“Lo que hay que decir de entrada es que Harry Potter es profundamente política y habla de la Inglaterra de hoy. Leyéndolo, se tiene el sentimiento que R. K. Rowling considera, como muchos ingleses cultos, que tuvieron una verdadera revolución thatcheriana, catastrófica, y que la única posibilidad en adelante para la cultura es sobrevivir como ciencia oculta. Lo que dice J.K. Rowling no es más que, al lado de la mundialización hay otra cosa, la cultura no es impotente. La visión que J.K. Rowling tiene de Inglaterra está ligada al “momento isabelino”, ese momento esencial en que el Renacimiento Europeo se manifestó en el mundo inglés. Es la época donde el sistema inglés toma su forma definitiva, la época, notablemente, en la que las public schools y las universidades de Oxford y de Cambridge escapan a la intromisión de la Iglesia.Ahora, el Renacimiento inglés (como lo ha mostrado la historiadora Frances Yates) ha articulado el conjunto de los estudios clásicos (el griego y el latín) y el mundo de las ciencias ocultas (la magia blanca). De otra parte, esta época está representada por un personaje central, Jhon Dee, quien era sabio, alquimista, y filósofo y quien pensaba que las ciencias ocultas debían servir al bien público. Su influencia es palpable en las piezas de Shakespeare.Si se toma Poudlard, la escuela de brujos es frecuentada por Harry Potter, se ve bien que ella funciona sobre el modelo de las public school, como Eton. En cuanto al director, Albus Dumbledore, en latín su nombre significa “blanco”, como en la “magia blanca”. Y, en Dumbledore, hay dos d, una referencia a John Dee. En el dispositivo descrito por Frances Yates, lo que es visible son las ciencias clásicas; lo que es oculto, son las ciencias ocultas. En el mundo de Harry Potter, es lo contrario. Lo que es escondido, son las relaciones a las lenguas antiguas, como el latín, pero también el francés, muy presente en Poudlard con los Manantiales de Oro, Voldemort, Malefoy...Se dice que J.K. Rowling ha dado de nuevo el gusto de la lectura a los niños. Es verdad, poro eso no es necesariamente todo. Ella también ha reestablecido las relaciones con un latín lleno de virtudes seductoras, y con el francés, que tiene un lugar muy particular en Inglaterra contemporánea. Los miembros de la familia real deben aprender el francés, notablemente porque es hablado en las islas Anglo-Normandas, que hacen parte del reino. Y si los tabloides ingleses fundado muy frecuentemente del French bashing es que en Inglaterra el francés está tradicionalmente unido a la vez al poder de tipo feudal y a la cultura elitista. No es entonces por azar que Dumbledore es un amigo del alquimista francés Nicolas Flamel y si el francés está presente en Harry Potter. Esto hace parte de las relaciones que los Británicos cultos, como Rowling, tiene con el francés”.
Los condenados de la tierra contra los Moldus
“En Harry Potter, la palabra moldu significa “no brujo”, pero no únicamente. El tío y la tía de Harry, los Moldus por excelencia, viven como héroes del mundo de Margaret Thatcher, en un barrio decentito donde todas las casas se parecen. Pero la Inglaterra contemporánea es el mundo donde los Moldus han tomado el poder, con Margaret Thatcher y luego con Tony Blair. Un mundo donde se expresa la potencia del middle class. En Harry Potter y el prisionero de Azkaban, hay una tía, particularmente detestable, a quien Harry lanza un embrujo. Ella se infla y se eleva en los aires como un globo. Se puede ver aquí una referencia al Dictador de Chaplin (y una figura de la omnipotencia de la middle class vuelta loca), pero no podemos dejar de observar que la tía se llama Marge, una alusión evidente a Thatcher. En la película, por otra parte, ella lleva el mismo género de vestidos y tiene en su cabeza el mismo casco de rizos.En el mundo descrito por J.K. Rowling, hay los Moldus, que representan la middle class thatchero-blairsta (que va de la lower middle class a la upper middle class ), y luego los otros: el pueblo, las gentes cultas y los aristócratas empobrecidos, tantas gentes susceptibles de encontrarse en las public schools o en Cambridge.De la misma manera que en Poudlard se encuentran niños salidos de familias donde se tiene siempre un brujo (como el maléfico “sangre pura” Malefoy), y aquellos que, como Hermione, se vuelven brujos por el saber. Esta alianza de la aristocracia y del pueblo contra la omnipotencia de la middle class se inscribe en una larga tradición inglesa.Los poetas Byron y Shelley han escrito sobre el tema, Marx ha hablado de ello en el Manifiesto, esta idea animaba el grupo de Bloomsbury, del que hacía parte Virginia Woolf, pero también aquellos que han sido llamados los Cinco de Cambridge, los espías prosoviéticos de los años 50. Ha siempre habido en Inglaterra un movimiento, más o menos salido de las universidades, opuesto a la economía liberal. Los estudiantes salidos de Oxford y de Cambridge tienen más puntos de acuerdo con las damas de la tierra que con la middle class.”
El latín y el griego contra la mundialización
“Si Harry Potter ha tenido un tal éxito en los adultos y no solamente en los niños, es sin duda porque los Anglo-Sajones y todos aquellos que son tocados por la mundialización y perciben –concientemente o no- una máquina de guerra contra las interpretaciones mercantes del sistema democrático. Todo el mundo es igual en la carrera hacia el provecho, es lo que dice el modelo thatcheriano. Es también lo que dice el modelo americano. Y, en esos modelos, todo lo que podría representar una relación a la cultura es un obstáculo en la carrera hacia el provecho.En J.K. Rowling, al contrario, hay una idea de que el mundo de los Moldus es una suma de pequeñas opresiones. Mientras que, en el mundo de Poudlard, hay ciertas desigualdades, pero, al mismo tiempo, como la cultura es abierta a todos, Hermione, hija de Moldus, puede hacer mejor que Malefoy, hijo de brujos. Aquello que puede aparecer como elitista es de hecho una igualdad real, por oposición a una igualdad no real del mundo de los Moldus. En esto, Harry Potter es una máquina de guerra contra el mundo thatchero-blairista y la American way of life.Contrariamente a J.R.R. Tolkien quien, con El señor de los anillos, celebra un “mundo de antes” y es entonces reaccionario, J.K. Rowling es, ella, una verdadera libertaria animada por una voluntad de preservación. Es como si ella dijera: “Aprendan griego y latín en lugar de estudiar marketing. Ustedes podrán también pesar sobre el mundo de manera inesperada”. Los verdaderos magos, no son los spins doctors (los consejeros en marketing político, ndlr) de Tony Blair, sino aquellos que saben griego y latín.”
Nobleza de corazón contra tiranía
“El brujo Voldemort es en la línea de los libros una figura cada vez más aterradora, es el super-spin doctor. El detenta los secretos de las ciencias ocultas, y hace de ello un instrumento de puro poder. Porque, para J. K. Rowling, la cultura no lleva en sí misma la garantía contra su mal uso. Ese mal uso, es la pasión que un sujeto siente al oprimir a los otros sujetos, y es la única pasión que conduce a la deshumanización de aquel que es habitado por ella. En Harry Potter, Voldemort es el más grande de los malvados porque es el más grande brujo. Está habitado por la pasión de medir a los sujetos, la peor pasión posible. Y es aquí que reside la única desigualdad contra la cual no hay nada que hacer: la desigualdad en nobleza del alma, en generosidad. Harry está dotado de ella, Malefoy no.En esta historia, se tiene entonces, de un lado el mundo de los Moldus, donde la opresión es el poder sobre las cosas: del otro, el mundo de Poudlard, donde el saber puede permitir resistir a la cosificación del mundo de los Moldus, pero abre también la posibilidad de un poder sobre los sujetos. Ese poder temible, que busca Voldemort y que podemos llamar tiranía, es uno de los temas de Harry Potter, es uno de los temas recurrentes en la literatura inglesa después de Dickens y de Orwell”.
Periódico LIBERATION del 26 de OCTOBRE 2007
Traducción: Mario Elkin Ramírez