EDITORIAL
(por Alberto Santiere)
Entre tácticas, estrategias y vacilaciones diversas, intentamos conducir la cura. Caso por caso, y sin que la experiencia nos avale a estandarizar tratamientos.
En “La dirección de la cura y los principios de su poder” incluida en Escritos 2 como producto del Primer informe del Coloquio Internacional de Royaumont en el ‘58, Lacan elucida lo que recorta como esencial para el recorrido analítico en aquel entonces. Entre numerosos conceptos ─centrales para la clínica lacaniana─ como que el psicoanalista sin duda dirige la cura y no al paciente, o “que no hay otra resistencia al análisis sino la del analista mismo”, reafirma el itinerario de corte hegeliano propiciatorio y tendiente a una rectificación subjetiva. Es decir, mediante inversiones dialécticas ─tal sugiere en su lectura del caso Dora─ para conmover a los nutrientes de la repetición y el goce.
La estrategia marca el rumbo, delimita el horizonte. La táctica ─el cómo, el “paso a paso”─ también se encuentra consustanciada con el posicionamiento sostenido por cada analista desde la formación y el control.
Es así que cada variable en la clínica es sensible al “desde dónde”. Pensemos sino: duración de la sesión y corte (¿duración del tratamiento y corte?), desestimación radical de lo imaginario discursivo o no, ¿interpretación vs. acto analítico?, etc. En la construcción de un análisis intervienen factores múltiples y disímiles, proporcionales a la distancia que existe entre un psicoanalista y otro, entre un paciente y otro. Por eso la importancia de fortalecer sin dogmatismos el corpus teórico que nos alienta y de intentar nuevas aproximaciones para iluminar esta travesía.
Somos permanentes aprendices en las latitudes de cuándo el silencio dice, o el hablar calla, y viceversa. Entre nosotros, y desde el poder de la palabra que revela la investigación de lo inconsciente, tenemos una gran ventaja en el campo de la salud mental, escuchamos “al que sabe”, es decir al síntoma. No resulta sencillo, pero como sentenciara el escritor caucasiano Vladimir Mayakovsky: “arriesgarse es perderse un poco, no arriesgarse es perderlo todo”.
En “La dirección de la cura y los principios de su poder” incluida en Escritos 2 como producto del Primer informe del Coloquio Internacional de Royaumont en el ‘58, Lacan elucida lo que recorta como esencial para el recorrido analítico en aquel entonces. Entre numerosos conceptos ─centrales para la clínica lacaniana─ como que el psicoanalista sin duda dirige la cura y no al paciente, o “que no hay otra resistencia al análisis sino la del analista mismo”, reafirma el itinerario de corte hegeliano propiciatorio y tendiente a una rectificación subjetiva. Es decir, mediante inversiones dialécticas ─tal sugiere en su lectura del caso Dora─ para conmover a los nutrientes de la repetición y el goce.
La estrategia marca el rumbo, delimita el horizonte. La táctica ─el cómo, el “paso a paso”─ también se encuentra consustanciada con el posicionamiento sostenido por cada analista desde la formación y el control.
Es así que cada variable en la clínica es sensible al “desde dónde”. Pensemos sino: duración de la sesión y corte (¿duración del tratamiento y corte?), desestimación radical de lo imaginario discursivo o no, ¿interpretación vs. acto analítico?, etc. En la construcción de un análisis intervienen factores múltiples y disímiles, proporcionales a la distancia que existe entre un psicoanalista y otro, entre un paciente y otro. Por eso la importancia de fortalecer sin dogmatismos el corpus teórico que nos alienta y de intentar nuevas aproximaciones para iluminar esta travesía.
Somos permanentes aprendices en las latitudes de cuándo el silencio dice, o el hablar calla, y viceversa. Entre nosotros, y desde el poder de la palabra que revela la investigación de lo inconsciente, tenemos una gran ventaja en el campo de la salud mental, escuchamos “al que sabe”, es decir al síntoma. No resulta sencillo, pero como sentenciara el escritor caucasiano Vladimir Mayakovsky: “arriesgarse es perderse un poco, no arriesgarse es perderlo todo”.
Incluye:
Dossier "Estrategias clínicas en psicoanálisis", con textos de Daniel Zimmerman, Alicia Hartmann, Sergio Rodríguez, Hugo Dvoskin, Élida E. Fernández.
Textos
"El analista como partenaire" por Silvia Ons
"El viraje de lo Real: Hegel, Nietzsche, Lacan", por Slavoj Zizek
"Hay biopolítica?", por Juan B. Ritvo
"Salud Mental: un quilombo de la gran puta", por Sergio Zabalza
"¿Amorrortu o Ballesteros? Reflexiones en torno a la historia de las traducciones españolas de Freud", por Pablo Peusner
"Psicoanálisis ad honorem: un recorrido histórico", por Gerardo Gomez.
Comentarios de Libros
"¿Qué se espera del psicoanálisis y del psicoanalista?" de Colette Soler, por Gabriela Haldemann
"Palabra, Violencia, Segregación y otros impromptus psicoanalíticos" de Roberto Harari, por Edgardo Feinsilber
Dossier Martin Heidegger
"El historiador económico y la verdad. Observaciones indispensables acerca de los escritos de Hugo Ott sobre Martin Heidegger", por Herman Heidegger.
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