lunes, 20 de abril de 2009
NOVEDAD. Luciano Lutereau. "Lacan y el barroco". Hacia una estética de la mirada (Ed. Grama, 2009)
PROLOGO por Adriana Rubinstein
Cuando Luciano Lutereau me pidió que hiciera el prólogo de su libro, me produjo cierta inquietud. “No soy especialista en arte” le dije, ni en los temas del Barroco. ¿Que podría decir yo sobre eso? El me aclaró: “no se trata de eso, es un libro de psicoanálisis”. Entonces acepté. Y comenzar a leerlo fue una sorpresa y un gusto.
El libro, escrito de un modo ameno, claro y al mismo tiempo riguroso, es una verdadera introducción al psicoanálisis y especialmente a la conceptualización del objeto a, realizada desde una perspectiva original, que se vale del estudio de las lecturas que Lacan hace de ciertas obras de arte durante su enseñanza. Pero no se trata de psicoanálisis aplicado al arte, ya que, para Lutereau, “el psicoanálisis mismo encierra en uno de sus articuladores fundamentales [el objeto a] una teoría del arte”. Hay una unidad de estructura entre el Barroco y el psicoanálisis. Este libro se propone explicitar ese nudo común que llevara a Lacan a afirmar: “me coloco más bien del lado de Barroco”.
Sin duda, este libro tiene no sólo el interés de una introducción a la teoría del objeto a, sino que tiene un valor metodológico que “concierne al núcleo íntimo de la epistemología psicoanalítica”. Si bien el autor presenta, como el propósito de este estudio, “aportar a la elucidación de la pregunta por el régimen metodológico en la construcción de argumentos en psicoanálisis”, y pospone la respuesta para un segundo tiempo (con la promesa de un nuevo estudio que explicitará el proceso argumentativo realizado en el presente), sin embargo, el esbozo de esta metodología se pone en acto ya en este trabajo.
En su recorrido, el libro no sólo nos presenta una excelente revisión de los principios del Barroco que importan al psicoanálisis, sino también una reconstrucción de los fundamentos de lo imaginario, el falo y el campo escópico, en la particular relación de estas nociones con la teoría del objeto a. De este modo, se retoman algunas obras de arte visual trabajadas por Lacan, encontrando en ellas la estructura formal que le permitió a Lacan articular y problematizar la relación entre el falo y la imagen, entre el vacío y su representación, entre la escena y el objeto a como resto caído. Lo que Lutereau intenta hacer “es demostrar que las obras visuales de las que (Lacan) se sirvió en este desarrollo ocupan un lugar argumental y no sólo persuasivo”. El estudio nos muestra el empleo de las obras visuales como recurso metodológico en la construcción del objeto a, “realizando una evaluación de la competencia del psicoanálisis como una teoría estética barroca.”
La precisión y el uso de referencias poco habituales para los psicoanalistas, al mismo tiempo que la claridad de exposición y el rigor lógico de su argumentación, hacen de este libro un texto imperdible. Sin duda un escrito donde la intersección de campos de estudio apuesta al enriquecimiento de ambas disciplinas y, especialmente, a la experiencia del lector.