“No retroceder...”
Acerca de “Psicosis no desencadenadas” de Osmar Barberis.
Ed. Letra Viva, Buenos Aires, 2007.
“Es muy molesto que cada psicoanalista esté obligado
—puesto que es necesario que esté obligado a ello—
a reinventar el psicoanálisis.”[1]
En la nutrida bibliografía psicoanalítica referida a cuestiones de índole teórico-clínico, pocas veces me he encontrado con un autor que defienda la noción de “psicosis no desencadenada” como lo hace Osmar Barberis. Esa firmeza, esa constancia, permite recorrer su libro con la tranquilidad que da saber que el autor está de nuestro lado: A lo largo de sus páginas nunca las “psicosis no desencadenadas” serán confundidas con la “psicosis clínica” ni con la “prepsicosis”.
Lo interesante es que tratándose de un trabajo que incluye un puntilloso recorrido por diversas teorías que han tenido algo para decir sobre el asunto, el lector no se pierde entre las referencias y las citas. Por el contrario, el mapa que traza Barberis está organizado por el subtítulo de su libro –“Alcance de la concepción lacaniana de los fenómenos elementales para su diagnóstico diferencial”–, eje que divide aguas entre dos concepciones principales. La primera de ellas, asociada por el autor a los archiconocidos volúmenes de “las Conversaciones” de la AMP y al libro de Roberto Mazzuca del 2001, supone que “si hay estructura psicótica entonces hay fenómeno elemental.” La segunda posición sostiene la pertinencia de los fenómenos elementales sólo para el caso de la “psicosis clínica” (desencadenada), considerándolos insuficientes en casos de “psicosis no desencadenadas”. Se apoya aquí en una serie de autores quizá menos conocidos pero no por ello menos importantes: Contardo Calligaris, Piero Feliciotti, Carlos Viganò y Élida Fernández (quizás la excepción al “menos conocidos” para los lectores argentinos).
Para zanjar el problema y realizar una propuesta –porque este libro incluye una propuesta y es por ello que Barberis se inscribe sin dificultad en la obligación política de “reinventar el psicoanálisis”– el autor da lugar al caso clínico. Aquí, lejos de la definición ostensiva habitual en este tipo de textos, el caso es “analizado”. Y para ello se recurre a la axiomática de la “teoría de la sexuación” a partir de la cual Barberis demuestra que dicha herramienta facilita y precisa el diagnóstico temprano de su paciente. De este modo el autor toma partido en la polémica cuando afirma que “la presencia o ausencia de fenómenos elementales, tal como son definidos en los textos lacanianos, no constituye un criterio suficiente para diagnosticar las «psicosis no desencadenadas»”. Barberis denuncia la pérdida de especificidad del concepto de “fenómeno elemental” cuando éste es utilizado fuera de su contexto teórico de invención.
Entonces, considerando cuestiones como el lugar del analista en el discurso del paciente, la posición del sujeto respecto del saber, el uso de una significación particular y no-fálica o el modo singular de suplencia, habilita nuevos indicadores que permiten el diagnóstico temprano sin recurrir al criterio de presencia-ausencia de fenómenos elementales.
Ahora bien: El libro propone un final abierto. Y anticipa, sin lugar a dudas, la vía por la que su autor considera que su “pasión investigativa anudada al campo de la psicosis” debe proseguir. Entonces, mientras releemos esta obra tan valiosa, esperamos ansiosos el próximo libro en el que Osmar Barberis incorpore en su estudio del problema los aportes de la última parte de la enseñanza de Lacan y, específicamente, la lógica de R.S.I.
Lacan afirma en su tercer seminario que “si el psicoanálisis habita el lenguaje, no le es dable desconocerlo sin alterarse en su discurso. Este es todo sentido de lo que enseño desde hace algunos años, y hasta ahí hemos llegado en lo tocante a la psicosis.” Con autores y libros como el de Barberis quizás podamos ir un poco más allá, porque siempre... liber enim librum aperit.
(publicado en "Imago-Agenda", junio 2007)
[1] Lacan, Jacques. “Conclusiones al IX Congreso de la EFP” (9 de julio de 1978), en “Suplemento a las Notas 1” EFBA, 1980