sábado, 14 de septiembre de 2013

Hilda K. Zbrun (comp). "Violencia y consumo en adolescentes". El sujeto en perspectiva (Letra Viva, 2013)


El resultado de la investigación sobre el tema Realidad educativa: violencia y consumo en adolescentes insertos en escuelas y universidades, llevada a cabo en el marco del CIUDA (Consejo de Investigaciones de la Universidad del Aconcagua. Mendoza) período 2010-2012, se vuelca ahora en una publicación cuya compilación está a cargo de la Magister Hilda Karlen Zbrun.

Los autores, docentes e investigadores de la Facultad de Psicología de la Universidad del Aconcagua, constituyen un equipo de trabajo que toman como marco teórico la teoría psicoanalítica de Freud y Lacan para abordar los complejos actos de violencia y  adicción excesivos  de adolescentes, la posible subjetivación de dichos actos –la mayoría de las veces vividos como ajenos o accidentales– por  aquellos, y también por los adultos vinculados a dichos adolescentes cuya mirada indiferente, cuando no ciega, insiste en mirar hacia otro lado. Cuando  en realidad son un llamado para que su palabra y sus actos intervengan de una buena vez, instalando la ley simbólica  que “brilla de violencia” por su ausencia.

Esa retirada de los adultos (padres, abuelos, maestros, etc) ante los actos de violencia y adicción de los adolescentes es ahondada por los distintos autores, porque también allí hay una ausencia de subjetivación de los adultos sobre esos actos que les incumben y de su responsabilidad ante los mismos, que exceden siempre al mero “entretenimiento”. Generalmente, y provocando una gran sorpresa, un adolescente que  atropella a alguien en la calle con un auto que no estaba en condiciones de conducir, o  la utilización por 24 horas continuas de Internet, es festejada por los adultos como una travesura, confundiendo en tal caso travesura con delito. Esto da cuenta de un tremendo debilitamiento de la autoridad de aquellos llamados a transmitir y a sostener la ley. En suma, suena muy duro decirlo: adolescentes y adultos vinculados por la mutua complicidad en la cuestión de la violencia, el consumo y las adicciones.

Cada capítulo bien leído, si bien aborda un tema diferente, revela que hubo un arduo trabajo de debate e indagación en la que todos los autores están implicados, dando cuenta que hay un sólido equipo de investigación, que cada autor conoce a fondo lo que están desarrollando los otros, y que finalmente, lograron tejer una intrincada trama que hace fructífera la lectura del texto para todo lector interesado en el tema.

Pero no sólo se destacan las fracturas de la subjetivización de los adolescentes en lo que hace a la violencia y las adicciones, y como dijimos la complicidad de los adultos que nada quieren saber de su responsabilidad en ello. También los autores se ocupan de aquellos  aspectos que hace posible  el sostenimiento de la subjetivización y del lazo social entre adolescentes y adultos, planteando coartadas sumamente interesantes que a veces logran crear mojones simbólicos donde sostenerse. Justamente allí donde son acompañados por la mirada atenta y responsable de los adultos de su entorno.

El libro se deja leer y llama a leer, son temas candentes que por lo general los adultos consideramos que no nos involucran, hasta que el acto del exceso toca nuestra puerta. Para el lector interesado en estas temáticas, allí tiene un material de lectura accesible –no precisa ser psicoanalista para ello–, y para el lector a quien la temática puede sorprenderle, vale la pena que lo lea, y encontrará en los textos cuestiones que vive a diario, y que hasta esta lectura no había dimensionado cuan implicado está o puede estar en ella.

Dra. Marta Gerez Ambertín