Esta referencia es una ponencia del profesor Jean Bobon en el congreso de Anvers sobre el fenómeno de la expresión. Fue publicada por primera vez en 1969 en la Revue médicale de Liège 19. También se encuentra, en francés, en Ornicar? 29 y en la Biblioteca del Campo Freudiano existe una traducción hecha por Margarita Álvarez. Lacan se refiere a esta ponencia en el cap. VI del seminario La Angustia.
En la misma, Bobon se refiere al psicótico como el que no tiene conciencia de estar al margen, de estar enfermo. Más bien se encuentra, nos dice, aferrado a sus creencias delirantes y todo se constituye como un índice que viene a alimentar esta creencia.
También hará referencia a que la existencia de estos pacientes suele devenir cada vez menos real, soliendo vivir la misma bajo las coordenadas de las modalidades del sueño y del aislamiento, tanto afectivo como perceptivo, destacando que incluso el lenguaje puede perder todo su valor de comunicación. Sin embargo, nos dice Bobon, si se le da la posibilidad de realizar algún dibujo, más allá de lo escueto o elaborado del mismo, "… prueba que el paciente aún busca un sentido a aquello que, para él, no lo tiene".
Esto le permite ver que incluso en los pacientes más pobres a nivel de comunicación o expresión, con una pasividad importante, indiferentes a todo, incluso estos pacientes, comenta Bobon, "… experimentan una forma de existencia, imaginaria y, por lo general, dolorosa". Cuando se los explora, manifiestan una "… angustia indecible de que su personalidad sea influenciada, de metamorfosis o de anonadamiento de sí y del mundo".
Todos estos pacientes, esquizofrénicos crónicos, se presentaban con gran pasividad frente a todo, como si fueran "objetos" opuestos al mundo y al diálogo.
Bobon presentará una serie de cinco dibujos de una joven institutriz hospitalizada desde hace seis años, que tiene la particularidad de no haberse movido de su habitación, ni de su cama. Tampoco escribe, ni habla más que alguna palabra o frase incomprensible. Con esta paciente todos los tratamientos habían fracasado y como un último recurso le dan algunos objetos de pintura y dibujo. Desde ese momento, expone Bobon, la paciente saldrá de su inercia y empezará una actividad plástica intensa que se irá constituyendo como el único material clínico de su "…imaginario delirante, un imaginario persistente, estructurado como un delirio místico-erótico; un imaginario experimentado y sufrido bajo una apariencia apática; un imaginario que aún puede comunicarse a través de la palabra…".
Lacan tomara solamente el quinto de esta serie de cinco dibujos, para decirnos que "…la primera cosa a plantear sobre la estructura de la angustia […] es que la angustia está enmarcada…".
En todos estos dibujos aparece de forma destacada y explicita el objeto mirada. El primero de ellos, es un dibujo que la paciente construye en dos tiempos, al inicio de una "violenta crisis de agitación catatónica y al salir de ella". En este dibujo, nos dice Bobon, podemos apreciar a la izquierda del dibujo "la imagen distorsionada del ser al principio de la metamorfosis" y en el centro y a la derecha un intento de representar lo vivido en dicha crisis, lo que no es difícil de percibir como algo "inefable y perturbador".
El segundo dibujo de está serie presenta un ojo "…único y ciclópeo…" que devora el rostro de la paciente.
El tercero el "…ojo-pez…", que Bobon nos dice que en el caso de la paciente simboliza la sexualidad y la culpa.
En el cuarto dibujo de ésta serie se percibe una iglesia con el cielo de fondo y la multiplicación del ojo, tema que según Bobon, "…se asocia al tema místico, compensatorio de una vivencia sexual fuertemente culpabilizada".
El quinto y último de esta serie, y al cual se referirá Lacan, es un árbol que está "…cargado de miradas que se han vuelto particularmente expresivas". La diferencia con el resto de dibujos es que en éste aparece algo nuevo, una frase, "…la primera desde hace años…" y es una "frase-clave en el delirio de esta paciente: Io sono sempre vista".
Bobon finaliza esta ponencia planteando que estos sujetos nos enseñan que más allá de estar excluidos del real común, del código de lenguaje que utilizamos, tienen una vida interior muy rica en la que se encuentra siempre, en el fondo, la angustia.
También hará referencia a que la existencia de estos pacientes suele devenir cada vez menos real, soliendo vivir la misma bajo las coordenadas de las modalidades del sueño y del aislamiento, tanto afectivo como perceptivo, destacando que incluso el lenguaje puede perder todo su valor de comunicación. Sin embargo, nos dice Bobon, si se le da la posibilidad de realizar algún dibujo, más allá de lo escueto o elaborado del mismo, "… prueba que el paciente aún busca un sentido a aquello que, para él, no lo tiene".
Esto le permite ver que incluso en los pacientes más pobres a nivel de comunicación o expresión, con una pasividad importante, indiferentes a todo, incluso estos pacientes, comenta Bobon, "… experimentan una forma de existencia, imaginaria y, por lo general, dolorosa". Cuando se los explora, manifiestan una "… angustia indecible de que su personalidad sea influenciada, de metamorfosis o de anonadamiento de sí y del mundo".
Todos estos pacientes, esquizofrénicos crónicos, se presentaban con gran pasividad frente a todo, como si fueran "objetos" opuestos al mundo y al diálogo.
Bobon presentará una serie de cinco dibujos de una joven institutriz hospitalizada desde hace seis años, que tiene la particularidad de no haberse movido de su habitación, ni de su cama. Tampoco escribe, ni habla más que alguna palabra o frase incomprensible. Con esta paciente todos los tratamientos habían fracasado y como un último recurso le dan algunos objetos de pintura y dibujo. Desde ese momento, expone Bobon, la paciente saldrá de su inercia y empezará una actividad plástica intensa que se irá constituyendo como el único material clínico de su "…imaginario delirante, un imaginario persistente, estructurado como un delirio místico-erótico; un imaginario experimentado y sufrido bajo una apariencia apática; un imaginario que aún puede comunicarse a través de la palabra…".
Lacan tomara solamente el quinto de esta serie de cinco dibujos, para decirnos que "…la primera cosa a plantear sobre la estructura de la angustia […] es que la angustia está enmarcada…".
En todos estos dibujos aparece de forma destacada y explicita el objeto mirada. El primero de ellos, es un dibujo que la paciente construye en dos tiempos, al inicio de una "violenta crisis de agitación catatónica y al salir de ella". En este dibujo, nos dice Bobon, podemos apreciar a la izquierda del dibujo "la imagen distorsionada del ser al principio de la metamorfosis" y en el centro y a la derecha un intento de representar lo vivido en dicha crisis, lo que no es difícil de percibir como algo "inefable y perturbador".
El segundo dibujo de está serie presenta un ojo "…único y ciclópeo…" que devora el rostro de la paciente.
El tercero el "…ojo-pez…", que Bobon nos dice que en el caso de la paciente simboliza la sexualidad y la culpa.
En el cuarto dibujo de ésta serie se percibe una iglesia con el cielo de fondo y la multiplicación del ojo, tema que según Bobon, "…se asocia al tema místico, compensatorio de una vivencia sexual fuertemente culpabilizada".
El quinto y último de esta serie, y al cual se referirá Lacan, es un árbol que está "…cargado de miradas que se han vuelto particularmente expresivas". La diferencia con el resto de dibujos es que en éste aparece algo nuevo, una frase, "…la primera desde hace años…" y es una "frase-clave en el delirio de esta paciente: Io sono sempre vista".
Bobon finaliza esta ponencia planteando que estos sujetos nos enseñan que más allá de estar excluidos del real común, del código de lenguaje que utilizamos, tienen una vida interior muy rica en la que se encuentra siempre, en el fondo, la angustia.