La sexología nació bajo el signo de la patología. Su preocupación no ha sido cuidar y aumentar el goce sexual sino marcar los límites de la sexualidad considerada normal, por un lado, y los "excesos" y "desviaciones", por el otro. De tal modo, la "normalidad" sexual estaría naturalizada por la pareja varón activo/mujer pasiva. Todas las personas que tuvieran otra sexualidad o prefirieran otras prácticas serían patologizadas y, eventualmente, criminalizadas. Durante siglos, y aún hoy, quienes se ocupan de dictaminar los trastornos sexuales desde la psiquiatría no se han alejado de los preceptos que proponían las religiones. Silvia Di Segni pone de manifiesto hasta qué punto, detrás de las distintas persecuciones, desde la caza de brujas medieval hasta los códigos contravencionales contra homosexuales y travestis, se esconde la norma de la heterosexualidad al servicio de la procreación como ideal científico y moral. El libro recorre también los avatares más recientes de las minorías sexuales en la lucha por el reconocimiento de sus derechos y los obstáculos que les impusieron los rígidos cánones de la psiquiatría.
Sexualidades. Tensiones entre la psiquiatría y los colectivos militantes constituye una investigación exhaustiva e inquietante y también una fuerte apuesta por una psiquiatría más atenta a la maximización del placer sexual y el bienestar de las personas que a la imposición y el control de lo que se considera normal.