Por Francisco de Zárate
Para la carrera de un operador de Bolsa, tener el dedo anular más largo que el índice es tan importante como una buena formación, según un estudio de la Universidad de Cambridge que, tras medir los dedos de 44 brokers en la Bolsa de Londres, demostró que los más exitosos eran los que tenían mayor diferencia entre esos dígitos.
En declaraciones a la revista Wired, el neurocientífico responsable de la investigación y ex operador de Wall Street, John Coates, dijo que su investigación demostraría que la idea de que el mercado es una máquina racional bien aceitada está fuera de lugar: "Hay una gran variedad de rasgos biológicos, desde la preferencia sexual y la aptitud atlética hasta la firmeza y la agresividad, relacionados con el ratio anular-índice".
Es conocida la relación de este ratio con altas exposiciones prenatales a la andrógena, una hormona masculina que se relaciona con los niveles de testosterona de los adultos. Según Coates, el hecho de que los operadores más exitosos son aquellos programados biológicamente para un exceso endocrino puede ser responsable de la transformación de vaivenes naturales del mercado en explosiones de exuberancia o pesimismo irracionales.
Pero el ratio anular-índice no es un sustituto perfecto de los niveles de testosterona, como apuntó la revista Wired, y Coates tampoco cree que la biología explique por sí sóla la actual crisis financiera. Según él, hay que buscar sus raíces en los sistemas de compensación ejecutiva, la política económica y los fallos regulatorios. A lo que se enfrenta su estudio es a la creencia extendida de que el mercado financiero se regulaba sólo por la racionalidad.
"Se suponía que el mercado seleccionaba naturalmente a los operadores o inversores que demostraban expectativas racionales (...) Nosotros ahora estamos fijándonos en la biología porque creemos que la ciencia económica que hay bajo ese paradigma está construida sobre la arena", dijo a Wired.
Más información:
Nota completa de la revista Wired.
Estudio: "Second-to-fourth digit ratio predicts success among high-frequency financial traders.", by John M. Coates, Mark Gurnell, and Aldo Rustichini. Proceedings of the National Academy of Sciences, Vol. 106, No. 2, Jan. 13, 2009.
En declaraciones a la revista Wired, el neurocientífico responsable de la investigación y ex operador de Wall Street, John Coates, dijo que su investigación demostraría que la idea de que el mercado es una máquina racional bien aceitada está fuera de lugar: "Hay una gran variedad de rasgos biológicos, desde la preferencia sexual y la aptitud atlética hasta la firmeza y la agresividad, relacionados con el ratio anular-índice".
Es conocida la relación de este ratio con altas exposiciones prenatales a la andrógena, una hormona masculina que se relaciona con los niveles de testosterona de los adultos. Según Coates, el hecho de que los operadores más exitosos son aquellos programados biológicamente para un exceso endocrino puede ser responsable de la transformación de vaivenes naturales del mercado en explosiones de exuberancia o pesimismo irracionales.
Pero el ratio anular-índice no es un sustituto perfecto de los niveles de testosterona, como apuntó la revista Wired, y Coates tampoco cree que la biología explique por sí sóla la actual crisis financiera. Según él, hay que buscar sus raíces en los sistemas de compensación ejecutiva, la política económica y los fallos regulatorios. A lo que se enfrenta su estudio es a la creencia extendida de que el mercado financiero se regulaba sólo por la racionalidad.
"Se suponía que el mercado seleccionaba naturalmente a los operadores o inversores que demostraban expectativas racionales (...) Nosotros ahora estamos fijándonos en la biología porque creemos que la ciencia económica que hay bajo ese paradigma está construida sobre la arena", dijo a Wired.
Más información:
Nota completa de la revista Wired.
Estudio: "Second-to-fourth digit ratio predicts success among high-frequency financial traders.", by John M. Coates, Mark Gurnell, and Aldo Rustichini. Proceedings of the National Academy of Sciences, Vol. 106, No. 2, Jan. 13, 2009.