miércoles, 26 de septiembre de 2012

Anticipo. Michel Foucault. "El poder, una bestia magnífica" (Siglo XXI, de próxima aparición)


La editorial Siglo XXI anunció para octubre la aparición de este volumen, el que seguramente surgirá de la traducción de algunos textos incluidos en los dos volúmenes de los "Dits et écrits" publicados ya hace tiempo. Es una pena que los textos comiencen a desparramarse así, en vez de editar una traducción completa de los libros franceses -ya hubo un primer intento por parte de la editorial Paidós con las "Obras esenciales", en tres volúmenes-. No obstante, la obra de Foucault está viva entre nosotros y siempre es importante que el público de habla hispana pueda acceder a nuevos textos.
El diario La Nación publicó la semana pasada un anticipo que puede leerse aquí
Comentarios de Edgardo Castro y anticipo del resto de la colección, en otra nota periodística haciendo clic aquí

lunes, 24 de septiembre de 2012

Geneviève Morel. "Pantallas y sueños". Ensayos psicoanalíticos sobre la imagen en movimiento (ediciones S&P, 2012)


Cinco años después de la invención del cine por los hermanos Lumière, Freud escribió La interpretación de los sueños . En esa obra inaugural del psicoanálisis, la imagen es la reina: plano fijo del fantasma puesto en movimiento en el sueño; recuerdo-pantalla indexado por una imagen desenfocada; figuración cruda del deseo; deformaciones y estragos de la censura? El cine y el psicoanálisis, unos gemelos que tienen hoy más de un siglo, nacieron en la cuna de un mundo -que se dirigía a las dos guerras más mortíferas de su historia- cuyos valores vacilaban: hundimiento (relativo) del patriarcado, Revolución de Octubre, liberación de las costumbres y advenimiento del fenimismo, después la espantosa invención de la muerte en masa y, ya en el siglo XXI, la globalización, las grandes crisis económicas del capitalismo, la ruina ecológica del planeta? Esta obra invita al análisis de "la libido en este siglo". Realizada gracias a encuentros casuales o elegidos con diversos filmes y videos de artistas (Harun Farocki, David Lynch, Salla Tykä, Tracey Moffatt, Miyako Ishiuchi, Ingmar Bergman, Maurice Pialat, entre otros); también a partir de discusiones con teóricos de arte, con psicoanalistas y filósofos, siempre sobre el fondo de las preocupaciones de la autora por la actualidad y la política. La amplia temática de este volumen se ordena en cuatro items: Cinecatástrofes, Feminidad, Cine e inconsciente y Cineclínica

viernes, 21 de septiembre de 2012

ANTICIPO EXCLUSIVO. Frank Wedekind. "El despertar de la primavera. Tragedia infantil". (Letra Viva, 2012). Versión española de Pablo Peusner

A modo de anticipo de la pronta edición de la tragedia de Wedekind, adelantamos aquí la primera escena del primer acto de la obra. Que la disfruten y... ¡Feliz Primavera!




PRIMER ACTO

(Primera escena)

Habitación


WENDLA – Mamá, ¿por qué me hiciste tan largo el vestido?

SEÑORA BERGMANN – ¡Hoy cumples catorce años!

WENDLA –  Su hubiera sabido que ibas a hacerme un vestido tan largo, habría preferido no cumplirlos.

SEÑORA BERGMANN – El vestido no es tan largo Wendla. ¡Qué quieres! ¡No es mi culpa que cada primavera mi hija crezca cinco centímetros más! Una mujercita como tú no debe andar con un trajecito de princesa.

WENDLA – De todos modos el trajecito de princesa me queda mejor que este camisón. ¡Ay, mamá… déjamelo usar una vez más… por este verano! A los catorce, o a los quince, voy a tener tiempo de ponerme esta túnica… Guardémosla hasta el próximo cumpleaños… Ahora me pisaría el ruedo.

SEÑORA BERGMANN – No sé qué decirte… Me gustaría tenerte siempre como ahora… hija…  A tu edad otras chicas son tan torpes y pesadas… pero tú eres todo lo contrario. ¡Quién sabe cómo serás cuando las otras se conviertan en mujeres!

WENDLA – ¡Quién sabe…!  Tal vez ya no viva para entonces…

SEÑORA BERGMANN – Ay, nena, nena, ¡Cómo se te ocurren esos pensamientos!

WENDLA – ¡No… mamita…! ¡No te pongas triste…!

SEÑORA BERGMANN – (Abrazándola). ¡Mi único tesoro!

WENDLA –  Esos pensamientos me asaltan de noche, cuando no puedo dormirme. Pero no me entristecen y sé que después duermo mucho mejor. ¿Es un pecado pensar en esas cosas?

SEÑORA BERGMANN – ¡Anda, toma la túnica y cuélgala en el armario…! Y en nombre del cielo, sigue usando tu trajecito de princesa. Voy a agregarle un volado de unos cinco dedos…

WENDLA – (Colgando el traje). ¡Quisiera haber cumplido ya los veinte…!

SEÑORA BERGMANN – Pero…  ¿no vas a tener frío? Alguna vez fue un traje bastante largo, pero ahora…

WENDLA– ¡Ahora viene el verano… mamá! ¡La gripe no ataca a los chicos por las pantorrillas!
       ¿Por qué tanto miedo…? ¡A mi edad no se tiene frío, y menos en las piernas!  ¿O te parece preferible tener mucho calor, mamá? Dale gracias a Dios de que tu tesorito aún no se haya arrancado las mangas y se te aparezca al atardecer, descalza y sin medias… ¡Y cuando no tenga más remedio que ponerme la túnica, por debajo me vestiré como una sílfide…! ¡No me retes, mamita…! Nadie verá nada.

jueves, 20 de septiembre de 2012

Giorgio Agamben. "Opus dei. Archéologie de l'office" (Seuil, París, 2012)




Opus Dei, l’« œuvre de Dieu » est l’expression qui désigne tout au long de l’histoire de l’Église catholique la liturgie, c’est-à-dire l’office du prêtre à qui incombe le « ministère du mystère ». Cette œuvre n’est-elle pas, en apparence, ce qu’il y a de plus séparé des pratiques qui régissent la vie des individus et des sociétés modernes ?

C’est cette séparation que l’enquête archéologique de Giorgio Agamben se propose de démasquer, en dévoilant les filiations inattendues et les liens cachés qui l’unissent à la modernité.

Comprendre le mystère de l’office signifie alors saisir l’influence considérable que cette pratique a exercée sur la manière dont notre culture a conçu son éthique comme sa politique, son économie comme son ontologie. Car le mystère de l’office n’est autre que le mystère de l’efficacité, à l’intérieur duquel ce que l’homme est se résume dans ce qu’il a à faire et où tout acte est un acte d’office. Du fonctionnaire au militant politique, de l’officier au professionnel, le paradigme de l’office n’a cessé de modeler la praxis des hommes : plus efficace que la loi, parce qu’il ne peut être transgressé ; plus réel que l’être, parce qu’il ne consiste que dans l’opération par laquelle il se fait réalité ; plus absolu que toute action humaine, parce qu’il agit indépendamment des qualités du sujet qui l’exerce.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Jean-Claude Maleval. "¡Escuchen a los autistas!". (Grama, 2012)




El abordaje psicoanalítico es el único capaz de proponer una comprensión, no solo del funcionamiento afectivo, sino también de las consecuencias que este tiene sobre el cognitivo. Es el único que puede dar cuenta de la función del objeto autístico, la primacía del signo y el carácter extraño de la enunciación. Es el único que puede extraer, tras la diversidad de los comportamientos, lo que hay de constante en el autismo. En suma, se apoya en un conocimiento del conjunto de la subjetividad (ciertamente, parcial y provisoria), mientras que el método ABA reduce al niño a sus comportamientos y el programa TEACCH solo capta en el sujeto su conciencia cognitiva.

Jean Claude Maleval es psicoanalista, miembro de la Escuela de la Causa Freudiana y catedrático de Psicopatología de la Universidad de Rennes.

Es autor de los libros: Delirios histéricos disociativos y psicosis (1991), La lógica del delirio (1997), La forclusión del Nombre del Padre (2000), y El autista y su voz (2011).

martes, 18 de septiembre de 2012

Seminario de Colette Soler en Buenos Aires. "Los lazos sociales". 26 y 27 de abril de 2013. Abierta la inscripción

Para agrandar, hacé clic en la imagen
Para más información contactarse con la secretaría del 
Foro Analítico del Río de la Plata: (11) 4964-5877 
ó por mail a secretariafarp@gmail.com

ABIERTA LA INSCRIPCIÓN

lunes, 17 de septiembre de 2012

JACQUES LACAN. "El sueño de Aristóteles" (1978). Traducción de Carlos Faig


EL SUEÑO DE ARISTÓTELES
                                                           
                                                                       traducción: Carlos Faig 

   Se plantea una diferencia entre el objeto y la representación1. Esto se sabe por representárselo mentalmente. Bastan palabras que, como se dice, “evocan”, o sea “llaman”, a la representación.
   ¿Cómo concebía Aristóteles la representación? No lo sabemos más que por lo se conservó en un cierto número de discípulos de su época. Los discípulos repiten lo que dice el maestro. Pero a condición de que el maestro sepa lo que dice. ¿Quién juzga esto sino los discípulos? Pues son ellos quienes saben. Desdichadamente –es aquí que debo testimoniar en tanto psicoanalista–, sueñan también.
   Aristóteles soñaba, como todo el mundo. ¿No es acaso él quien se creyó obligado a interpretar el sueño de Alejandro sitiando a Tiro? Sátiros –Tiro es tuya–. Interpretación-juego (jeu)2 que es típica.
    El silogismo –Aristóteles se ha aplicado a él–, ¿el silogismo procede del sueño? Es necesario decir que el silogismo es siempre cojo –en principio, triple, pero en realidad aplicación a lo particular de lo universal–. “Todos los hombres son mortales”, luego uno entre ellos también lo es. Aquí, Freud interviene y dice que el hombre lo desea.
   El sueño es lo que lo prueba. Nada más espantoso que soñar que se está condenado a vivir a repetición. De donde la idea de la pulsión de muerte. Los freudoaristotélicos, ubicando la pulsión de muerte a la cabeza, suponen a Aristóteles articulando lo universal y lo particular, es decir, lo hacen algo así como psicoanalista.
   El psicoanalizante silogiza si se da el caso, es decir,  aristoteliza. Así, Aristóteles perpetúa su dominio. Esto no quiere decir que viva –sobrevive en sus sueños–. En todo psicoanalizante hay un alumno de Aristóteles. Pero hace falta decir que lo universal se realiza en la ocasión en el  farfullar.
   Ciertamente,  el hombre farfulla. Se complace en ello. Como se ve en el hecho de que el psicoanalizante vuelve a la hora fijada a lo del psicoanalista. Cree en lo universal, no se sabe por qué, puesto que es como individuo particular que se entrega a los cuidados de lo que se llama un psicoanalista.
   Es en tanto que el psicoanalizante sueña que el psicoanalista tiene que intervenir. ¿Se tratará de despertar al psicoanalizante? Pero este no lo quiere en ningún caso –sueña, es decir, se atiene a la particularidad de su síntoma–.
   El Peri psyqués no tiene la menor sospecha de verdad que constituye la resistencia al psicoanálisis. Debido a esto, Freud contradice a Aristóteles, quien, en este asunto del alma, no dice nada bueno –suponiendo que lo que ha quedado escrito de él resulte un decir fiel–.
   La discriminación del “to ti esti” y del “to ti en einai”, que se traduce por “esencia” y por “sustancia” en tanto que  vestida (ornée)   – “to horismon”–  refleja una distinción en lo real, aquella de lo verbal y de lo real que resulta afectado por ello. Yo mismo lo he distinguido como simbólico y como real.
   Si es verdad, como lo enuncié, que no hay relación sexual, a saber, que en la especie humana no hay universal femenino, que no hay “todas las mujeres”, resulta que hay siempre, entre el psicoanalista y el psicoanalizante, alguien más. Se halla lo que enunciaré no como representación sino como presentación del objeto. Esta presentación es lo que llamé en su momento el objeto (a). Es extremadamente complejo.
   Aristóteles descuida esto porque cree que hay representación, y es lo que arrastra a Freud a escribirlo. Aristóteles piensa –no concluye que sea sin embargo–, piensa el mundo, en lo que sueña como todo el mundo –como se le dice–, es decir, la gente. El mundo que piensa, lo sueña, como todos los que hablan. El resultado es, lo he dicho, que es el mundo quien piensa. La primera “esfera” es lo que él llama el “nous”.
   No  llegamos a saber hasta que punto el filósofo delira siempre. Freud, desde luego, delira también. Delira, pero observa que habla de números y superficies. Aristóteles hubiera podido recurrir a la topología, ¡pero no hay huella en él!
   Hablé del despertar. Ocurre que soñé hace poco que el despertador sonaba. Freud dice que se sueña con despertar cuando no se quiere en ningún caso despertar.
   Ocasionalmente, el psicoanalizante cita a Aristóteles. Esto forma parte de su material. Hay, pues, siempre cuatro personas entre el psicoanalista y el psicoanalizante. De vez en cuando, el psicoanalizante trae a Aristóteles. Pero el psicoanalista tiene detrás de sí a su inconsciente del que se sirve oportunamente para dar una interpretación.
   Es todo lo que puedo decir. Considero un buen signo que haya alucinado en mi sueño al despertador sonando,  puesto que, contrariamente a lo que dice Freud, ocurre que  yo me despierto. ¡Al menos en este caso me desperté!


Notas

1. Conferencia pronunciada en el cuadro del Coloquio organizado por la Unesco, en ocasión del 23º. Centenario de Aristóteles. Fechada en París, el 1º de junio de 1978. Texto publicado en Bulletin de l’Association freudienne internationale, n° 86, París, enero del 2000, p. 1.
2. Lacan juega con las expresiones jeu y je, aludiendo así al compromiso de Aristóteles en la interpretación que provee (N. del T.)

jueves, 13 de septiembre de 2012

Adrián Paenza. "Matemágica (hoy... monedas)"


(fuente: contratapa del Página 12, edición de 9/9/912)
Un problema para desafiar su imaginación y mostrar el poder de la matemágica, casi hasta convertirse en magia. Usted verá cuán impresionante es el episodio que la/lo quiero hacer vivir. Acá va.
Le propongo lo siguiente: tome tres monedas cualesquiera, deposítelas en hilera de manera tal que queden formando una fila. Como yo no estoy ahí (donde está usted) para ver lo que está haciendo, las vamos a denominar así: moneda izquierda, moneda del medio y moneda derecha. Distribúyalas poniendo cara o ceca como prefiera. El desafío consistirá en lo siguiente: yo le voy a ir diciendo (desde acá) qué es lo que tiene que hacer con las monedas y le voy a mostrar que en menos de tres movimientos, yo voy a lograr que queden las tres caras o las tres cecas, independientemente de cómo las haya colocado usted al principio. Todo lo que tiene que hacer usted es seguir mis indicaciones y contestar mi pregunta con honestidad (intelectual). ¿Listo? Acá va.
1) Primera pregunta: ¿están las tres caras o tres cecas antes de empezar? Si su respuesta es sí, listo. No hay más nada que hacer. Ya logré lo que quería sin siquiera tener que hacer ningún movimiento. Como usted advierte, este paso es imprescindible para no perder el tiempo. Sigo.
2) Ahora, si no son ni tres caras ni tres cecas, dé vuelta la moneda izquierda. Es decir: si es cara, póngala en ceca. Si es ceca, póngala cara. Hágalo que yo espero acá.
3) Ahora, segunda pregunta: ¿son las tres caras o las tres cecas? Si la respuesta es sí, listo. Si no, pase al punto siguiente.
4) Ahora, dé vuelta la moneda del medio. Si está en la posición de cara, póngala en ceca, y si está en ceca, póngala en cara.
5) Tercera pregunta: ¿logré mi objetivo ya? Si es así, con dos movimientos puedo decir que misión cumplida. Si no... siga en el paso siguiente.
6) Ultimo movimiento: ahora vuelta a dar vuelta la moneda izquierda. Sí, la izquierda...
¿No es notable lo que pasó? En tres pasos (o menos) logré que las tres monedas quedaran en la misma posición. Lo notable es que desde donde yo estoy escribiendo esto, no pude ver la posición inicial de las monedas. Ahora bien: ¿por qué habrá pasado lo que pasó? ¿No le da curiosidad de averiguarlo?
La respuesta la va a encontrar acá mismo, aunque –como siempre– le sugeriría que le dedique un rato a pensarlo*. Si ahora no tiene tiempo, no siga leyendo. No se prive de la oportunidad de deducirlo en soledad.
Ahora sí, acá va. Le hago yo una pregunta para empezar: ¿de cuántas formas pudo haber puesto usted las monedas inicialmente? Veamos. Voy a llamar X a las “cecas” y C a las “caras”. La distribución (moneda izquierda, moneda del medio y moneda derecha) pudo haber sido así:
1) CCC
2) CCX
3) CXC
4) CXX
5) XCC
6) XCX
7) XXC
8) XXX
Como usted advierte, hay nada más que ocho posiciones[*] iniciales posibles. Tanto la primera (CCC) como la última (XXX) ya están en el lugar que quiero, por lo que no vale la pena considerar estos dos casos. Miremos los restantes. Si usted recuerda las instrucciones que yo fui poniendo más arriba, las únicas dos monedas que le pedí que moviera fueron la de la izquierda y la del medio. La última no la tocamos nunca. Por lo tanto, como al final queremos que las tres estén en la misma posición, eso implica que la moneda derecha será la que determine el lugar en el que van a terminar las tres. Es decir, si la moneda de la derecha es una “cara”, veremos que al hacer los pasos que yo le indicaba más arriba, las dos primeras terminarán en “cara” también. En cambio, si la de la derecha es “ceca”, entonces, en la posición final, quedarán las tres “cecas”.
Miremos las tres posiciones que terminan en X (ceca). Son
a) CCX
b) CXX
c) XCX
La posición (a) es tal que requiere de dos movimientos: dar vuelta la primera (que se transforma en XCX), y después la del medio (que ahora queda en XXX). Al hacer eso, cambio la posición de las dos caras y las transformo en cecas, como la última. Allí termina todo. Hacen falta dos pasos. En la posición (b), ni bien da vuelta la primera moneda se consigue lo que uno quiere: XXX. Acá hace falta entonces un solo paso.
Por último, el caso (c) es el único de los primeros tres que requiere de tres movimientos. ¿Por qué? Fíjese. En el primer paso, al dar vuelta la primera, tenemos CCX. En el segundo, damos vuelta la del medio, y tenemos CXX. Por último, en el paso final, hay que volver a dar vuelta la primera, y por lo tanto se tiene XXX. Y listo.
Quedaría por analizar el caso de las tres posiciones que tienen una “cara” como posición para la tercera moneda. Es decir
d) CXC
e) XCC
f) XXC
¿No le dan ganas de intentarlo usted? Advertirá que el caso (d) requiere de los tres movimientos, y tendrá que pasar por: XXC, XCC para finalmente llegar a CCC. El caso (e) requiere de un solo movimiento: ya en el primer paso se llega a CCC. Por último, el caso (f) necesita de dos pasos. El primero llega a CXC y en el segundo, al dar vuelta la moneda del medio, se obtiene CCC. Y punto. Lo curioso de este truco es que es totalmente impensado. Pareciera como que el mago está haciendo eso, magia, pero como usted advierte, no importa cuál haya sido la posición inicial, el resultado que se obtiene es el de emparejar las tres caras y las tres cecas.

Final a toda orquesta

Hasta acá fue todo ingenuo: un truco de magia, un poco de análisis que provee la matemática para explicar por qué funciona y la utilización de monedas como “golpe de efecto”. Sin embargo, el hechode que tres movimientos (a lo sumo) fueran suficientes para igualar las caras (o cecas) en la mesa tiene una connotación mucho más profunda.
Este truco es una consecuencia de algo más profundo. En 1947, el físico norteamericano Frank Gray (1887-1969) patentó un sistema que llamó ‘código binario reflejado’, aunque hoy se conoce con el nombre de Código Gray o Código de Gray. Este código es un sistema de numeración binario, que se basa en que dos números binarios consecutivos difieren solamente en uno solo de sus dígitos. Se usa en electrónica y esencialmente sirve para detectar y corregir errores en los sistemas de comunicaciones, en la televisión por cable y la televisión digital terrestre. Esencialmente las tres monedas, con sus ocho posibles estados (como vimos más arriba), pueden ser pensadas como un cubo en tres dimensiones. Este cubo se puede reducir a un cuadrado por cuestiones de simetría. El Código de Gray indica cómo atravesar todos estos nodos cambiando la posición de una moneda por vez sin repetir ninguna configuración. Como uno cuenta las “movidas” y no las configuraciones que visita, uno termina “restando uno” a lo sumo tres veces. Y todo esto se puede generalizar: si uno tuviera n monedas, se tendrían 2n configuraciones, de las cuales 2(n-1) serían configuraciones dobles. En el peor de los casos, con 2(n-1) - 1 movimientos uno podría poner todas las monedas “cara” o “ceca”. Por ejemplo, si se tuvieran cuatro monedas, harían falta 2(4-1) - 1 = 23 - 1 = 7 movimientos.
* Uno puede deducir cuántas posibles posiciones iniciales hay, sin necesidad de hacer una lista exhaustiva. Es que cada moneda puede tomar dos estados (cara o ceca). ¿De cuántas formas puedo ubicar la moneda izquierda? De dos formas. Por cada una de estas dos, ¿de cuántas formas puedo ubicar la moneda del centro? También de dos formas. Luego, para las dos primeras monedas hay 4 posiciones, y como para cada una de estas cuatro, la última, la moneda de la derecha puede también ocupar dos estados (cara o ceca), hay que multiplicar estas cuatro por dos. Resultado final: ocho posiciones posibles.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Martine Menès. "L'enfant et le savoir" (Seuil, 2012)




Rarement le problème de l’échec scolaire est pris d’où il naît : de ce qui chez
l’enfant rend l’apprentissage possible – son désir de savoir. Martine Menès nous
explique comment apparaît et s’entretient le désir d’apprendre. Car il a une
histoire, qui accompagne les grandes étapes du développement psychique de
l’enfant. Et si l’instabilité, l’inhibition, l’angoisse, viennent le troubler quand
l’enfant veut mettre à l’oeuvre le comportement et les compétences
indispensables à l’étude, c’est souvent que le cours de cette histoire a été
contrarié. Le besoin de dépendance infantile autant que la difficulté à accepter
les limites peuvent empêcher d’accéder aux rencontres avec les règles, avec les
manques, avec la solitude, qui sont les contraintes naturelles de l’apprentissage.
Les aléas du parcours d’un enfant, ses interactions avec l’environnement, ses
rencontres avec l’imperfection ordinaire des adultes qu’il croyait tout-puissants,
influent autant sur son développement affectif que sur son fonctionnement
intellectuel.
Au moment où la pédagogie se replie sur elle-même en cherchant à tout
expliquer par des connaissances insuffisantes, quand ce n’est pas par les
défaillances organiques ou génétiques, Martine Menès ouvre des pistes
particulièrement intéressantes pour relancer la réflexion sur l’aide qui doit être
proposée à ceux qui acceptent mal de recevoir des autres – car apprendre, c’est
aussi, et peut-être d’abord cela.

Martine Menès est psychanalyste à Paris et a été longtemps psychothérapeute en
Centre médico-psycho-pédagogique. Elle a contribué à différents ouvrages, et
elle est l’auteur de Un trauma bénéfique : la « névrose infantile » (Éditions du
champ lacanien, 2006).

martes, 11 de septiembre de 2012

Edwin A. Abbott. "Planilandia" (1884)



Edwin Abbott Abbott (Londres, Inglaterra 20 de diciembre de 1838 - 1926), profesor, escritor y teólogo inglés, conocido por ser el autor de la sátira matemática Flatland, romance of many dimensions (Planilandia, una novela de muchas dimensiones 1884). Abbott era el hijo mayor de Edwin Abbott (1808-1882), director de la escuela de Filología Marylebone, y su esposa, Jane Abbott (1806-1882). Sus padres eran además primos hermanos.
Se educó en la City of London School y en el St John's College de la Universidad de Cambridge, en donde alcanzó los más altos honores en obras clásicas, matemáticas y teología, y fue nombrado fellow (en Oxford y Cambrigde, profesores y alumnos de postgrado que participan del gobierno de la Universidad). En 1862 tomó los hábitos religiosos. Después de llevar a cabo estudios de postgrado en el King Edward's School de Birmingham, y en el Clifton College de Clifton, Bristol sucede a G. F. Mortimer como director del City of London School en 1865 con sólo veintiséis años de edad. Se convierte también luego en Hulsean lecturer (cargo teológico de la Iglesia de Inglaterra) en 1876.
Su trabajo más famoso, Planilandia (Flatland): un romance de muchas dimensiones (1884), lo escribe bajo el pseudónimo de A. Square (Un. Cuadrado). El libro ha visto muchas ediciones, la novena edición de 1953 fue reimpresa por la editorial de la universidad de Princeton en 1991 con una introducción de Thomas Banchoff. Flatland es un cuento de las aventuras de un cuadrado en Lineland y Spaceland. En él Abbott intenta popularizar las nociones de geometría multidimensional pero el libro es también una sátira inteligente de los valores sociales, morales, y religiosos del período.
El libro es una referencia lacaniana, aunque en diversas versiones del seminario se haya eliminado dicha referencia.
Podés descargar la versión completa en español, haciendo clic aquí

Agradezco a Eduardo Boyé por facilitarme el archivo.

lunes, 10 de septiembre de 2012

Pablo Peusner. "Sobre las dificultades de la red"

Queridos amigos del blog:
es probable que alguno de ustedes haya sufrido dificultades para acceder en estos últimos días: el blog parecía haber sido cerrado y estar disponible tan solo para invitados. El caso es que ni yo mismo podía ingresar... Primera dificultad.
Ahora bien, si alguien quiso avisarme por mail... bueno, estuve dos días sin poder acceder a mi cuenta.
Entonces, tal vez quisieron escribirme por Facebook pero no me encontraron...Era como si mi perfil hubiera sido dado de baja.
Todo indica que como todos estos espacios funcionan a partir de la misma cuenta de mail, la sincronización entre las cuentas y mi contraseña fue atacada. Por suerte, al volver, todo estaba casi igual (solo he podido notar pequeñisimas alteraciones, nada grave). Cambié las claves y veremos qué ocurre...
¿Qué o quién me atacó? Lo desconozco. Prefiero pensar que fue un virus de esos que circulan por la red atacando los lugares que descubren como vulnerables, antes que suponer la mala intención de alguna persona.
En cualquier caso, aquí estamos de nuevo.
Aprovecho para saludarlos con el afecto de siempre
PP.

Jean-Claude Maleval. "El autista y su voz" (Gredos, 2012)


Aunque se haya representado durante mucho tiempo al niño autista como un ser mudo que se tapa los oídos, los profesionales han constatado que la voz constituye un objeto pulsional al que el autista presta una atención particular: muchos autistas se preguntan acerca del misterio de la palabra colocando la mano sobre la garganta de su interlocutor, otros intentan que los objetos hablen en su lugar, la mayoría demuestran un interés especial por la música y las canciones. Si mantienen la propia voz en reserva, bien por el mutismo, o bien por el borrado de la enunciación, es debido al temor a sentirse vacíos si la utilizan para la llamada. Esta no-cesión del disfrute vocal tiene como consecuencia maneras específicas de manejar el lenguaje, que van desde convertirlo en una lengua de signos desprovista de toda afectividad, pero cercana al intercambio, hasta lenguas privadas que sirven poco para la comunicación. Los testimonios de autistas de alto nivel que presenta la obra, permiten al profesional de hoy orientarse mejor en la clínica clásica del autismo que Kanner desarrolló en sus inicios. Sus testimonios demuestran que los métodos que mejor los ayudan son aquellos que no sacrifican ni la individualidad ni la libertad del sujeto, sino los que se apoyan en sus invenciones y en sus oasis de capacidad.

Si bien la edición es española, en Buenos Aires lo conseguís en Letra Viva.

domingo, 9 de septiembre de 2012

sábado, 8 de septiembre de 2012

Marc Augé. "Futuro" (Adriana Hidalgo editora, 2012)



La idea de futuro está hipotecada por las carencias y los miedos del presente. No obstante, tal vez exista un modo menos prejuicioso de mirar al tiempo que vendrá. Como antropólogo, Marc Augé estrecha relaciones con una pluralidad de lugares y tiempos, y precisamente por ello sabe reconocer los no-lugares y el no-tiempo que a diario solemos atravesar. En este ensayo sobre el futuro, Augé razona desde una perspectiva diferente: el exceso de visión, de representaciones preconcebidas, impide pensar el cambio a partir de la experiencia histórica concreta. Con una verdadera vuelta de tuerca, Augé conjuga ciencia y futuro: hace honor a ese aspecto de la ciencia que más se aparta de la arrogancia y la desmesura, y de los gastos planetarios. Sólo el cuestionamiento sistemático de las nociones de certeza, verdad y totalidad permite romper el cerco mágico que achata el porvenir en un eterno, alucinado presente. En tiempos de profunda crisis global, la colección Fundamentales de Adriana Hidalgo editora se dedica a tratar temas centrales del presente a través de destacadísimos pensadores y científicos internacionales, especialmente convocados. Cada libro constituye una lúcida puesta al día, medular y concisa, que al mismo tiempo se propone combatir el desconocimiento cultural, científico y civil.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Entrevista a Guy-Félix Duportail a propósito de la aparición de "La balada del corazón de becerro", inaugurando la colección NARRATIVA de Letra Viva (por Pablo Chacón y Luciano Lutereau)




Históricamente especializada en Psicoanálisis y Filosofía, la editorial Letra Viva apuesta por la narrativa, tanto de autores argentinos como extranjeros. Ya lanzó sus primeros cuatro títulos de la colección Narrativas y el primero fue La balada del corazón de becerro, una nouvelle del escritor y profesor de filosofía francés Guy-Félix Duportail. Experto en fenomenología y autor de varios libros de filosofía, en 2006 Duportail sufrió un infarto de miocardio y salvó su vida para escribir este recorrido por su propia muerte; un recorrido onírico, surrealista e irónico. 

-Pasar por el cedazo de la ficción un episodio que sucedió en la realidad, ¿es una decisión estética?
 -No sé si es una decisión estética. No creo en verdad que se trate de estética. Sin duda, el deseo de crear un “objeto” tuvo un papel en mi decisión –hacer un pequeño libro de poesía o de prosa poética–, pero la decisión de escribir es muy antigua para mí, se remonta a mi infancia. Comencé a “componer” mi primer texto a los 6 años (los “Cuentos del gato negro”), y apenas sabía escribir (técnicamente hablando). Creo que en esa época debía imaginarme que escribía más de lo que realmente lo hacía. Por eso es un deseo enraizado en la infancia. Permítame contarle otra anécdota. Cuando yo era un niño, dormía en un sofá cama de color verde, a la que llamábamos familiarmente “la cama verde”. En francés, hay una especie de anagrama entre la palabra libro (livre) y la expresión “cama verde” (lit vert). Ambos se componen de las mismas letras. La interpretación de un sueño mío me permitió percatarme de este anagrama. ¡Así que dormí durante toda mi infancia en un libro! ¡Yo estaba sobredeterminado inconscientemente por este significante, como suelen decir los psicoanalistas lacanianos!

-¿Cuál fue ese episodio?
-Para responder a su pregunta, el episodio vivido más reciente y más agudo que está en juego en La balada… es un infarto de miocardio. Este acontecimiento tuvo lugar en 2006. Podría haber sido trágico, pero relanzó la escritura poética arraigada en mi infancia. Está claro que se trata de un acto –el de escribir– que gira en torno a la cuestión de mi propia muerte. En la evocación de una ciudad abandonada que sucede en La Balada…, en el episodio novelado del infarto despliego igualmente un universo sin Yo. Se trata de un universo poético, de cosas que viven por sí mismas y fundamentalmente de uno donde el narrador se encuentra radicalmente ausente. Es un poco una travesía onírica por la muerte.

-¿A qué se debe esa decisión estética?
-La decisión “estética” de pasar la vida por el cedazo de la ficción no es algo que yo controle. Sin duda, se trata de mi lucha perdida de antemano contra la muerte y de mi desaparición/aparición en un libro. Esto era cierto para el niño que yo era y lo sigue siendo para el hombre maduro que ahora soy. Esta lucha por la huella póstuma de mi existencia es comparable a la que otrora realizara para existir; es una lucha que debo seguir, es más fuerte que yo. Georges Bataille creía que el acto de escribir debía corresponder a una necesidad. Estoy totalmente de acuerdo con esa opinión. Escribir, para mí, es una necesidad existencial. No soy totalmente libre de optar por no escribir. El ideal del escritor para mí está representado por Honoré de Balzac. Me lo imagino encadenado a su escritorio, noche y día, como un convicto condenado al trabajo forzado de la escritura, rompiendo las sillas debajo suyo al modo en que el caballo moría bajo su caballero durante las batallas del siglo XIX, ¡un Balzac constreñido a escribir para ganarse la vida y pagar a sus acreedores!

-La escritura de la “Balada…”, ¿alteró de alguna manera el recuerdo de aquel episodio?
 -Si me limito al episodio del infarto, no, la redacción no alteró para nada el recuerdo de ese acontecimiento cruel. ¡Para nada los confundo! La versión escrita es mucho más divertida, lo que cambió es el humor y la distancia que la escritura instala entre la realidad y la ficción. Puedo reírme a posteriori, pero sé bien que en la realidad no me estaba riendo. Creo que escribir lo real –en el sentido lacaniano de lo imposible– permite a quién lo vivió tomar cierta distancia, le ayuda a domeñar lo insoportable.

-¿Se puede generalizar una hipótesis “literaria” o “estética” sobre quienes frente a un choque sin mediaciones con lo real deciden escribir esa experiencia?
-De hecho, creo que se puede generalizar esta experiencia individual. No soy el primero ni seré el último que escribe inspirándose en un episodio doloroso de su propia vida. Uno teje la ficción con trozos de lo real de su vida. Es una experiencia humana muy banal. Pero eso no basta para hacer buena literatura. Tiene que haber algo más que el sufrimiento personal. Espero que tal sea el caso de La Balada….

-El uso del lenguaje es muy particular: a veces uno tiene la impresión de las cercanías de Jean Genet, Michel Leiris, Samuel Beckett, y otras veces la de leer una prosa atravesada por el universo de Robert Desnos, cierto surrealismo. ¿Hubo trabajo con esos otros autores?
-Usted compara mi estilo con el de los grandes nombres de la literatura, ¡es muy gratificante para mí! Pero, honestamente, no pensé en ninguno de los escritores que menciona al escribir La Balada…, y no he trabajado particularmente sobre esos autores en contextos literarios o académicos. Dicho esto, estuve muy influenciado por el surrealismo y el nouveau roman. Este es mi “inconsciente cultural”. Una vez más, yo no lo controlo, es él quien me controla, hasta el punto de que no tengo una clara conciencia de ello. Como francés, es muy cierto que estoy inmerso en la literatura francesa del siglo XX. Sin embargo, cuando pienso en la variedad de estilos que se suceden en La Balada…, es alUlises de James Joyce al que me remito mentalmente. Cada capítulo del Ulises tiene un estilo diferente. En ese sentido, soy joyciano, estoy influenciado por Joyce. Por otra parte, tuve la oportunidad –increíble– de dormir en una de las habitaciones alquiladas por Joyce en Dublín (Hablo de ello en la obra). Como ve, ¡sigue siendo una historia de cama! ¡El trabajo de la lengua se hace de noche, en los sueños! Usted pensará que decir esto es bastante surrealista. Pero surrealista es la vida misma.

-Si uno no lee con mucho cuidado, la “trama” también podría corresponder a la experiencia de la enfermedad y a sus modos de aparición. ¿Ese fue un trabajo deliberado?
-No sé si la trama corresponde a la experiencia de la enfermedad y a su evolución descrita desde un punto de vista fenomenológico. Si éste es el caso, no puedo más que alegrarme. Pero no fue escrito intencionalmente.

-¿Cuánto tiempo de escritura le llevó este nouvelle; tiene la escritura, a su juicio, un carácter catártico, supletorio, apaciguador?
-Hay diferentes capas de escritura en La Balada… que datan de diferentes épocas de mi existencia, que son muy distantes unas de otras. Así que no puedo dar una duración objetiva y limitada para el conjunto del texto. Digamos que en total, debe representar un año de trabajo, pero me es muy difícil representarme y cuantificar el tiempo de redacción objetivamente. Yo escribo más a menudo de filosofía, por lo que la escritura poética debe luchar contra la filosófica para tener tiempo de madurar. Como usted dice, la escritura crea un distanciamiento y una catarsis –es una verdad bien conocida. Tanto en mí como en otros, hubo una especie de abreacción en respuesta a episodios penosos. Sin embargo, quisiera dar cuenta de algo no evocado en su pregunta: la escritura también es una insatisfacción permanente, ya que el resultado nunca es suficiente. No hay palabras para reescribir un texto literario. La décima reescritura del manuscrito de A la búsqueda del tiempo perdido al parecer ya era perfecta, a pesar de lo cual Proust fue mucho más allá, posiblemente hasta las treinta reescrituras. También es un sufrimiento para quien escribe. Creo que se podría hablar de un fenómeno de goce (Lacan). Corro tras una pérdida irrecuperable y que a veces, parece serme devuelta por la gracia de mis palabras, lo cual es fuente de un gozo profundo e intenso, pero ese gozo desaparece rápidamente, no dura. Pronto hay que comenzar de nuevo. Tenemos muchos testimonios al respecto: Chateaubriand escribía a partir de los placeres de la tristeza. Baudelaire veneraba el aburrimiento y Nerval estaba desesperado. La escritura hace también un muy buen trabajo con la melancolía y la depresión. En este sentido, la escritura no apacigua nada, agrava todo, ¡pero es mejor de todos modos! Lo importante y las mayores satisfacciones provienen, a mi entender, de la lectura y las discusiones en torno a los textos terminados. Borges tenía razón, la salvación de la humanidad pasa por la literatura. ¡Pero no la del escritor! ¡Para él, es la condena eterna!

martes, 4 de septiembre de 2012

REEDICIÓN. Pura Cancina. "El dolor de existir... y la melancolía" (Letra Viva, 2012)


Un abismo y una nada pueden ser los términos que sitúen la brevísima e inconmensurable distancia entre el dolor de existir y la melancolía. La melancolía: oscura aflicción, perversión del duelo, sufrimiento que no cesa de no encontrar su objeto. Entre-dos-muertes se sitúan los límites de un territorio donde el dolor de existir es apoyatura y margen para el existir deseante, territorio que es borde y clivaje de lo que de otra manera será postergación neurótica u oscuro dolor sin límites. He aquí la nueva edición de un clásico del psicoanálisis argentino. La hipótesis de este libro, que con los años se ha convertido en una referencia indispensable, tanto para los practicantes como para el mundo académico, podría resumirse del modo siguiente: un sólo y mismo error de anudamiento, un sólo y mismo fallido constitutivo, determinan la particularidad de una estructura que se caracteriza por ser inacabada; falta de conclusión de la estructura reencontrada no sólo en los que sufren crisis de manía y melancolía, sino también en casos de anorexia no histérica, bulimias, y modos de la adicción -toxicomanías-.

sábado, 1 de septiembre de 2012

ANTICIPO. Sigmund Freud. "Cartas a sus hijos" (Paidós, 2012). Nota de prensa en ADN-Cultura, diario La Nación




Cartas a sus hijos (Paidós) reúne las misivas que Sigmund Freud (1856-1939) intercambió durante veinte años con cinco de sus seis hijos: Mathilde, Martin, Oliver, Ernst, Sophie (falta la menor, Anna, la única que se dedicó al psicoanálisis, y a la que la edición alemana original le consagró volumen propio). Freud era -como recordó Martin- una figura olímpica que "bajaba de sus alturas para salvarnos" y se ponía a disposición de los suyos. Entre detalles cotidianos, el libro puede leerse como una novela epistolar a varias voces. Freud se relaciona con sus hijos según "una ética de la sinceridad", como anotan los editores. Aquí reproducimos dos cartas. En la de 1908, previene a su hija sobre la propuesta que la conducirá al matrimonio; en la de 1924, felicita al arquitecto Ernst por el nacimiento de su tercer hijo (Klemens Raphael, hermano del pintor Lucian Freud) y alude a la operación de mandíbula que lo agobió al final de su vida.

06/5/08

Mi querida Mathilde

Lo que me escribes no me ha tomado del todo desprevenido. Aguardaba desde luego que tú misma tomaras la palabra, pues tenía confianza en ti, y creo que no la has defraudado. Si tú estás contenta contigo, yo también puedo estarlo.

Sólo puedo darte algunos consejos y llamarte la atención sobre ciertos recaudos. Quizá sepas que, como todo lo demás, a amar también se aprende; con lo cual es difícil evitar que surjan confusiones. El primer amor no tiene por qué ser el que perdure. Seguramente tu intención de mantener un vínculo de amistad con R.[obert] H.[ollitscher] hasta que se hayan conocido es la única posibilidad sensata. Pero tú también sabes cuáles son los peligros que encierra ese camino, el acotado margen de libertad que le deja a una joven la sociedad y lo infructuoso que resulta para el individuo oponerse a lo social. Quizás el mayor peligro sea "caer" en el asunto más rápida y profundamente de lo que uno hubiese querido en un principio; insistir es, ya de por sí, parte de la naturaleza del hombre. Si aún puedes mantener la relación un buen tiempo al nivel de una amistad sobre un trasfondo de calidez, no desperdicies la oportunidad.

A través de las primeras noticias que me han llegado sobre él, tengo la vaga impresión de que su madre tiene una enfermedad mental incurable y de que él tampoco pareciera tener fama de sano. En tu esposo deberías hallar sin embargo salud y fortaleza; lamentablemente los distinguidos y decorosos no siempre son los más firmes. Sí, no tengo ninguna información certera. A partir de ahora desde luego mostraré interés y le pediré a la tía que les tire de la lengua a los Dub acerca del entorno de R. H. De seguro no considerarás indigno dar lugar, a la par de los sentimientos, a este tipo de secas consideraciones.

En estas circunstancias, que no estés aquí me resulta particularmente cómodo; espero que la conmoción no vuelva a llevarse lo que el sol y el aire han hecho por tu bienestar. En líneas generales, ya sabes que no tengo apuro en darte estado antes de los 24 y, además, espero, también habrás de gustarles a otros. Sin embargo, de allí no debes inferir que yo ya tenga algo en contra de R. H., fuera del más natural de los prejuicios, se entiende. Siempre había esperado que algún afable discípulo o alumno te llevara como recuerdo.

Ya ves, siempre estoy a tu disposición para darte consejos, pero en realidad eres tú la que debe definir cómo quieres que sea. No puedo escribirte nada sobre Salzburgo. El tiempo no alcanza, pero volveré a responderte pronto. Sólo te comento que ya es seguro que se editará un anuario.

Envíale muchos saludos a Raab y acepta los mejores deseos de

tu padre que te quiere con afecto

11/5/24

Mi querido Ernst

Tu carta de cumpleaños ha llegado a tiempo y me ha dado una gran alegría tanto por su contenido como por su carácter de rareza. Tú ahora también tienes ya tres hijos varones y pronto podrás sentir la insatisfacción que genera saber tan poco de uno u otro.

Mi tercer hijo recibió de inmediato el nombre de Ernst: ¿cómo se llama el tuyo? Si ha de ser también un arcángel sólo le queda Raphael, Uriel es muy poco corriente.

Mi cumpleaños ha transcurrido sin accidentes y con infinitos obsequios florales. La ciudad de Viena me ha proclamado su ciudadano con pomposas felicitaciones, ante lo cual sólo atiné a poner cara de bobo, pues no sé qué hacer con ese honor.

Seguramente mi destino se decida en los próximos dos meses. Si no tengo recidivas y supero la infinita variedad de molestias que me provoca la prótesis, quizá no esté mal vivir un tiempo más así. La elección del sitio para este verano también depende de mi salud, del grado de dependencia de los médicos. Actualmente, tener 6 horas de análisis no me pesa, pero me mantengo alejado de todo lo demás. El aislamiento no resulta tan fácil; recién se ha anunciado R. Rolland con Stefan Zweig.

Los saludo a ti, a la orgullosa madre, Lux, y a la pequeña plebe con el mayor de los afectos

Papá

Traducción: Florencia Martin y Alejandra Obermeier