Bajo la sobria nave gótica de la capilla de Santa Agata, en Barcelona, y con las imágenes de epifanía pero también de crucifixión del Retablo del Condestable (la pintura de Jaume Huguet) detrás, las palabras del escritor George Steiner resonaban hace unos días casi a palabra de Dios, y más de una vez apocalíptica, aunque procurara matizar sus reflexiones con un "ojalá me equivoque".Steiner, nacido en el seno de una familia de judíos vieneses, políglota desde la cuna, crítico y profesor de literatura comparada en Princeton, Cambridge, Oxford o Harvard y uno de los más escuchados intelectuales de las últimas décadas ofreció una conferencia en el Saló del Tinell barcelonés bajo el título "Recordar el futuro", pero antes habló con la prensa. Las preguntas llegaron y Steiner respondió, articulando un discurso que podría haberse titulado como uno de sus libros: Diez (posibles) razones para la tristeza del pensamiento."En Europa el pasado es tan pesado y excesivo que no es seguro que podamos dar a los jóvenes un futuro, una nueva esperanza. En los Balcanes, Europa no ha podido limpiar su propia pequeña mierda, ha sido Estados Unidos el que ha tenido que venir otra vez. Las dos guerras mundiales han sido guerras civiles europeas: entre 1914 y 1945, setenta millones de personas fueron masacradas", descargó, y añadió que "el antiamericanismo europeo es un complejo de inferioridad y una mala conciencia profunda. Con la posibilidad de la derrota en Irak, Europa comienza a respirar mejor. Hay autocomplacencia si la cosa no funciona allá. Pero, ¿qué pasa en Europa? La mafia rusa compra Londres. Las mafias compran el arte y Europa comienza a no poder proteger sus tesoros...".Y prosiguió: "Hoy sólo hay una gran fuerza en Europa: el dinero. Hace 20 años mis estudiantes de Oxford querían dedicarse a la política, a la investigación... Hoy, nuestras elites van al dinero y el dinero lo compra todo en Europa, es como una droga del olvido, no queremos pensar los problemas. Y si no encontramos otro ideal, el dinero va a sofocar la vida espiritual". Y recordó que "en Europa la esperanza siempre ha estado a la izquierda desde la Revolución Francesa, y donde no hay una izquierda seria, con programa humano, hay un agujero negro". Las preguntas se le agolparon: "¿Se va a encontrar en Europa una nueva identidad que no sea contra Estados Unidos o Rusia?"; ¿es posible que en Europa, donde se ha matado a los judíos, haya posibilidad de alta cultura? "Viena, que ha dado a Freud o a Schönberg es hoy una ciudad turística sin ningún interés intelectual. En Berkeley hay parking para Premios Nobel... ¿y en Europa?". Y, por último, "para el hombre y la mujer normal, ¿qué es importante? Un retiro digno, un hospital, comida... La libertad le preocupa a una pequeña elite. ¿Vamos a encontrar un capitalismo humano, un socialismo liberal?" ¿Y la literatura? Steiner respondió: "Hoy es probable que el cine, cierta televisión o el arte conceptual sean más interesantes que la literatura. Shakespeare hoy habría sido un gran cineasta. La literatura en Europa no está en buen momento. Dar el Nobel a una dama de 88 años, aunque la admire, no deja de ser inquietante".
(Por Justo Barranco, para Clarín, 29/10/07)