Es impensable una clínica psicoanalítica sin una referencia al cuerpo. La encontramos desde los primeros trabajos de Freud, evidenciando el efecto de las representaciones en la clínica de la histeria, asimismo en su elaboración en torno a la erogenización de los órganos en sus referencias al narcisismo y los asuntos de la economía libidinal. Igualmente Freud nos advirtió de las incidencias en el cuerpo del más allá del principio del placer.
Por su parte, la enseñanza de Lacan, en sus insistentes referencias al cuerpo imaginario, desde el estadio del espejo hasta “La tercera”, y en sus alusiones más insistentes al goce, no dejó de demostrarnos que para gozar se requiere de un cuerpo. Por ende, si la clínica psicoanalítica es una de las formas de tratar el goce, ¿cómo excluir el cuerpo de ese dispositivo?
Así, entonces, tenemos una clínica que no sólo se interesa por los síntomas conversivos de la histeria, sino por una gran cantidad de fenómenos del cuerpo que van desde lo relativo a su imagen, pasando por las sensaciones de despedazamiento y extrañeza con el cuerpo en las psicosis, así como fenómenos con mayor presencia en nuestra contemporaneidad como los son los tatuajes, piercings, escarificaciones etc., hasta algunas afecciones que tocan con el terreno de la medicina como los llamados fenómenos psicosomáticos, y las enfermedades autoinmunes.
Este libro realiza una aproximación al fenómeno de la autoinmunidad que no responde exactamente a lo señalado por la teoría psicoanalítica respecto del fenómeno psicosomático, por tanto es una propuesta interesante y que vale la pena ser considerada para futuras indagaciones alrededor de este modo particular de afecciones del cuerpo.