofrénico, encontramos afirmaciones vinculadas a la persecución o a la erotomanía. No es raro observar, en tales circunstancias, a analistas que se ilusionan con que “tirando de esa punta” se pueda ayudar a los pacientes a construir y sistematizar un delirio paranoico. Pero si no hay aptitud delirante, no hay forzamiento que valga. No se puede ir en contra de la “insondable decisión del ser” cuando se trata de la elección esquizofrénica.
El presente libro de Martín Alomo es el resultado de años de trabajo que tuvieron su punto de partida en la pregunta por esta elección. Lejos de caer en el desconcierto que el esquizofrénico produce al clínico y alentado por encontrar alguna clave que permita pensar la posibilidad de un tratamiento posible de la esquizofrenia, Martín se puso a investigar partiendo de la interrogación por el decir. Esa toma de posición subjetiva del esquizofrénico frente a los discursos establecidos, que constituye el fundamento de una ironía que, como dice Lacan, “ataca de raíz al lazo social”. Ironía que también podemos encontrar en Freud cuando se pregunta por lo incomprensible de las expresiones del esquizofrénico. Incomprensibilidad que se basa en un fenómeno, muy particular, en el que las palabras son tratadas como cosas.
La opacidad característica del lenguaje esquizofrénico pone en evidencia que el lazo social y la transparencia, que todo discurso establecido supone al lenguaje, no son más que una ilusión. La elección irónica esquizofrénica nos muestra un uso del lenguaje que rompe con el principal fundamento del lazo social que consiste en ubicar la consistencia lógica en el campo del Otro. Dicha elección denuncia que todo discurso sólo es semblante justamente al atacar los semblantes discursivos. Así, quienes escuchamos al esquizofrénico quedamos desprovistos de la protección que el semblante nos provee frente a lo real; quedamos “en ridículo” podría decirse, porque ya no podemos sostenernos en una posición de saber, por ejemplo, sino que más bien, reina en nosotros la incertidumbre, el desconcierto y la propia división.
Aquí es donde Martín nos entrega las conceptualizaciones más novedosas que, creo, se han hecho sobre la esquizofrenia hasta el día de hoy. Porque luego de ubicar las coordenadas subjetivas de la posición irónica, se ocupa de pensar ¡la posición del analista en la esquizofrenia! Una verdadera locura, se podría decir. ¿Cómo habría posibilidad de una transferencia en pacientes que, como dice Freud, han resignado la investidura de objeto? ¿No es la ironía esquizofrénica un fenómeno que deja afuera al Otro de la transferencia?
Es cierto, algunos esquizofrénicos presentan cuadros de abulia y de una ruptura total del lazo con el otro, están “en su mundo” se podría decir. Pero hay otros que hablan, y hablan desde esa ironía que derriba semblantes, pero que, también, a cada instante renueva la posibilidad de un lazo con el otro. Así, los pacientes esquizofrénicos generan expectativas en el otro; sobre todo si ese otro es un profesional ávido de encontrar alguna clave que le permita acceder a un tratamiento posible de la esquizofrenia. “Quiero hablarle de la relación conflictiva con mi padre” dijo alguna vez un esquizofrénico a un profesional del hospital. Pero, al poco tiempo de empezar su discurrir, quedó en evidencia que esa afirmación no era más que un significante aislado de todo contexto discursivo, no había allí un hilo argumentativo lógico a seguir. Caer en el desconcierto, fruto de la ruptura del lazo social, es lo más común para el profesional en estos casos. Pero, sostener la posición de testigo, seguir escuchando, es lo que nos puede dar la clave para pasar del desconcierto a la interrogación por el decir.
Esta es la posición que Martín sostuvo, decidido a enfrentarse con eso inquietante que remite a la propia división. Porque esa división puede angustiar, pero también puede ser la que impulse a la creación. Así es como su espíritu inquieto cobró un impulso que lo llevó a pensar, y compartirlo con nosotros en este volumen, la existencia de una ironía de transferencia y otra ironía en transferencia. Novedosas concepciones de la transferencia en la esquizofrenia, apoyadas en que la ironía es, aquí, la forma que el esquizofrénico tiene de enlazar algo del discurso, generando la posibilidad de que haya un lazo con el Otro, para después cuestionarlo de raíz. En ese límite, en ese borde paradójico y sutil, se para Martín para decirnos que hay un modo posible de trabajo con estos pacientes.  

Encontrarnos con un delirio paranoico y sistematizado es apaciguante para los analistas que -desde la episteme vinculada a un saber formal y generalizable- tenemos todo tipo de claves para pensarlo. Incluso, muchas veces, asesinamos al espíritu inquieto e investigador que hay en nosotros dejándonos llevar por la fascinación de la coincidencia entre clínica y teoría.
El discurso de los analistas -que hay que distinguir del discurso analítico ligado a la ortho-doxa de la buena interpretación- que es del amo, en la medida que tiene que ver con un saber ligado a convenciones que circulan en nuestra comunidad, nos entrega la posibilidad de acceder a la paranoia desde los desarrollos teóricos existentes. La esquizofrenia no ha corrido la misma suerte, por eso Martín da un paso gigante con este primer y exitoso intento de sistematización, basado en las referencias que grandes maestros, como Freud y Lacan, nos legaron.






jueves, 8 de noviembre de 2012

André Comte-Sponville. "Ni el sexo ni la muerte". Tres ensayos sobre el amor y la sexualidad (Paidós-Ibérica, 2012)



“Ni el sol ni la muerte pueden mirarse fijamente”, escribió François dela Rochefoucauld.  Y, cuando menos, esto los diferencia del sexo: pues pocos son los hombres y las mujeres que le temen y se privan de mirarlo fijamente.¿Por qué, si me dispongo a hablar de la sexualidad, he pensado en en esta frase para titular mi libro? Tal vez porque lo esencial, también en el sexo, escapa a la mirada, o la ciega, en su perpetuo intento de fascinarla. El sexo es un sol; el amor, que procede de él, se recalienta o se consume. Y todos podríamos decir que somos amantes: no porque seamos los únicos que tenemos relaciones sexuales, ni los únicos que amamos, sino porque el sexo y el amor, para nosotros, son problemas que es preciso afrontar o superar, sin confundirlos ni reducirlos el uno al otro. Esto es lo que, al menos, define una parte de nuestra humanidad: el hombre es un animal erótico.Y esta es precisamente la tesis que planea en los tres capítulos de los que se compone el libro dedicados, respectivamente, al amor, en el que se abordan los temas del Eros o el amor como pasión; la filía, o la dicha de amar; el ágape, o el amor sin fronteras; para pasar, en el segundo capítulo, a reflexionar sobre la sexualidad, el erotismo y el deseo, y concluyendo, en el tercer capítulo, con las consideraciones sobre la amistad y la pareja.En la estela de una de sus anteriores obras, El amor, la soledad, Comte-Sponville nos ofrece la visión más clara y profunda a la vez de lo que significa amar y del papel del sexo y el amor en nuestras vidas.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Nueva edición de las Obras Completas, de S.Freud en Siglo Veintiuno editores (Versión de Ballesteros)




Esta edición de las Obras completas de Sigmund Freud, que comenzó a publicarse en 1917 y luego fue revisada y actualizada para establecer una edición definitiva, pone a disposición de los lectores y estudiosos hispanohablantes la traducción de una obra fundacional. Para tener una idea de la incidencia del pensamiento freudiano, que revolucionó el campo de la psiquiatría y la psicología, cabe parafrasear a Michel Foucault, quien sostenía que La interpretación de los sueños era, junto con El nacimiento de la tragedia, de Nietzsche, y El capital, de Marx, una de las tres obras fundamentales del mundo moderno. En efecto, las especulaciones y observaciones de Freud y sus discípulos constituyen la escuela de psicopatología más importante de nuestra época, y un aporte insoslayable para pensar la cultura, el lenguaje y la subj etividad.
Entre los rasgos meritorios de esta edición se cuenta, desde luego, la versión directa del alemán de Luis López-Ballesteros y de Torres, que mereció el elogio del propio Freud, quien había aprendido español para leer el Quijote y comentaba la traducción en estos términos: “Puedo ahora comprobar el acierto de su versión española de mis obras, cuya lectura me produce siempre un vivo agrado por la correctísima interpretación de mi pensamiento y la elegancia del estilo”. A este trabajo escrupuloso se suman la revisión de los textos y su ordenamiento cronológico a la luz de la edición inglesa de James Strachey y Anna Freud, así como el agregado de notas que contribuyen a esclarecer conceptos y referencias.


lunes, 5 de noviembre de 2012

Luciano Lutereau. "Los usos del juego". Estética y clínica. (Letra Viva-Voces del Foro, 2012). Prólogo de Pablo Peusner




PRÓLOGO

Hace algún tiempo, en ocasión de entrevistar al padre de una joven analizante-niña que padecía de serias dificultades en su desempeño simbólico, un poco inocentemente le pregunté a qué jugaba con su hija. Este hombre, un profesional de la salud sumamente dedicado a su trabajo, respondió que no jugaba con ella puesto que consideraba dicha actividad como una “pérdida de tiempo”. Rápidamente agregó que sus padres tampoco habían jugado con él, y que consideraba más útil y valioso para el futuro de su hija una crianza en el marco de una férrea disciplina. Nunca me había encontrado con una respuesta de este tipo –aunque supongo que no debe ser una posición tan extraña en ciertas posiciones subjetivas–. Fue entonces que, improvisando una respuesta, comencé a reflexionar acerca de cuáles eran las ganancias que el juego podría introducir en la conformación del sujeto y que, en este caso, se le estaban negando a la niña –al menos, en los encuentros con su padre–.
El juego que calificamos de “simbólico” seguramente aportaría la posibilidad de la personificación, proyección e identificación. Pero también, la posibilidad de producir un relato, articulando diversas posiciones y permutaciones significantes en un intento por cernir algún real. Pensé así que incluso podría hablarse de un valor ético para el juego. Por supuesto que el juego reglado aportaba nuevos beneficios: desde la incorporación en el sistema de un tercer lugar, el lugar de la regla o de lo que en álgebra lacaniana escribimos con la letra A mayúscula (suele ser un ejercicio muy valioso, en ocasiones, la lectura de los reglamentos de diversos juegos de mesa con los niños). La alternancia de los jugadores que supone jugar “por turnos” introduce la dupla significante y su valor temporal de un modo sencillo; pero además esos juegos reglados incorporan un tablero y una distribución espacial particular, con diversos efectos sobre la dimensión del espacio y su articulación en el sujeto. Ganar, perder o empatar abren otras posibilidades –ya no binarias– y enriquecen los resultados posibles… Allí descubrí que en mi práctica clínica psicoanalítica cotidiana con niños, un partido de ludo suele ser el mejor de los test para establecer un diagnóstico de la posición de mis jóvenes analizantes ante el lenguaje. Y qué decir de los circuitos pulsionales que están en juego en la actividad lúdica, la ganancia de placer y la elaboración de diversos afectos…

¿Todo eso le estaba negando este hombre a su hija en su negativa a prestarse al juego?

Esta breve viñeta me hizo recordar otra, en la que durante una partida del juego de la oca, me encontré con un niño que, luego de arrojar el dado, contaba como 1 el casillero en el que estaba situado su peón. Esta falla, este menos 1 en la función de la cuenta –donde Lacan sitúa el punto de la constitución del sujeto – me colocó ante la disyuntiva de decidir si considerar ese fallo como una característica propia del momento evolutivo del niño o como alguna otra cosa... Intervine señalando que le faltaba contar el 0, número que coincidía con su posición en el tablero. ¿Frege para niños? ¿Por qué no? El 0 se cuenta –al menos, esa es la propuesta de los Grundlagen…–. El resultado fue curioso y su objetivo antipedagógico: él mismo decidió realizar desde entonces la cuenta en voz alta pero silenciando al 0, ya que el mismo “no vale nada” (así fue como lo expresó).

Y tiempo después, me encontré con este libro de Luciano Lutereau, que continúa y despliega, a la vez que supera mis ideas –algo primitivas y surgidas de mi actividad clínica–. El estilo de su reflexión, que alcanza incluso niveles estéticos y pulsionales, se convertirá sin duda alguna en un estímulo para todos los que desde diversas posiciones nos encontramos en situaciones lúdicas o que, como reza su título, debemos usar el juego. Y visto y considerando que su ensayo se propone no recaer en formulaciones “empíricas o parciales” –fuente de las han surgido mis primeras intelecciones sobre el tema– renunciando a preguntarse “¿qué es el juego?”, Luciano logra un desarrollo que ilumina una experiencia que para algunos de nosotros es absolutamente cotidiana. Tanto, que tal como conté en algún texto, hace tiempo una analizante-niña me preguntó si acaso yo aceptaría jugar con ella gratis. Le respondí que sí, pero que en tal caso debería conseguirse otro analista. Porque no hay juego sin pérdida y sin resto, y esto es sabido desde mucho antes de la aparición del psicoanálisis.

El juego es cosa seria, este libro lo prueba…


Pablo Peusner
Buenos Aires, Julio de 2012

sábado, 3 de noviembre de 2012

Françoise Davoine. "Don Quijote, para combatir la melancolía" (FCE, 2012)


Don Quijote, el libro más vendido luego de la Biblia, debe su éxito internacional a su poder para curar la melancolía. Ésta es la audaz tesis que sostiene y argumenta Françoise Davoine a lo largo de este volumen. La autora afirma que la locura de don Quijote explora las reviviscencias traumáticas de Cervantes y le permite dar una inscripción a la epopeya de sus guerras y su esclavitud en Argel. Frente a la dificultad de contar sus tribulaciones innombrables, las sucesivas crisis del caballero andante son un modo de hacer revivir las guerras en las cuales participó el escritor y de completar su proceso catártico, al poner en escena las pruebas que él mismo atravesó en su vida y la manera en que se resolvieron. Las crisis de locura muestran lo que no puede decirse en el silencio de las familias en torno de grandes traumas y Cervantes nos muestra con genio la forma de salir de ellos. Don Quijote es un defensor de la palabra, tiene la pasión del decir, y debido a esto se despliega entre él y Sancho Panza –su segundo en el combate, a quien es vital hablarle– un auténtico psicoanálisis de los traumas.
Don Quijote, para combatir la melancolía recorre los diferentes episodios de la novela de Cervantes abriendo gradualmente los campos de las batallas. El lector acompaña a don Quijote en la tormenta hasta encontrar reunidas en torno a él a más de treinta personas que, gracias a su trabajo de analista, logran restablecer lazos y reinventar un mundo confiable.

viernes, 2 de noviembre de 2012

jueves, 1 de noviembre de 2012

NOVEDADES. "Dixit". Bianuario del Colegio Clínico del Río de la Plata (2011-2012). Letra Viva, 2012


SUMARIO

Nota al lector

Clásicos

COLETTE SOLER. El psicoanálisis frente a la demanda escolar



Ética y política del Campo Lacaniano

SILVIA MIGDALEK. La política en la institución analítica
Entrevista a MARCELO MAZZUCA. El dispositivo del pase: nominación y testimonio
FLORENCIA FARÍAS. La práctica del pase: lugar privilegiado de trasmisión
GABRIEL LOMBARDI. ¿Qué es un cartel?
CAROLINA ZAFFORE. El dispositivo de control en el discurso analítico



Clínica con niños y adolescentes

PATRICIA PIRILLO. Cuando los dichos se hacen oráculo
PABLO PEUSNER. Puntuaciones sobre la noción de inconsciente 
en la clínica psicoanalítica lacaniana con niños
OMAR TARRAUBELLA. La respuesta opositora del analista en la clínica con niños



Fundamentos de la clínica

MARTÍN ALOMO. La causación significante de las psicosis
VANINA MURARO. La interpretación analítica
CRISTINA TORO. Los actos extraviados: acting out y pasaje al acto