"Podemos, debemos escribir para nuestros contemporáneos obras como La república o El banquete", declaraba Badiou en Condiciones (1992), después de haber afirmado, al menos desde los años ochenta y a contracorriente de su época, su filiación platónica. A ese imperativo responde su República de Platón, que es una recreación, tanto filosófica como literaria, del famoso diálogo, poblada de referencias que van desde la antigua Grecia hasta nuestros días y nos instalan, súbitamente, en un teatro-ágora donde el pensamiento se despliega a través de un lenguaje tan sutil como vivaz. Asistimos en él a una suerte de "enfrentamiento fraterno" entre el filósofo griego y su innovador discípulo, tal vez el sello de la mayor fidelidad en una relación de maestría. Sobre el pilar de una sólida conceptualización, Badiou sostiene y reformula con brío las ideas primordiales de Platón, así como objeta otras por boca de los personajes (entre ellos, la esplendente Amaranta) o por medio de la parodia y el humor que escanden la puesta en escena. "Nunca es triste el canto del concepto", dice aquí un Sócrates que conjuga la elaboración de un comunismo por venir con la anábasis del Sujeto que, liberado de la caverna de un cine cósmico, nace a los primeros destellos de luz. La República de Platón es también una invitación a la polémica, y quien asista a este teatro-ágora en que se invoca a una multitud de personajes (Sófocles, Freud, Calderón, Mao Tse-Tung, Mallarmé, Lacan y tantos otros) se verá tentado de ser partícipe y testigo de un debate filosófico que ha sabido franquear, si no diluir, las fronteras del tiempo. Alain Badiou, filósofo, dramaturgo y narrador, pone aquí en juego su vehemencia y su peculiar inventiva para transmitirles a los lectores —a todos por igual— ese deseo. "En eso consiste —nos dice— la eternidad de un texto."
María del Carmen Rodríguez (traductora del libro)
Nota de prensa sobre el libro en el diario La Nación, de Argentina haciendo clic aquí