Debo cerrar este congreso. Es, por lo menos, lo que se tenía previsto.
Freud se preocupó profundamente por la transmisión del psicoanálisis. El comité al que le encargó velar por él se transformó en la institución psicoanalítica internacional, la I.P.A. Debo decir que la I.P.A., si le creemos a nuestro amigo Stuart Schneiderman, quien habló ayer, no está animosa por el momento. Es cierto que este Congreso representa, con esta sala llena, algo que equilibra a la I.P.A.
Freud, cuando nombró a lo que llamaba su (sa) "banda", sin que se sepa muy bien si "su (sa) banda" debe escribirse "eso" (ç-a) (1), Freud inventó esta historia, es necesario decirlo, bien chiflada, que se llama inconsciente, y el inconsciente es tal vez un delirio freudiano. El inconsciente lo explica todo, pero, como bien lo articuló alguien llamado Karl Popper, explica demasiado. Es una conjetura que no puede tener refutación.
Se nos ha hablado de sexo sin sujeto. ¿Eso quiere decir que habría una relación sexual que, sin embargo, no incluiría al sujeto? Sería llegar lejos: y la relación sexual, que dije que no había, explica supuestamente lo que llamamos neurosis. Por eso me he dispuesto a indagar qué es la neurosis. Intenté explicarlo en lo que llaman mi enseñanza. Debemos creer, a pesar de todo, que esta enseñanza tuvo cierto peso, puesto que he logrado reunir a toda esta asistencia.
Esta asistencia, debo decirlo, no me asiste. Me siento particularmente solo en medio de esta asistencia. Me siento particularmente solo para las personas con las que tengo que ver como analista, aquellos que se llaman mis analizantes tienen conmigo otra relación que esta asistencia. Intentan decirme lo que anda mal en ellos. Y los neuróticos, eso sí existe. Quiero decirles que no es muy seguro que la neurosis histérica exista siempre, pero sin duda hay una neurosis que sí existe, la que llamamos neurosis obsesiva.
A esas personas que vienen a verme para intentar decirme algo, tengo que decir que no siempre les respondo. Trato de que aquello pase; al menos lo deseo. Deseo que aquello pase, y es preciso decir que a muchos psicoanalistas no les queda otro remedio. Por eso he intentado obtener algún testimonio sobre la manera en que se deviene psicoanalista: ¿qué hace que después de haber sido analizante se devenga psicoanalista?
Debo decir que he averiguado sobre ese asunto. Por eso hice mi Proposición, la que instaura lo que llamamos el pase, al cual he confiado algo que se llamaría transmisión, si es que hay transmisión del psicoanálisis.
Tal como ahora lo pienso, el psicoanálisis es intransmisible. Es muy molesto. Es muy molesto que cada psicoanalista esté obligado —puesto que es necesario que esté obligado a ello— a reinventar el psicoanálisis.
Cuando dije en Lille que el pase me había decepcionado, fue por eso, por el hecho de que es necesario que cada psicoanalista reinvente, de acuerdo con lo que logró sacar del hecho de haber sido psicoanalizante por un tiempo, que cada psicoanalista reinvente la manera en que el psicoanálisis puede perdurar.
A pesar de todo, intenté darle un poco más de cuerpo, y para ello inventé cierta cantidad de letras, tales como la S tachando la A, es decir, aquello que llamo el gran Otro, porque es la S con la que designo el significante que tacha a ese gran Otro; quiero decir que lo que enuncié en su momento, a saber que el significante tiene como función la de representar al sujeto, pero solamente para otro significante —por lo menos es lo que dije, y es un hecho que lo dije—, ¿qué quiere decir? Quiere decir que en el gran Otro no hay otro significante. Como ya lo dije, sólo hay un monólogo.
Entonces, ¿cómo es que, por la operación del significante, hay gente que se cura? Porque de eso se trata. Es un hecho que hay gente que se cura. Freud claramente recalcó que el analista no tenía que estar dominado por el deseo de curar; pero es un hecho que hay personas que se curan, que se curan de su neurosis, hasta de su perversión.
¿Cómo es posible? A pesar de todo lo que dije en su momento, no sé nada de eso. Es una cuestión de trucaje. ¿Cómo le susurra uno al sujeto que se le aparece algo en el análisis que tiene como efecto curarlo? Es una cuestión de experiencia, en la que lo que he llamado el sujeto supuesto saber desempeña un rol. Un sujeto supuesto, es un redoblamiento. El sujeto supuesto saber es alguien que sabe. Sabe el truco, ya que he hablado de trucaje; Sabe el truco, la manera en que curamos la neurosis.
Debo decir que nada en el pase revela eso. Debo decir que nada en el pase demuestra que el sujeto sabe curar una neurosis. Siempre espero que algo me aclare este asunto. Me gustaría saber por alguien, que atestiguara sobre ello en el pase, que un sujeto —puesto que se trata de un sujeto— es capaz de hacer más que lo que yo lo llamaría el palabrerío común, porque de eso se trata. Si el analista no hace sino parlotear, se puede estar seguro de que falla el golpe, el golpe que es el de efectivamente producir el resultado, es decir, lo que se llama el síntoma.
He tratado de señalar un poco más claramente el síntoma. Incluso lo he escrito con su antigua ortografía. ¿Por qué la elegí? S-í-n-t-h-o-m-a, sería un poco largo explicarles esto. Elegí esta manera de escribirlo para sostener el nombre síntoma, que se pronuncia actualmente, no se sabe bien por qué, "simptoma", es decir, algo que evoca la caída de algo, pues "ptoma" quiere decir caída.
Lo que cae todo junto es algo que nada tiene que ver con el conjunto. Un sínthoma no es una caída, aunque lo parezca. Al punto que considero que ustedes, todos ustedes, tienen como sínthoma cada uno su cada una. Hay un sínthoma él y hay un sínthoma ella. Es todo lo que queda de lo que llamamos la relación sexual. La relación sexual es una relación intersinthomática. Por eso, el significante, que es también del orden del sínthoma, por eso, el significante opera. Por eso, tenemos la sospecha de la manera como puede operar; por mediación del sínthoma.
¿Cómo comunicar el virus de este sínthoma bajo la forma del significante? Eso es lo que me he esforzado por explicar a lo largo de mis seminarios. Creo que hoy ya no puedo decir más.
Freud se preocupó profundamente por la transmisión del psicoanálisis. El comité al que le encargó velar por él se transformó en la institución psicoanalítica internacional, la I.P.A. Debo decir que la I.P.A., si le creemos a nuestro amigo Stuart Schneiderman, quien habló ayer, no está animosa por el momento. Es cierto que este Congreso representa, con esta sala llena, algo que equilibra a la I.P.A.
Freud, cuando nombró a lo que llamaba su (sa) "banda", sin que se sepa muy bien si "su (sa) banda" debe escribirse "eso" (ç-a) (1), Freud inventó esta historia, es necesario decirlo, bien chiflada, que se llama inconsciente, y el inconsciente es tal vez un delirio freudiano. El inconsciente lo explica todo, pero, como bien lo articuló alguien llamado Karl Popper, explica demasiado. Es una conjetura que no puede tener refutación.
Se nos ha hablado de sexo sin sujeto. ¿Eso quiere decir que habría una relación sexual que, sin embargo, no incluiría al sujeto? Sería llegar lejos: y la relación sexual, que dije que no había, explica supuestamente lo que llamamos neurosis. Por eso me he dispuesto a indagar qué es la neurosis. Intenté explicarlo en lo que llaman mi enseñanza. Debemos creer, a pesar de todo, que esta enseñanza tuvo cierto peso, puesto que he logrado reunir a toda esta asistencia.
Esta asistencia, debo decirlo, no me asiste. Me siento particularmente solo en medio de esta asistencia. Me siento particularmente solo para las personas con las que tengo que ver como analista, aquellos que se llaman mis analizantes tienen conmigo otra relación que esta asistencia. Intentan decirme lo que anda mal en ellos. Y los neuróticos, eso sí existe. Quiero decirles que no es muy seguro que la neurosis histérica exista siempre, pero sin duda hay una neurosis que sí existe, la que llamamos neurosis obsesiva.
A esas personas que vienen a verme para intentar decirme algo, tengo que decir que no siempre les respondo. Trato de que aquello pase; al menos lo deseo. Deseo que aquello pase, y es preciso decir que a muchos psicoanalistas no les queda otro remedio. Por eso he intentado obtener algún testimonio sobre la manera en que se deviene psicoanalista: ¿qué hace que después de haber sido analizante se devenga psicoanalista?
Debo decir que he averiguado sobre ese asunto. Por eso hice mi Proposición, la que instaura lo que llamamos el pase, al cual he confiado algo que se llamaría transmisión, si es que hay transmisión del psicoanálisis.
Tal como ahora lo pienso, el psicoanálisis es intransmisible. Es muy molesto. Es muy molesto que cada psicoanalista esté obligado —puesto que es necesario que esté obligado a ello— a reinventar el psicoanálisis.
Cuando dije en Lille que el pase me había decepcionado, fue por eso, por el hecho de que es necesario que cada psicoanalista reinvente, de acuerdo con lo que logró sacar del hecho de haber sido psicoanalizante por un tiempo, que cada psicoanalista reinvente la manera en que el psicoanálisis puede perdurar.
A pesar de todo, intenté darle un poco más de cuerpo, y para ello inventé cierta cantidad de letras, tales como la S tachando la A, es decir, aquello que llamo el gran Otro, porque es la S con la que designo el significante que tacha a ese gran Otro; quiero decir que lo que enuncié en su momento, a saber que el significante tiene como función la de representar al sujeto, pero solamente para otro significante —por lo menos es lo que dije, y es un hecho que lo dije—, ¿qué quiere decir? Quiere decir que en el gran Otro no hay otro significante. Como ya lo dije, sólo hay un monólogo.
Entonces, ¿cómo es que, por la operación del significante, hay gente que se cura? Porque de eso se trata. Es un hecho que hay gente que se cura. Freud claramente recalcó que el analista no tenía que estar dominado por el deseo de curar; pero es un hecho que hay personas que se curan, que se curan de su neurosis, hasta de su perversión.
¿Cómo es posible? A pesar de todo lo que dije en su momento, no sé nada de eso. Es una cuestión de trucaje. ¿Cómo le susurra uno al sujeto que se le aparece algo en el análisis que tiene como efecto curarlo? Es una cuestión de experiencia, en la que lo que he llamado el sujeto supuesto saber desempeña un rol. Un sujeto supuesto, es un redoblamiento. El sujeto supuesto saber es alguien que sabe. Sabe el truco, ya que he hablado de trucaje; Sabe el truco, la manera en que curamos la neurosis.
Debo decir que nada en el pase revela eso. Debo decir que nada en el pase demuestra que el sujeto sabe curar una neurosis. Siempre espero que algo me aclare este asunto. Me gustaría saber por alguien, que atestiguara sobre ello en el pase, que un sujeto —puesto que se trata de un sujeto— es capaz de hacer más que lo que yo lo llamaría el palabrerío común, porque de eso se trata. Si el analista no hace sino parlotear, se puede estar seguro de que falla el golpe, el golpe que es el de efectivamente producir el resultado, es decir, lo que se llama el síntoma.
He tratado de señalar un poco más claramente el síntoma. Incluso lo he escrito con su antigua ortografía. ¿Por qué la elegí? S-í-n-t-h-o-m-a, sería un poco largo explicarles esto. Elegí esta manera de escribirlo para sostener el nombre síntoma, que se pronuncia actualmente, no se sabe bien por qué, "simptoma", es decir, algo que evoca la caída de algo, pues "ptoma" quiere decir caída.
Lo que cae todo junto es algo que nada tiene que ver con el conjunto. Un sínthoma no es una caída, aunque lo parezca. Al punto que considero que ustedes, todos ustedes, tienen como sínthoma cada uno su cada una. Hay un sínthoma él y hay un sínthoma ella. Es todo lo que queda de lo que llamamos la relación sexual. La relación sexual es una relación intersinthomática. Por eso, el significante, que es también del orden del sínthoma, por eso, el significante opera. Por eso, tenemos la sospecha de la manera como puede operar; por mediación del sínthoma.
¿Cómo comunicar el virus de este sínthoma bajo la forma del significante? Eso es lo que me he esforzado por explicar a lo largo de mis seminarios. Creo que hoy ya no puedo decir más.