El recorrido de este libro –que antes fue una lograda tesis– nos sitúa en la esencia del término Psicosis no desencadenada. Ignacio Neffen nos propone acompañarlo en la lógica de una lectura que prioriza los detalles y los hace hablar con fuerzas renovadas. Mucho podría decirse sobre este concepto, su utilización, o sobre el abandono del mismo. Sin embargo la problemática es otra. Neffen lo indica: “En esencia, en el corazón del término Psicosis no desencadenada habita la pregunta por las diferentes modalidades de compensación y suplencia de la estructura psicótica, una vez que el desencadenamiento se concibe como contingente –que puede suceder o no– antes que necesario”. La pregunta por las diferentes modalidades de compensación y suplencia trae otra, la interrogación por los tratamientos. Neffen no retrocede en revisar ampliamente entonces las distintas enseñanzas que Lacan nos legó. Como bien propone Luciano Lutereau en el dictamen de la tesis: “La originalidad del trabajo radica en que no plantea el tema de investigación en términos axiológicos, sino que reconstruye el fundamento de la cuestión de las psicosis no desencadenas en su suelo de origen, otorgándoles un estatuto conceptual preciso en el marco de la enseñanza lacaniana, a partir de las importaciones de la tradición psiquiátrica y la deuda con la obra freudiana”.
Está dicho, Neffen logra que volvamos a interesarnos por el concepto Psicosis no desencadenada, o, mejor, nos cuestiona, incluso clínicamente, por qué el mismo ha permanecido en una especie de letargo. Un concepto es una herramienta clínica, un saber hacer a veces, y la presencia de un fundamento que nos permite reconocer la época a la que pertenecemos. Lo extraño, lo contingente, es que con la propuesta de este concepto, ahora renovado, podamos por fin ir tan atrás y tan adelante como el tratamiento de las psicosis nos permitan. Dado que es el psicoanálisis, y principalmente el lacaniano, el que indicó cómo continuar avanzando en este sentido. Siempre y cuando estemos dispuestos, como lo está este autor, a revisarlo todo. Como él mismo dice: “Este libro no podría reducirse a un ejercicio puramente epistémico. Es también un llamado a sostener una praxis psicoanalítica que no se desentienda fácilmente de su dimensión ética sin par. Por eso mismo no faltarán aquí argumentos para explicar por qué la noción de déficit en las psicosis merece, si no ser descartada, al menos revisada”.
Nicolás Cerruti