lunes, 31 de marzo de 2014

NOVEDAD. Lucas Boxaca-Colette Soler-Gabriel Lombardi-Luciano Lutereau. "Celos y envidia". Dos pasiones del ser hablante" (Letra Viva-Voces del Foro, 2014)


Los artículos compilados en este volumen son el resultado de una interlocución surgida en el Foro Analítico del Río de la Plata. Una primera exposición de esta conversación se concretó en una mesa de discusión clínica en el FARP con el título "La pasiones del ser hablante: los celos, ¿síntoma?".
En dicha ocasión, una de las consecuencias obtenidas fue la necesidad de avanzar en la distinción clínica entre celos y envidia. Este libro es otra instancia de producción colectiva, un nuevo puntal.
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Índice

Prefacio (LL)
Los celos, una pasión clásica (GL)
Los celos y la mujer que no existe (LL)
Los celos femeninos (CS)
Los celos proustianos (LL)
Los celos como síntoma (LB)
La mirada envidiosa (GL)
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Repercusiones de la obra en los medios

Gabriel Lombardi. "Los celos, ¿son una pasión honesta" (en Página 12, suplemento de Psicología, 12/12/13)

Entrevista de Pablo Chacón a Gabriel Lombardi: "Las decisiones no cuentan si no se firman" (Télam, 30/10/13)

sábado, 29 de marzo de 2014

Jorge Alemán. "Conjeturas sobre una izquierda lacaniana" (Grama, 2013)



Nuevamente Jorge Alemán nos lleva a repensar la política desde los márgenes internos del psicoanálisis, acompañando lo que hoy se piensa desde la filosofía política, con Lacan.

J. Alemán gestó este concepto de izquierda lacaniana, una extraña paradoja de la filosofía política, esta vez de izquierda, que está siendo renovada de la mano de la teoría lacaniana, cuando la procedencia de Lacan no puede decirse que sea justamente de izquierda.

Pero lo que este autor introduce es algo que otros parecen saltear, lo real, en base a una definición no anclada en la falta o ausencia de significación, sino en ese real que introduce la compulsión a la repetición y las formaciones de goce propias de los síntomas que siempre subyacen en la constitución del sujeto. Un real siempre injusto y que llega "siempre a deshora".

Pero algunas definiciones del ser de izquierda orientan la lectura: "ser de izquierda implica insistir en el carácter contingente de la realidad histórica del capitalismo", o bien, "no dar por eterno el principio de dominación capitalista", que aparece como una nueva relación entre la subjetividad y los modos de gozar que problematizan la existencia del sujeto en el mundo.

En estas Conjeturas sobre una izquierda lacaniana, se abre la posibilidad de entrever de qué manera los desarrollos tanto de Freud como de Lacan, se constituyen en una lectura sinthomática de la izquierda.

viernes, 28 de marzo de 2014

Hervé Castanet. "La perversión" (Grama. 2014)


Esta obra ordena las referencias sobre la perversión en Freud y en Lacan.

Para el primero, las prácticas sexuales, aun las más sorprendentes, no pueden mostrar la estructura que las componen. Solamente la ficción inconciente del fantasma permite hacerlo. La sexualidad de los seres hablantes, jamás bruta o monolítica, es inseparable de una teoría sexual, como la llama Freud. La perversión es una de ellas; la neurosis, otra.

Para el segundo, una tesis de 1967 (y que se continúa hasta el final de su enseñanza), sirve de brújula: no hay otro goce que el del cuerpo. El perverso no puede hacer prueba de la separación del cuerpo y del goce. Por el contrario, no cesará de intentar restituir al cuerpo el goce que le supone perdido. Y el fracaso se presenta: el cuerpo, querido como lugar de encajar-el-goce, se revela corporeizado de manera significante.

Como complemento, algunos ejemplos clínicos desnudan bricolages singulares de este acecho al goce. El voyeurismo (la Schaulust freudiana) servirá de soporte para esta demostración.

Hervé Castanet es profesor universitario y autor de una veintena de libros, principalmente acerca de la clínica de las psicosis, la perversión y los anudamientos del arte, la literatura y el psicoanálisis.

Miembro de la École de la Cause freudienne (ECF) y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP). Es psicoanalista en Marsella.

jueves, 27 de marzo de 2014

COLETTE SOLER. "¿Cómo reconocer las condiciones del acto?" (intervención en el 1er.Encuentro Internacional de la Escuela, Bs. As., 28 y 29/8/09)


Les hablaré hoy partiendo de las diferentes experiencias que he tenido en lo concerniente al dispositivo del pase, y también de los intercambios con los colegas de nuestro CIG. Con el tiempo, que para mí al menos comenzó hace mucho, me detuve en la idea de que uno de los problemas estructurales mayores del dispositivo del pase –digo “estructurales”, porque no depende de tal o cual época– se situaba, no del lado de los pasadores, pasantes o AE, sino del lado de lo que Lacan había llamado el jurado, para indicar así que se esperaba un trabajo.
Sin embargo, es cierto que se trata de un jurado, puesto que esos cárteles deben zanjar la cuestión con un sí o un no, sin partir de una tesis sobre el pase al analista –ese terreno no es sin cierto embarazo, puesto que se recurre a los textos de Lacan– sino a propósito del caso particular de cada pasante. Que esos cárteles tengan luego que justificar su poder de decisión mediante sus elaboraciones como cártel es otra cuestión.
No creo que el hecho de que Lacan haya introducido una novedad acerca del pase en su texto del ’76, “Prefacio a la edición inglesa del Seminario XI”, que es un texto capital, constituya un problema suplementario. Justamente, hace falta algo de tiempo para que nuestra comunidad capte el alcance clínico de ese reacomodamiento. Es cuestión de un trabajo colectivo.
La dificultad se plantea desde el ’69, en efecto, en el intervalo entre lo que esos textos dicen de la estructura y los casos en que aquélla se encarna.
La estructura de la experiencia analítica que Lacan dedicó su vida a construir, si vale, vale para todo análisis. Cada análisis, no obstante, es particular, puesto que la verdad jamás es colectiva, “sólo hay verdades particulares” –ustedes conocerán la cita de Lacan–.
Según Lacan, en el dispositivo se trata de la “estructuración analítica de la experiencia” que condiciona el pase al acto o al deseo del analista. Podemos admitir, decía él en su discurso a la EFP, que esa estructuración no se encuentre distribuida de igual manera y que se trate entonces de informarse, no sólo para rubricarla, sino para reproducirla. La tesis permanece idéntica en el ’76, en otros términos: saber si la historización (hystorisation) del análisis ha conducido a poner término al espejismo de la verdad.
Pero no se puede esperar del pasante que de, él mismo, la fórmula de este pase al acto, en razón misma del estatuto de dicho acto. “Aporía de la reseña” del acto, dice Lacan en el ‘67, por el hecho de que el objeto es allí activo y el sujeto subvertido. Lo mismo para el deseo del analista. No desarrollo ese punto. Las fórmulas más tardías del ’76 que definen un pase no por el objeto sino por lo real, podría decir por el anudamiento de lo real, implican la misma imposibilidad del lado del pasante porque –reconocerán la cita– no puedo decir la verdad de lo real, la verdad siempre miente, y el pasante no puede hacer más que –cito– “testimoniar acerca de la verdad mentirosa”.
En consecuencia, la tarea incumbe a los cárteles, y son estos lo que, en efecto, están en el banquillo, en el banquillo en lo que concierne a reconocer las condiciones de posibilidad del acto analítico que el pasante no puede enunciar en términos de verdad. Sobre ese punto, la doxa compartida que se deposita en el trabajo de la comunidad está en cuestión porque los cárteles son parte interesada.
Tuve ya la ocasión de decirlo, aquí mismo, en Buenos Aires: no hemos hecho la crítica del contrasentido histórico de la ECF y de la AMP en lo concerniente al pase. ¿Cuál es ese contrasentido?
Las fórmulas que tomamos prestadas de Lacan son conocidas. Lo esencial, en el ’67: destitución de un sujeto que percibe su ser de objeto. ¿Pero cuál es la traducción clínica de esto?
Digo que el texto de Lacan no implica que saberse objeto sea saber qué objeto se es. Es todo lo contrario, es haber captado que el objeto hace agujero en el saber, y que justamente por eso es imposible decir lo que ese objeto es. Saberse objeto, es entonces estrictamente equivalente a lo que llamamos la caída del sujeto supuesto saber, sin la cual puede haber terapeuta pero no acto analítico posible.
Los antiguos miembros de la Escuela Freudiana de París habían captado algo de esto, puesto que su lectura los había conducido a ¡destacar el no saber del fin! Lacan protestó, a justo título, puesto que son necesarias muchas elaboraciones de saber para percibir o ceñir un agujero en el Otro. Eso no es no saber, cito: “saber vano de un ser que es escabulle”. El contrasentido de la ECF y la AMP, es el de haber inducido, mediante un término de orden teórico, según el funcionamiento propio de cada institución y para cada pasante, la búsqueda supuesta posible del objeto que no se escabulliría, el objeto que es el pasante y que se trata de enunciar ante el mundo. En estos tiempos, es más bien invitado a decir su real, lo que constituye el mismo contrasentido.
Las razones de la promoción de tal contrasentido son de política institucional, es cierto, pero hay sin embargo algo que lo ha vuelto plausible, y que explica –creo yo– su pregnancia.
Es que el objeto, agujero en el saber, puede imaginarse y se imagina. Pero imaginarse objeto no es saberse objeto. Según creo, esta es la fuente clínica de la dificultad. El objeto sin imagen ni significante, se imagina a partir de la pulsión, mirada, mierda, voz, seno. Dicho de otro modo, un sujeto puede hacerse representar por las imágenes y los significantes del objeto. Eso no ocurre al final del análisis, sino desde que el análisis comienza efectivamente: ¿acaso los sujetos no se quejan entonces, justamente, de hacerse comer, cagar, de ser mantenidos a la vista, de recibir órdenes, y transfieren esa obsesión sobre el analista?
Eso no es un producto del análisis, es la manifestación de un fantasma ya allí, y que se trata justamente de atravesar. Un sujeto que se hace representar por los significantes del objeto, cualquiera de los cuatro, no es un sujeto destituido. Dicho de otro modo, por ejemplo, considerarse una mierda o una mirada, es una manera de institución subjetiva mediante el fantasma, y está lejos de ser una destitución. A la entrada, el objeto está representado imaginariamente; al final, –por así decir– está desvestido de sus representaciones. Saberse objeto es haberlo desprendido de los significantes corporales que son plurales, haberlo reducido al lugar suyo en el Otro, el de un agujero donde el significante falta.
Es quiere decir que entre “saberse objeto” y saber qué objeto, hay exclusión. Es lo uno o lo otro. Recuerden que Lacan puede decir en La Angustia, que el neurótico nos toma el pelo con esos objetos, y es precisamente también lo que vuelve al contrasentido plausible por la confusión del fantasma con lo real del inconsciente.
No alentemos entonces a los pasantes o a los AE a exponernos el objeto que ellos son, allí donde está lo que Lacan llamaba el “punto cero” del saber, los desacreditaríamos. Tampoco los induzcamos, en términos más recientes, a exponer lo real que ellos son, la famosa letra del síntoma –sería el mismo error–. No hago la demostración, porque ya la hice. La misma está implicada por los efectos incalculables de lalengua de la que resulta que todo lo que se diría de esa letra es “elucubración” según el término de Lacan en Aún. La institución objetal o real del fin del análisis, no es una institución por el saber, sino lo contrario, ella frecuenta los límites del saber. De allí el sicut palea que se aplica al saber elaborado.
La crítica de ese contrasentido teórico que sustenta un hacer semblante de saber no ha sido realizada en nuestra Escuela. Solamente hicimos la crítica institucional de la AMP, pero en lo referente al pase hemos partido con las mismas bases implícitas, sin tiempo de detención crítica. Este le hubiera sin embargo evitado a los cárteles –los nuestros, que tenían el mérito de haber roto con las intenciones políticas precedentes– buscar lo que por estructura es inhallable en las declaraciones (si son auténticas) de los pasantes, a saber: los enunciados del objeto, de la letra o de lo real. Buscar lo inhallable programa la decepción, el sentimiento del fracaso y a veces el mutismo afligido.
Esta cuerda de la decepción ha comenzado a vibrar a propósito de nuestro pase. Aquí, no olvidemos que Lacan también aplica a los analistas su tesis sobre la tristeza. Vean la “Nota a los Italianos”, donde pone en relación los pases dejados “inciertos” con una comunidad “teñida de depresión”, como él dice. “Pases inciertos” para el dispositivo quiere decir “no encontrarse allí en la estructura”. Entonces, no se trataría evidentemente de sobrecompensar la decepción mediante un falso entusiasmo fingido, sino más bien de ver cómo encontrarse allí en mayor medida.
¿Cuáles son las manifestaciones clínicas de la destitución subjetiva del ’67, o del fin del espejismo de la verdad del ’76? Estas pueden variar mucho de uno a otro, pero solamente en la medida limitada de los efectos posibles de la estructura. Les hago observar que Lacan aisló dos rasgos en el ‘67: posición depresiva y seguridad de un sujeto que ha finiquitado la duda, la pregunta y la espera correlativa. En el ’76, evoca una satisfacción específica, propia de cada uno –y cuya naturaleza habría que precisar–.
Observen que en ninguno de los dos casos se trata de rasgos de estructura. Se trata de una postura del sujeto en la estructura, e incluso de una postura del afecto que ahí responde, y testimonia así indirectamente que la elaboración estructural ha sido empujada hasta la captación del agujero –diría gustosa: hasta la forclusión del objeto o de lo real–. Eso es por lo cual, creo, Lacan le imputa a los cárteles una tarea de autentificación, y no de escucha, de desciframiento o de construcción. En efecto, esta postura es de certeza, no de creencia, sobre el fondo de lo imposible de saber, siendo la certeza por definición la traducción psíquica de una forclusión.
Concretamente, lo que busco no puedo decirlo, no llego a eso. “Comenzar a saber para no llegar a eso”, dice Lacan. No es sorprendente que eso deprima, en la medida de mis esfuerzos. Demandarle más no sería una respuesta ilustrada. Eso deprime al menos transitoriamente, porque si extraigo las consecuencias, eso libera. “Del cierre de una experiencia pueden surgir libertades”, dice Lacan. Evidentemente, esta conjunción entre certeza y libertad en el fin, preocupa, no solo porque hay que reconocerla en el nivel de los casos, como Lacan lo hace para el Guerrero Aplicado o para él mismo mientras proseguía, impávido, su seminario en la tormenta de la época de la excomunión. Pero sobre todo, eso preocupa porque esa conjunción entre certeza y libertad es lo propio de la psicosis.
Termino: cuando digo que eso preocupa es poco decir, puesto que sobre la base de los postulados del contrasentido del que intenté enunciar que, en efecto, obtura el punto de forclusión, podría ocurrir que se tomen las manifestaciones del fin, y concretamente las posturas de seguridad o de satisfacción, por los signos mismos de un análisis que no llegó al final (¿qué cártel habría nominado al Guerrero Aplicado?) o a la inversa... y seremos aún más dichosos si no se los considera signos de una psicosis.
Yo creo que es aquí que nuestro pase está en juego, al menos, y eso se merece los debates de orientación en los que entramos.

(Traducción de PP).

miércoles, 26 de marzo de 2014

PABLO PEUSNER. "Pertinencia del término immixtion en la definición del sujeto" (e-book) REPOST POR CAÍDA DEL LINK

Entre los años 2002 y 2005, en diversos marcos institucionales,
perseguí una idea a lo largo de varias intervenciones: definir al sujeto del psicoanálisis a partir de un término que Lacan utilizó numerosas veces en su enseñanza. Mi apuesta fue la de otorgarle a dicho término el valor de un concepto. No logré llegar hasta donde deseaba, pero el recorrido arrojó el resultado de
cuatro clases y un escrito que pongo a disposición de los lectores
en este formato para que puedan reconstruirlo (¡son 128 páginas!).
Agradezco a las personas que desgrabaron los materiales y colaboraron
de diverso modo en su rescate y digitalización. Podés descargar el documento, haciendo clic aquí

martes, 25 de marzo de 2014

Gabriel Giorgi. "Formas comunes". Animalidad, cultura, biopolítica (Eterna Cadencia, 2014)


El nuevo ensayo de Gabriel Giorgi se plantea de qué manera la cultura inscribió la ambivalencia entre la vida humana y la vida animal como vía para reflexionar sobre los diferentes modos en que nuestras sociedades establecen distinciones entre vidas a proteger y vidas a abandonar, eje fundamental de la biopolítica.

•Desde ficciones ya clásicas como La pasión según G.H. de Clarice Lispector o El beso de la mujer araña de Manuel Puig, hasta 2666 de Roberto Bolaño o Bajo este sol tremendo de Carlos Busqued, pasando por las reescrituras de los mataderos en la cultura argentina o por las corporalidades inhumanas de João Gilberto Noll, “lo animal”, dice Gabriel Giorgi, emerge como un artefacto que permite leer un reordenamiento más vasto.

•A partir de una serie de materiales, que incluye además instalaciones y documentales, Formas comunes analiza el cambio de lugar del animal en la cultura como indicador de un desplazamiento clave: el animal empieza a funcionar de modos cada vez más explícitos como signo político. Un estudio tan elocuente como actual de una de las figuras más destacadas de la nueva generación de intelectuales latinoamericanos.

Gabriel Giorgi estudió en la Universidad Nacional de Córdoba y en la Universidad de Nueva York, donde se desempeña como docente e investigador. Escribió sobre literatura argentina y latinoamericana, teoría queer y biopolítica, y sobre cine. Publicó artículos en la Argentina, Estados Unidos, Brasil y España. Es autor de "Sueños de exterminio. Homosexualidad y representación en la literatura argentina" y co-editor de "Excesos de vida. Ensayos sobre biopolítica".

lunes, 24 de marzo de 2014

24 de marzo. DÍA NACIONAL DE LA MEMORIA POR LA VERDAD Y LA JUSTICIA, en Argentina


El Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia es el día en el que se recuerda en mi país, la Argentina, a las víctimas (muertos, desaparecidos y niños apropiados) de la última dictadura cívico-religioso-militar que nos gobernó entre 1976 y 1983, autoproclamada "Proceso de Reorganización Nacional".
Justamente, el 24 de marzo de 1976 fue la fecha en la que se produjo el golpe de estado que dio inicio a la dictadura más sangrienta de la historia argentina.
No olvidaremos lo que pasó y seguimos trabajando por la memoria y la justicia, únicos modos de reparación posible.

Personalmente, repudio a cualquier persona que utilice el término "dictadura" para referirse a un sistema de gobierno elegido por el pueblo. Nosotros atravesamos una dictadura en serio y bastardear un término así es una falta de respeto para nuestras víctimas y no hace más que demostrar que quien la utiliza de tal manera es un idiota que no ha comprendido nada de la historia de nuestra patria.

No hay nada que celebrar hoy, pero es un día para conversar con nuestros hijos, contarles la historia y demostrarnos que hemos madurado como país y como ciudadanos.

miércoles, 19 de marzo de 2014

Esther Díaz. "La fantasiosa vida de Sacks" (para revista Ñ)


De las piernas abiertas va surgiendo un ser vivo de dimensiones considerables. En épocas en que casi no se lucraba con cesáreas había que pujar y sufrir. Después de ese esfuerzo espantoso comencé a desprenderme suavemente de mi cuerpo. La sangre, los esparadrapos y todas esas personas que se habían olvidado de mí desaparecían mientras yo me elevaba. Fue la sensación más placentera de mi vida. No había formas definidas ni objetos ni sujetos, había colores tenues, liviandad, niebla. Me deslizaba por ese paisaje sin códigos con una mansedumbre desconocida. Qué bien se estaba ahí, quería quedarme. Pero de pronto un grito de mujer “¡se nos va!, ¡se nos va!” y un pinchazo adrenalínico me devolvieron a la sala de partos.

Se impone aclarar que los discursos sobre regresos desde la muerte me resultan indiferentes. Nunca creí que me hubiera ocurrido tal cosa. Tampoco me pregunté las razones. Ese viaje había sido demasiado bello como para amonedarlo en conceptos. Pero las historias narradas por Oliver Sacks en Alucinaciones (Anagrama, 2013) dan cuenta de la postura científica y de la perspectiva de este singular neurólogo sobre ese tipo de experiencias. Los libros más famosos de Sacks son Despertares, recreado en una película en la que un joven Robert Williams interpreta al neurólogo, y El hombre que confundió a su mujer con un sombrero, que inspiró una ópera del mismo nombre cuyo personaje principal también es el médico.

Para Sacks las alucinaciones surgen de fuentes internas aunque frecuentemente se las perciba fuera de nosotros y siempre son del orden de la vida, sin negar que a veces existan factores externos que las estimulan, pero no considera que provengan de la no-vida. Se trata de alteraciones del sistema neuronal que posibilitan sensaciones en el interior de uno mismo o percepciones de fenómenos exteriores inexistentes. En una oportunidad Sacks estaba preparando el desayuno y sonó el timbre de entrada. Dijo en voz alta que pasaran, estaba sin llaves. Se trataba de una pareja de amigos. Los invitó a ponerse cómodos (sin salir de la cocina) y les preguntó qué querían desayunar. Cocinó y continuaron conversando sin verse. Cuando apareció en el living portando una bandeja con tres desayunos constató que no había nadie y que en realidad la puerta estaba cerrada por dentro. Comprensiblemente preocupado consultó con una especialista de confianza. Ella le preguntó qué droga consumía. Contestó que ninguna y le dio el nombre de la que había tomado hasta dos meses atrás. Eso aclaraba todo, las alucinaciones externas –producto de sustancias residuales– continuarían largo tiempo.

Quimeras existieron siempre, pero desde la modernidad se denominan “alucinaciones”. He aquí un resumen de su vasta taxonomía: falsas percepciones (el hombre que confunde a su mujer con un sombrero), pseudoalucinaciones en las que imágenes, texturas, sabores, olores o sonidos se producen en nuestra interioridad (mi propia experiencia pos-parto), ilusiones fantasiosas (el amigo imaginario de los juegos infantiles) y alucinaciones propiamente dichas que se proyectan al exterior (como la experiencia auditiva del desayuno para tres).

Las alucinaciones no necesariamente provienen de drogas o patologías. Sacks estudió neurología justamente porque desde muy joven él mismo solía alucinar en sobriedad y sabe fehacientemente que se puede experimentar alucinaciones sin estar loco, aunque no todos los profesionales de la salud se plieguen a ese criterio. Un colega suyo llevó adelante un proyecto, eran ocho investigadores. Se presentaron individualmente en diferentes hospitales psiquiátricos, sin revelar que eran neurólogos. Manifestaron que escuchaban voces. Excepto ese “síntoma” sus discursos y sus conductas eran normales. A siete de ellos se les diagnosticó esquizofrenia y a uno psicosis maníaco-depresiva, fueron internados y medicados con antipsicóticos (que no tomaban). En casi dos meses de internación únicamente descubrieron el engaño algunos pacientes que le decían a uno de los simuladores: “Usted no está loco, es un profesor o un periodista”.

Esta clase de experiencias invita a reflexionar (más allá de los límites del libro de Sacks pero con su incentivo) sobre los protocolos en medicina que suelen tomarse como verdad absoluta aplicable a todos los pacientes. En el área de la salud los protocolos “garantizan” despachar con mayor agilidad los casos clínicos, no tener conflictos con otros colegas y abrir un paraguas contra acusaciones de mala praxis. Aunque en realidad no existe un patrón determinado de patología. Existen la historia y las particularidades de cada paciente, desde las que se construyen los síntomas y pueden llegar las soluciones. Habría que contemplar además las adaptaciones compensatorias que, tanto sanos como enfermos, realizan ante sus irrealidades perceptivas u otros signos. De ninguna manera se está negando aquí la eficacia de los protocolos. Se cuestiona más bien la falta de flexibilidad para contemplar la singularidad de cada vida y el olvido de las valoraciones históricas.

Visitemos algunos delirios, raptos y otras yerbas ausentes (o apenas presentes) en el libro de Sacks. Existen personajes sagrados y creadores seglares que pasaron por diferentes éxtasis y a nadie se le ocurrió encerrarlos por locos. Sócrates por ejemplo intempestivamente devenía cataléptico. Luego refería que había conversado con su daimon que lo inmovilizaba por tiempo indeterminado. Cuando volvía del estupor era más sabio. Podemos imaginar quienes se harían cargo de él en estos tiempos y qué rango medicinal le ordenarían.

¿Y Abraham?, ¿y Moisés?, ¿o Juan (autor del Apocalipsis) y sus visiones “psicodélicas”? El destino final de varios personajes bíblicos –en nuestra época– sería el psiquiátrico. Algunos escuchaban a Dios, otros a un ángel. Pero no es justo medir con la vara de la razón científica a figuras sostenidas por la fe. Se trata de seres que habitan en un libro dictado por la divinidad, es decir por una voz exterior al escribidor. Una alucinación auditiva para la ciencia.


Brujos, ruiseñores y geishas
Rainer María Rilke compuso sus poemas más sublimes copiando lo que le dictaba una voz extrínseca. Un luminoso y gélido mediodía invernal el poeta se encontraba solo en el rocoso castillo de Duino. Enfundado en su vestimenta negra y enceguecido por los rayos de sol descendía hacia el mar por un camino escarpado. Desafiaba con furia la insolencia del viento. Un ruiseñor trinó y despareció. Inmediatamente Rilke escuchó: “Quién, si yo gritara, me oiría desde los coros de los ángeles?”. Es el comienzo de Elegías de Duino que le fueron dictadas en su totalidad –escandidas por largas temporadas de silencio– por esa voz proveniente de la nada.

“El médico brujo de Viena” es el apodo que utilizaba Vladimir Nabokov para referirse a Freud. De hecho, en un viaje nocturno, el padre del psicoanálisis vio un fantasma en el tren en que viajaba. Freud y la aparición compartieron vagón. En otra oportunidad, cuando era amigo de Carl Gustav Jung, éste lo convenció de que un extraño fenómeno ocurrido en su biblioteca respondía a los denominados “catalíticos”. Luego se desprendió de esas creencias pero en su madurez Freud solía reprocharse por no haber prestado más atención a ese tipo de expresiones extemporáneas, aunque el autorreproche no es del todo justo ya que creía en la telepatía y la analizaba.

Por su parte, Aldous Huxley frecuentaba místicos y sustancias alucinógenas. Investigó y escribió sobre ambos comparando esas vivencias con las de los visionarios y los artistas. Sus contemporáneos Henri Michaux y Ricardo Guiraldes compartieron esa disposición espiritual así como el uso de alucinógenos que, en el autor de Don Segundo Sombra, se convirtieron en una adicción demoledora. Cuando logró zafar dijo que no es verdad que del infierno no se regresa. Y en su parisino lecho de muerte aseguró que vislumbró el éxtasis. Pero no en las drogas ni el misticismo, sino al obtener el reconocimiento de sus compatriotas por el libro que lo trascendería.

¿Y qué decir de Yoyoi Kusama cuyos coloridos lunares inundaron Buenos Aires en 2013? Rojo, anaranjado, añil, verde, amarillo, fucsia. De pequeña fue obligaba a espiar a su padre cuando se acostaba con geishas. La niña, así sometida, debía contarle a su madre los obscenos detalles. Comenzó a sufrir alucinaciones canalizadas en obras que recorren el mundo. Ya octogenaria, continúa poseída por la obsesión y se hospeda en un psiquiátrico por voluntad propia. Durante el día trabaja en su taller enfrentado al hospital. Esta decisión de alguien coherente para crear y comercializar su obra, pero consciente de los desbordes a los que puede ser arrojada por sus delirios abre caminos para seguir pensando. ¿Cómo aliviarse de los propios demonios acudiendo a la solución científica y a la vez preservar el componente creador del delirio? Lejos estamos de una respuesta convincente.

Cuando era una preadolescente yo desconocía estas experiencias pretéritas y actuales entre laicos, pero sabía que abundaban entre los personajes de las Sagradas Escrituras y entre devotos. Teresa de Avila, Juan de la Cruz, Francisco de Asís, Juana de Arco. Teresa con sus dolorosos y productivos raptos místicos. Juan con sus poéticos transportes erótico-religiosos. Francisco realizando la misión que se propuso incentivado por sus sangrantes estigmas y sus visiones proféticas. La pequeña Juana, con 17 e iletrados años, dirigiendo un ejército de avezados guerreros estimulada por las voces trascendentes que le ordenaban salvar a su país.

“¿Por qué ya no ocurren esas cosas?” me preguntaba. Hoy sé que siguen ocurriendo pero han sido desacralizadas por la razón moderna. Hace un tiempo, en el cumpleaños de una revista cultural, me encontré con una exalumna. Me contó que era poeta pero que ya no escribía porque tomaba antipsicóticos. Le pregunté por qué seguía tomándolos si era obvio que le mataban la inspiración. Me contestó que cada noche se proponía dejarlos pero cuando comenzaban a acecharla sus fantasmas prefería tragarse la pastilla y resignarse a no producir nada.

martes, 18 de marzo de 2014

Charles-Henry Pradelles de Latour. "La dette symbolique". Thérapies traditionnelles et psychanalyse (EPEL, París, 2014)


¿En qué se sostiene la eficacia del curandero africano, del chamán amerindio y siberiano, del culto de posesión del Sahara? Charles-Henry Pradelles de Latour muestra cómo la castración, tal como Jacques Lacan la teoriza, es el operador de las terapias tradicionales. Reemplaza un modo de discurso con otro, hace pasar de un estado conflictivo patógeno a un estado apaciguado. Curar es cambiar de discurso. Las creencias separadas de su estado subjetivo son formas sin sustancias, los estados subjetivos sin expresión discursiva no tienen resonancia social. Así se esclarece, de manera inédita en la antropología, lo que subyace a las terapias tradicionales tanto como a la cura analítica.
Charles-Henry Pradelles de Latour es etnólogo africanista, director emérito de investigaciones en el CNRS y psicoanalista.

lunes, 17 de marzo de 2014

Jacques Lacan. "Conferencias y charlas en las universidades norteamericanas" (1975). Traducción de Ricardo Rodríguez Ponte


Conférences et entretiens dans des universités nord-américaines.

Estas conferencias y charlas, que tuvieron lugar en Yale University,
Kanzer Seminar el 24 de Noviembre de 1975, en Yale University,
Law School Auditorium el 25 de Noviembre de 1975, en Columbia
University, Auditorium School of International Affairs el 1º de 
Diciembre de 1975, y en Massachusetts Institute of Technology 
el 2 de Diciembre de 1975, fueron publicadas en Scilicet, nº 6/7,
Éditions du Seuil, Paris, 1976,
pp. 5-63

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sábado, 15 de marzo de 2014

Ramón Llull. "Libro de amigo y amado" (Pre-Textos/Barcino, 2013, ed. bilingüe, Valencia)


El poeta Eduardo Moga nos regala una nueva y excelente edición bilingüe del Llibre d’amic e amat luliano, a la que acompaña un impecable prólogo del traductor, en el que nos introduce en el mundo poético y místico que rodea la obra, vinculada, como es sabido, con la novela Blaquerna, de la que forma parte.
Luis Alberto de Cuenca. Con el Llibre d’amic e amat, Ramon Llull –Raimundo Lulio, en la tradición castellana– no quiso escribir un libro de poesía, sino un opúsculo didáctico, apto para la edificación de los dedicados a la vida contemplativa. Y, si no estuviera inserto en una novela, el Llibre d’Evast e Blaquerna, se podría sostener que Llull ni siquiera quiso hacer literatura.

Ramon Llull nació en Palma de Mallorca hacia 1232, en el seno de una opulenta y linajuda familia. Fue paje de Jaime I, el conquistador de Mallorca, y senescal del hijo de este, Jaime II. Hacia 1256 se casó con Blanca Picany, que le daría dos hijos: Domingo y Magdalena. Al parecer, su matrimonio no le impidió llevar una vida disoluta, entregado a los placeres del sexo, la riña tabernaria y la caza. En torno a 1263 se produjo su conversión, una auténtica conmoción que transformó por completo su vida y lo sumió en un estado de exaltación y entusiasmo religioso tan extremados que su esposa no dudó en nombrar ipso facto un administrador de su patrimonio, pues Ramon dejó de pertenecer para siempre al círculo de las personas comme il faut.

jueves, 13 de marzo de 2014

lunes, 10 de marzo de 2014

Colette Soler. "El psicoanálisis frente a la demanda escolar" (1983)

Publicado originalmente en la revista Ornicar?, número 26/26 de 1983
Traducción de Pablo Peusner

Para descargar el archivo, hacé clic aquí

viernes, 7 de marzo de 2014

Luciano Levin - M. Susana Rossi. "Qué es (y qué no es) la evolución". El círculo de Darwin (Siglo veintiuno-ciencia que ladra, 2014)


Mezcla de ciencia y de ficción en su dosis justa, esta obra ofrece un divertido recorrido por el polémico y apasionante tema de la evolución, central en la teoría de Darwin.

Pese a estar plenamente aceptada en el ámbito científico, la teoría evolucionista evolutiva es aún hoy materia de debate, sobre todo en lo que respecta a su enseñanza en las escuelas públicas. Para terciar en esta cuestión, los autores proponen un original recorrido novelado por los avatares de la teoría darwiniana desde sus inicios.

Presentada por personajes reales e imaginarios que protagonizan una suerte de diálogo socrático en una mágica noche en el Museo Nacional de Ciencias Naturales, el texto resulta una herramienta de trabajo ideal para internarse en el tema y actualizar el debate en torno a las teorías de la evolución, y a la controversia con el creacionismo.

Los autores proponen a la vez una revalorización de las figuras emblemáticas de las ciencias y las artes argentinas, pioneras en la materia, como Florentino Ameghino y Eduardo Holmberg.

jueves, 6 de marzo de 2014

Presentación de "Los testigos de Lacan"



Esteban Serrano, dibujante y diseñador argentino, se encontró con Lacan. Y aunque viene de otro ámbito, el efecto de ese encuentro fue el inicio de un trabajo que avanza, y que quería sugerirles revisar en su propia página web, aquí
Mientras, para muestra sobra un botón... Que lo disfruten y Felicidades a Esteban!!!

miércoles, 5 de marzo de 2014

Grupo lacaniano de psicoanálisis, Santiago de Cuba. "El deshollinador, nº 4", febrero 2014


El cuarto número de El Deshollinador, publicado por mis queridos colegas y amigos
del Grupo lacaniano de psicoanálisis de Santiago de Cuba, está disponible para su
descarga gratuita, haciendo clic aquí