martes, 8 de abril de 2008

ANTICIPO EXCLUSIVO: Escars, C. y cols. "Efectos de la escritura en la transmisión del psicoanálisis"



PRÓLOGO de Carlos Escars

Más allá de la consabida referencia etimológica al punzón y a la estaca, ¿cómo entender desde el psicoanálisis al estilo? ¿Como un modo de ser? ¿Un modo de hacer? ¿Un modo de estar? ¿Se trata de un “modo”? ¿Es el estilo algo que se posee? ¿Es acaso lo que nos define? ¿Lo más propio, lo más íntimo? ¿O lo más ajeno? ¿Es aquello que permanece igual pese a los cambios, o es algo que se nos aparece, inadvertidamente, y que se hace muy difícil de cernir e identificar? ¿Nos reconocemos o nos desconocemos en un estilo?
Son muchas las preguntas surgidas de este término, que para el psicoanálisis no resulta tan evidente de por sí como desprevenidamente parecería. De alguna manera este libro es producto de esas preguntas.
Pero no sólo de ellas. Los textos que componen esta compilación fueron producidos, en su gran mayoría, en el marco de un proyecto de investigación universitario UBACyT, denominado “Efectos de la escritura en la transmisión del psicoanálisis”, que se desarrolló en la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires entre 2004 y 2007. Este proyecto se inscribe en el interés, que se ha apropiado de nosotros desde hace tiempo, por indagar en el problema de la transmisión del psicoanálisis bajo diversos ámbitos y formatos. En este caso se trataba de abordar los efectos que los diversos modos de escritura producen en esa transmisión; esto es, de pensar en las vías por las que esos escritos permiten -u obstaculizan- una transmisión del psicoanálisis. Indudablemente íbamos a desembocar en el problema del estilo.
Diversas son las vías que hemos transitado para ese abordaje, algunas de las cuales se reflejan en los textos de este libro. Por una parte, el valor del detalle, de lo insignificante y nimio como determinante y característico de un estilo, es una vía subrayada en la lectura -precisamente de un detalle- de la “Obertura” de los Ecritos de Lacan que realiza Laura Quintana. La apuesta por sostener la coherencia entre el acto de leer y lo que se afirma sobre la lectura en el enunciado también está presente en el breve texto de Juan Pawlow sobre Lituraterre, que ubica a ese “escrito” de Lacan “en el litoral de la comprensibilidad”.
Otra vía que tomamos es la que persigue los efectos del estilo –pensado desde la óptica de lo singular- en esa transmisión que es inherente a la praxis misma que llamamos psicoanálisis, tanto en los avatares de la identificación en una cura, como nos propone Nora Altman, como en la función del nombre propio en el análisis, camino elegido por Patricia Luján.
La dimensión de lo singular es también lo que guía la escritura de Gerardo Pedevilla, tanto en su caracterización del psicoanálisis como praxis -diferenciada de cualquier “aplicación” que se pretenda hacer de él- como en su personal lectura de un complejo texto lógico kantiano en donde podría suponerse un anticipo de ciertas intuiciones freudianas de 1920.
Finalmente, abordamos el espinoso problema de la enseñanza institucional del psicoanálisis, en especial en el ámbito de la Universidad; problema que nos atraviesa personalmente, no sólo por la inserción universitaria misma del proyecto de investigación, sino por nuestra propia historia de muchos años de lidiar con el intento de hacer escuchar algo de la novedad freudiana a los cada vez más jóvenes alumnos que pueblan las aulas de las facultades de psicología. Bien sea desde la perspectiva de los textos y sus modos de abordaje, como desde las características que tornarían “freudiano” a un programa sobre Freud (otro modo de escrito), o desde la reflexión sobre la práctica misma de esa enseñanza: la temática resulta no sólo interesante y fructífera sino también muy poco transitada. No hay mucho escrito, ni hay mucho pensado, acerca de ella. La Universidad parece un tema tabú para el psicoanálisis. Se la desacredita por estar supuestamente gobernada por una burocracia del saber o, pero aún, dominada por una lucha de prestigios de pequeños amos que se sienten dueños absolutos de ese saber, y cuidan su “quintita” (o su “kiosquito”). Obviamente que estas miserias existen (y también se encuentran a cada paso en prestigiosas instituciones no universitarias, por lo demás). Pero no desconocer eso no impide –más bien al contrario- poder pensar un poco más allá, y abordar a fondo el problema de la trasmisión universitaria del psicoanálisis. Ese es la intención con la que se incluyen los tres capítulos firmados por quien esto escribe.
También aporta mucho en ese sentido la gentil colaboración de la profesora Anna Carolina Lo Bianco, de la Universidad Federal de Río de Janeiro, que escribe bajo coordenadas parecidas. Su actividad como coordinadora del Programa de Posgrado en Teoría Psicoanalítica de esa universidad, así como su desempeño como investigadora universitaria en psicoanálisis (alguno de cuyos desarrollos compartimos merced a proyectos oficiales de cooperación internacional en los que participamos juntos) la ubican también en el centro del problema. Su texto, que cierra nuestro libro, intenta pensar el valor de la filiación en esa búsqueda de la adscripción a una Universidad o a una institución como referente para una formación psicoanalítica.

Evidentemente las producciones de un equipo de investigación –al menos tal cual lo concebimos nosotros- no son homogéneas, ni uniformes. Cada una sigue el sesgo que los intereses (¿y el “estilo”?) del autor le impone. ¿Cómo hacer de eso un libro, una investigación o un abordaje de acuciantes problemas comunes? Ese es el desafío: que puedan escucharse singularidades sin que eso implique anarquía, inefabilidad, o solipsismo. Encontrar alguna regularidad, algún modo de generalización o de formalización que no excluya lo singular. No casualmente se trata del mismo desafío que enfrenta el psicoanálisis en tanto teoría.

Por último, una aclaración que nunca hubiéramos querido hacer. Se sabe que lo real no conoce de piedad, ni de oportunidad, ni de sentido. Simplemente irrumpe, y muestra esa inexorabilidad que amenaza siempre con dejarnos sin palabras. En medio de la preparación de este libro se produjo la muerte de nuestro compañero Gerardo Pedevilla, quien perdió su última batalla contra la enfermedad. Gerardo formó parte de nuestro equipo de investigación, y tenía los dos trabajos destinados a este libro en estado avanzado de preparación. No los había dado por terminados, pero estaban en proceso de corrección final. En parte como homenaje, y en parte por esa incoercible necesidad humana de resistir la disolución en el olvido, hemos decidido publicarlos igual, con la anuencia de su esposa, y con mínimas correcciones formales de redacción y de ordenamiento. Tratamos de hacer honor así no sólo su deseo expreso, sino también a su participación en el equipo, y a su valioso aporte a las discusiones.
Y también, por qué no decirlo, intentamos con ello resistir a lo inevitable. Tarea en última instancia vana, ya lo decía Freud. (Pero aun así...) Después de todo, ¿qué otra cosa es publicar un libro?